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#59 Julio

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En octubre de 2009 Charly García volvió a los escenarios argentinos a más de un año del inicio de su tratamiento. Durante el 2010 García tocó varias veces en el Luna Park y en diversas ciudades del país, Latinoamérica y hasta en Israel. Por primera vez en toda su carrera, García está tocando en vivo con dos guitarristas estables. Uno es Carlos García López, histórico sideman de Charly; el otro es Kiuge Hayashida, no menos legendario compañero de García de la era Say No More. Ambos guitarristas (con sus respectivas Les Paul y Stratocaster

Carlos García López

“Mi viejo me traía maestros a casa. Tuve uno que en el ambiente del jazz de ese momento le decían Quique Viola, que había tocado con Baby López Furst, Astarita, Jorge ‘Pampero’ Navarro, los hermanos Barbieri, etc. Era un ambiente muy bueno que yo en un momento empecé a curtir, más allá de que mi formación es netamente rockera. Yo soy más de estirar y los guitarristas de jazz tocan más limpio, tipo Ricardo Lew, pero son tipos súper capos. Y también estudié con Juan Barrueco, que tenía el dúo con Bernardo Baraj. Hay muy buenos músicos que por ahí no son tan buenos profesores. Yo me considero un buen profesor, tengo paciencia y me encanta. Es que hay que estudiar. Me pasó muchas veces de estar en un bar o en cualquier lugar con Charly y que el Flaco (García López se re ere a Charly como ‘el Flaco’)

agarre un papel o una servilleta, trace cinco rayas y escriba ahí un arreglo para mí, sin tener referencia de nada y sin ningún instrumento para chequear lo que escribe. Es un ejemplo Charly, más allá de su genio natural, es un ejemplo de dedicación. Hay que estudiar, saber lo que pasa en el instrumento, cómo se forma un acorde”.

“Esta es mi tercera etapa en una banda de Charly. Hay un cambio muy bueno, eso es indudable y está a simple vista. Pero por suerte algo no cambió, y espero que no cambie nunca, que es su cabeza musical. Aún en sus momentos más oscuros él siempre brilló, eso hay que decirlo, aunque tal vez en algún momento esa oscuridad opacó todo su brillo. Ahora con Charly podés hablar, está abierto, escucha. Podemos ir a ver un partido de fútbol en Ecuador y a comer quesadilla a un mercado en México. Y musicalmente cada vez está mejor, cada show es mejor que el anterior. (...) Me muero con lo que suena la banda. Los chilenos son divinos, yo los adoro, eran un trío que tocaban en un bar pero Charly no es ningún boludo, por algo los eligió. 

Ahora hay temas como ‘Rock and roll yo’ o ‘El amor espera’ que Los Enfermeros no grabamos y me encantan, una onda Led Zeppelin alucinante.”

“Mi guitarra clásica es la Telecaster (que aparece en la tapa de su último disco, Esta vez invita el Negro), me acompaña desde que tengo 15 años. Se la compré a un guitarrista amigo de mi papá. A veces toco con mi banda en lugares pequeños y me gritan que toque con la Telecaster, muy loco ¿no?, piden la aparición de la Telecaster. Con Charly también usaba una Kramer blanca y negra, que compré en el 86 en Los Angeles, cuando fuimos a grabar con Miguel Mateos. Lo que pasa es que ahora estoy muy enamorado de una Les Paul y una SG que compré recientemente. Las Gibson tienen un sonido muy dulce, con Los Enfermeros tocaba una Les Paul negra de Charly creo que en ‘Adela en el carrousell’ y me gustaba mucho. ¿A quién no le gusta una Gibson? La Les Paul se la compré a Fabián Giordano (actual sonidista de García), se la compré con los ojos cerrados porque si es suya está impecable. Tuve muchas guitarras pero siempre tenía que vender una para comprar otra. Pero de la Telecaster no me desprendo. Estuve en Rudy’s en New York y Rudy me dijo que me daba 7 u 8 mil dólares. Mi guitarra tiene palanca que le puse yo... si la dejo original me daban esa plata. Pero no, ¿para qué? Uno se enamora del instrumento”.

Kiuge Hayashida

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“Desde chico escuché rock argentino. Por eso para mi es muy emocionante estar tocando con uno de los más grandes. Recuerdo que tenía un amigo que fundó el grupo La Ley, Iván Delgado, éramos vecinos y tocábamos en un grupo folklórico, antes de que él armara La Ley. Él era un gran coleccionista de música, tenía muchos vinilos y tenía casi toda la música argentina. Era muy fanático de Charly y también nos gustaba mucho Spinetta. La música argentina estuvo en mi vida desde muy chico”.

“Con Toño (Silva, el baterista chileno) teníamos un grupo llamado Blues Brothers Chile con el que hicimos un disco en el 98 en el estudio de un grupo chileno llamado Agua Turbia. Luego no separamos del bajista y entró Carlos (González, el otro integrante del trío) y ahí nos dedicamos a hacer otra cosa, comenzamos a tocar en un boliche en el que acompañamos a un entertainer chileno que es Miguel Piñera, el hermano del actual presidente. Con él estuvimos diez años, él tenía unos bares y hacía su show allí, era como un animador, cantaba un par de temas y nosotros éramos la banda que acompañaba a todos los artistas que pasaban por ahí. Uno de esos artistas fue Charly, en el año 2001, tocamos con él y a los pocos días vinimos a Buenos Aires a tocar en un concierto de él en El Teatro, ahí compartimos show con su anterior banda. Cuando tocábamos en los bares no teníamos un repertorio tan amplio de Charly. Conocíamos un par de temas, Carlitos y yo teníamos más presente el repertorio de Serú Girán. Toño sabía más la época solista. Y todos habíamos escuchado a Sui Géneris. Charly lo dijo en la prensa chilena y, también me lo dijo a mí, que a él le gustaba el sonido de nosotros tres, le gustó el sonido del trío. Fue increíble lo que nos pasó, porque nos vio y quiso tocar al tiro con nosotros, fue una fortuna muy grande. Tal vez él andaba buscando en ese momento otro sonido y nosotros estábamos ahí.»

“Dentro del caos Say No More había un orden, es una frase que él dijo, era un caos ordenado o un orden caótico. Siempre había un clic de donde sujetarse y siempre había cosas nuevas, yo lo sentía muy bien. Charly estaba intentando crear, trabajando 30 horas diarias. Aunque nosotros estuviéramos en Chile siempre estábamos en contacto, yo lo llamaba, conversábamos y cuando estábamos en Argentina nos veíamos más que ahora. Ahora nos vemos en los ensayos, antes pasábamos mucho tiempo juntos, en su casa, veíamos videos, tocábamos cosas nuevas, agarrábamos la guitarra, conversábamos, grabábamos en una grabadora chiquitita que tenía. Luego estuvimos mucho tiempo sin contacto con Charly hasta que nos volvieron a llamar. Fue una sorpresa fantástica. (...) Ahora todo es más racional, antes era más visceral. Siempre ensayamos, antes y ahora, pero antes Charly podía cambiar en el momento la estructura de todo un concierto por la vibración que sentía en el escenario y había que seguirlo. Ahora trabajamos como trabajan todas las bandas. Charly adoptó la costumbre de tener un piano en el camarín y antes de subir al escenario nos ponemos a cantar y esa gimnasia se nota en los conciertos. Cantamos covers de Stevie Wonder, jugamos antes de salir a tocar, en un momento muy lindo”.

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