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#60 Agosto

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Adrian Belew

Llegó sin pompa. Hizo dos shows y una clínica de guitarra. Y se volvió a ir. Fue una de las visitas del año. La nota de tapa de agosto dio cuenta de su sabiduría guitarrística.

“Las métricas raras las aprendés a sentir en tu corazón, en vez de andar pensando ‘1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 13’ lo que tenés que hacer es conseguir que de alguna forma se sienta natural. Yo empecé como baterista, así que yo tengo cierto margen porque entiendo el ritmo mejor que algunos guitarristas. Así que cuando toco 7/8 simplemente muevo mi cuerpo sin pensar que hay siete notas en vez de ocho. ¿Alguna vez se preguntaron cómo Robert Fripp y yo desarrollamos el sonido que teníamos en los ochenta? Es una idea que tiene treinta años pero sigue siendo una buena idea. Una persona toca una gura en siete notas y la otra persona toca exactamente la misma gura pero deja afuera la última nota, entonces no está tocando siete notas sino seis. Voy a tocar la parte de Robert, la voy a loopear, y sobre esa tocaré la mía, para que vean cómo funciona. Voy a tocar la primera gura en siete que quedará sonando una y otra vez, y luego tocaré la segunda en seis. Después de seis veces la gura de siete se va a unir con siete veces la gura de seis. Es matemática”.

“Uso otras a naciones cuando me quedo sin ideas, porque cuando usás otras a naciones ya no sabés lo que estás haciendo, así que no podés apoyarte en los viejos patterns. El proceso creativo para mí generalmente viene incluso antes de tocar un instrumento. Muchas veces me sentaba tranquilamente esperando que la música viniese a mi mente y encontrase una manera de tocarla. Es un gran ejercicio creativo intentar imaginar cómo sonará un disco y repetirlo una y otra vez hasta que no olviden. Cuando estaba escribiendo las canciones para mi primer disco solista, Lone Rhino (1982), la canción “Lone rhino”, yo estaba parando en la casa de David Bowie en Suiza, eran las dos de la mañana, yo no tenía guitarra, y de repente pude oír ‘I’m a lone rhinoceros’, y pude oír la manera en que la batería sonaría; pude oír toda la cosa en mi cabeza”.

“Estuve mucho tiempo buscando la guitarra perfecta para mí y la encontré, la Parker Fly, y desde el momento en que la agarré sentí que podía tocar mejor y supe que era perfecta para mí. No es perfecta para Robert (Fripp) pero en verdad siento que es, en los últimos cincuenta años, la única guitarra que ha dado un salto para adelante con respecto a las guitarras de los ‘50 como Fender o Gibson. Por más que ame a muchas de esas guitarras todas tienen alguna falla. Entonces un hombre llamado Ken Parker se tomó veinte años de su vida para ver cómo podía solucionar esos problemas. Y terminó haciendo esta guitarra que tiene sonido perfecto, es liviana como una pluma, todas las notas suenan a nadas, sin ningún problema. La guitarra se mantiene perfectamente a nada (...) Cuando Parker me lo pidió (para diseñar la Adrian Belew Signature), yo no cambié nada del diseño de la guitarra en sí, sino de la electrónica. Le hice poner un micrófono de sustain (Sustainiac Stealth Pro), es algo que estuve usando con mis otras guitarras. Con esta perilla encendida puedo mantener sustain todo el tiempo que quiera. En los últimos quince años he probado sintetizadores de guitarra o la he tocado a través de un teclado; sólo podés hacer eso con un micrófono MIDI. (...) El último cambio que agregué fue una perilla, algo que hace Line6 llamado Variax. Así como los emuladores de ampli cadores pueden sonar como un Marshall o un Fender, el Variax puede modelar veintiséis distintas guitarras, incluyendo una variedad de Fenders, Gibsons, Rickenbackers, guitarras acústicas, incluso un sitar, o un banjo. (...) Es la última cosa electrónica que le agregué a esta guitarra de por sí perfecta. No podría estar más feliz, es la mejor guitarra del mundo”.

