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#62 Octubre

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Javier Malosetti

Publicó un nuevo disco (Ten) con banda nueva (Electrohope). A n del año pasado estuvo en el multitudinaro concierto de Las Bandas Eternas spinettianas. Inquieto, prolí co, buen conversador, jazzista, blusero y roquero. Malosetti no defrauda.

“Yo siempre me sentí más violero, a mí me gustan más los guitarristas, ya los bajistas me embolan. Me encanta escuchar a Jaco (Pastorius), por supuesto, pero siempre me gustó el fraseo de los guitarristas, tanto el blusero o roquero de estirar y esas cosas como el fraseo bebop volcado a la viola de muchos guitarristas de jazz o de fusión. Entonces me in uencié más con eso que con bajistas. Yo el bajo lo tocaba una octava abajo. Me acuerdo que conocí al Whammy cuando lo trajo Doug Wimbish a una clínica de batería de Will Calhoun (ambos de Living Colour) en el SADEM y tocaron en dúo; de repente él tocó unas cosas y las levantó un par de octavas y me arrancó la cabeza. ‘Quiero uno’, y lo fui a ver al pedal rojo, un amigo me lo trajo del exterior y ahí nació este amor por tocar las melodías una octava arriba o con el sonido octavado, que es el que más me gusta usar”.

“Pastorius es una parada obligada para cualquier músico de mi generación en adelante, cualquier instrumento que toque, para mí es así”.

“Hay muchas formas de arribar a la inspiración. ‘Crazy B’ fue una zapada en una prueba de sonido y empezamos a joder con eso. Si estoy tocando el bajo, el tema va a tener más groove. ‘Delpo’ es un tema que nos juntamos nada más que con Tomi (Sainz) a tocar en la sala y lo formateamos así, bajo y bata. Después hay temas que no tenés nada, vas caminando por la calle, no tenés ni la viola ni una cornetita, y te va a acompañar hasta que llegás un lugar a muñirte de una guitarra y un lápiz y un papel. Hernán (Segret) me instaló el Nuendo, de hecho ‘Abide with me’ lo grabé así, con un micrófono pedorro que usamos en la sala”.

Martín Carrizo

Fue baterista de A.N.I.M.A.L., de Walter Giardinov y Gustavo Cerati. Pero en el 2010 fue protagonista lateral de uno de los lanzamientos del año, como productor e ingeniero de El perfume de la tempestad, el nuevo álbum del Indio Solari.

“Siempre me gustaron las baterías que pudieran cantar, con medidas chicas, yo usaba 8’, 10’, 12’, 13’ porque sentía que de nía más; en A.N.I.M.A.L. tocaba con esas medidas, esa era otra de las cosas particulares que tenía la banda: como que yo tocara más pegado a la guitarra de Andrés (Giménez) que al bajo de Corvata. Fijate que por ejemplo lo ves ahora a Lars Ulrich y usa medidas chicas, al igual que el baterista de Dream Theater (Mike Portnoy). Yo creo que el volumen lo tiene uno, en el cuerpo, sino jate Phil Collins o Willy Iturri, cuando bajan la mano derecha te vuelan la cabeza”.

“Lamentablemente creo que el CD como formato físico murió. Una vez me junté con Agustina (Cumbio, la popular adolescdente ogger) porque una persona me convocó para que le produzca unos temas. Lo primero que hice fue conocerla, así que me mandé una tarde para su casa. Nos pusimos a escuchar la música que ella escuchaba, pop francés de los ‘80, música ogger, para saber cuál era su onda, por donde pasaba su gusto musical, y es música que a mi me gusta mucho, imaginate que grabé con Giardino, A.N.I.M.A.L., Cerati, música para chicos con (su hermana, la conductora infantil de TV) Caramelito y ahora con el Indio, y todo lo que hice lo disfruté. Así que una vez que armé las maquetas para el proyecto, se las llevé a Agustina y le dije si quería que le quemara todo en un CD y me dijo: ‘No, dejá, bajámelo acá’ y me dio su teléfono. Cuando vi eso pensé, listo, esto está terminado, las nuevas generaciones no lo quieren ni regalado”.

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“Siempre escuché a Los Redondos, me gustan, me gusta lo que hace el Indio como artista. Es un tipo fanático de las guitarras, de lo extremo y de los relieves, como yo. Un día en una casa de música, me presentan al manager del Indio (Julio Sáez, ex guitarrista de Plus, manager de Solari) y me pregunta si estaba tocando; en ese momento yo estaba produciendo en mi propio estudio. Al poco tiempo Julio se acercó al estudio y me contó que trabajaba con Solari, y que estaba buscando un ingeniero para su nuevo disco. Así fue que le mostré mis laburos, con A.N.I.M.A.L., con Cabezones, con Abel Pintos, Caramelito, etc. Yo a esa altura ya no lo podía creer y le conté a Julio mi anécdota con Los Redondos. A los 15 años yo ensayaba en una sala en Chacarita. En la sala de al lado había una banda que yo los escuchaba laburar durante horas, tocando la misma canción 30 veces, cambiando las partes, probando en el ride en lugar del hi-hat, con un corte, sin el corte, muy obsesivos y me parecía alucinante lo que hacían. Una tarde yo estaba armando un estuche para mi tambor y ellos estaban esperando a un baterista para audicionar. El baterista llevaba una hora de retraso y el cantante de la banda me pregunta si yo era el baterista de la sala vecina y si no estaba dispuesto a dar una prueba porque el baterista que esperaban no había llegado. Por supuesto dije que sí y al segundo sonó el timbre, era el baterista con las manos engrasadas y cuenta que llegó tarde porque se le rompió la moto; fue disculpado, audicionó y quedó en la banda. Era Walter Sidotti, el cantante era el Indio y la banda, Los Redonditos de Ricota. Luego Julio me comentó que el Indio se acordaba de esta historia, que se acordaba de mi y que había seguido mi carrera durante todos estos años. Yo lloraba”.

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