Ernesto Romeo

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Docente, ex colaborador de esta revista y tecladista analógico. Sus toneladas de teclados (Mellotron, MiniMoog, Clavinet y un largo etcétera) son preciadas especies que se revalorizaron en la última década y media luego de ser ninguneados a partir de los años ‘80 con la aparición de los teclados digitales. Este año Ernesto comenzó a grabar en Estados Unidos un disco a dúo con John Medeski, el tecladista de Medeski, Martin and Wood. Esa la fue la excusa del encuentro aunque, por suerte, la entrevista desembocó en una suerte de elaboración de su credo artístico.

“Empecé a estudiar música en el año 85 con la idea de tocar el sintetizador pero creía que tenía que saber tocar el piano para tocar el sintetizador. Cosa que no es así, cuando tuve mi primer sintetizador me di cuenta que no sabía hacer nada y la técnica del piano no me servía para nada. Estaba fascinado con los instrumentos que escuchaba en los discos y fue una decepción muy grande cuando me enteré, por boca de Lito Vitale, que en el MiniMoog no se podía tocar acordes. Es decir: toda la música que escucho de MiniMoog se hizo con un dedo.

Hay una anécdota famosa que cuenta Rick Wakeman: su primer MiniMoog se lo compró a un actor a un precio regalado, este actor decía que el instrumento no andaba bien porque sólo podía tocar de a una sola nota... Cuando salí a comprar mi primer sinte analógico en las casas de música me decían que eran una porquería que no servían para nada, los tenían tirado por ahí a precios regalados. Entre el 92 y el 93 compré el Mellotron y el MiniMoog, te los tiraban por la cabeza, sentían que te estaban estafando, se me reían, me ponían apodos en las casas de música, me decían el monofónico porque yo preguntaba si tenían teclados monofónicos. Pero bueno, luego la tortilla se dio vuelta y todos se dieron vuelta rápido. Muchos músicos se dieron cuenta que el DX7 no era un instrumento que iba a reemplazar un Oberheim o un Moog. Tipos como Chick Corea nunca dejaron de usarlo por ejemplo”.

“Muchos músicos se asombran de que yo salga a tocar con todos mis teclados en vivo mientras ellos tienen todo eso en una Mac. Bueno, ellos saben que una Mac no suena igual. La diferencia entre un plugin del Moog y el Moog es para llorar. Todo por estar en una supuesta vanguardia, lo que me parece una ridiculez; para mí en el arte no se avanza. Pasó con gente como Fattoruso, por ejemplo, que es un tecladista increíble, que manejaba los sintes muy bien, en los discos de Opa hay una tímbrica muy linda entre los teclados. Cuando el tipo pegó el DX7 empezás a escuchar todos los solos que hacía con Rodhes o Wurlitzer con el sonidito del piano del DX7, aun cuando Fattoruso hace sonar el DX7 como nadie, pero extrañás que no tenga algunas cosas más. Me dirán que es mucho más simple y liviano llevar un DX7 que todo un arsenal de teclados. Sin querer ser fundamentalista ni criticar a nadie, simplemente digo mi postura: el arte no es algo cómodo, una orquesta no es una cosa cómoda, yo no quiero que deje de existir la orquesta y la reemplace algo más cómodo, ni como músico ni como audiencia. Por ahí abaratando y achicando tenés más ganancia pero ya estás pensando en algo que no es la música, en esa situación no es la música lo importante. En todos lo proyectos que toco llevo los instrumentos que creo que tengo que llevar porque me permite hacer la música que quiero y cómo la quiero hacer. Me encanta cuando aparecen instrumentos livianos y muy buenos, me ha pasado con los Clavia, yo nunca había aceptado tocar con emulaciones porque no me inspiran. Cuando un instrumento está muy bien hecho se transforma en algo más que la emulación, es un instrumento que te devuelve algo. (...) La búsqueda de la “perfección sonora” demostró, cuando se obtuvo, que era algo que no tenía vida. En los discos de Tangerine Dream de los ’80, todos hechos vía MIDI, no pasa nada, era mucho más interesante cuando los instrumentos se les iban de control. Lo que nos gusta del arte son esas pequeñas cosas donde se cuela la percepción del ser humano. La admiración por la máquina la podés tener en el inicio de algo, luego ya te deja de entregar, se transforma en un utilitario. Es mi opinión, hay otra gente que opina exactamente lo contrario y deben pensar que soy un imbécil que le gusta romperse la espalda cargando instrumentos... Pero es mi punto de vista”.

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