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Aston Barrett: "Mi, La, Re y Sol... con eso es suficiente"

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Participaste junto a Bob Marley en la producción y en los arreglos de muchos de los discos de The Wailers ¿En qué consistía ese trabajo? Yo ya lo hacía desde antes de tocar con The Wailers, cuando tocaba con The Hippy Boys donde tocaba la guitarra, y eso fue antes de conocer a Bob, incluso antes de tocar con The Upsetters (la banda de Lee “Scratch” Perry). Nosotros ya tocábamos roots y yo participaba en el estudio haciendo los arreglos de las canciones.

Pero se dice que en los discos de The Wailers eras como el director musical de la banda. Junto a mi hermano Carlton (baterista de The Wailers) formábamos la base musical, éramos los cimientos, el piso en donde se construían las canciones, como los cimientos para construir una casa. Juntos componíamos las canciones y estuvimos junto a Bob durante todos los ‘70. Nosotros armamos la banda, hacíamos y arreglábamos las canciones.

Por eso te defenís como “el arquitecto del reggae”. Exacto. Esa es mi misión, llevar el mensaje del Dios Todopoderoso, las raíces de la música de Jamaica a todo el mundo junto a The Wailers.

¿Y dónde están esas raíces en el reggae, dónde está ese sonido tan particular del estilo? En el corazón, se lo puede sentir como un gran latido, heartbeat, es un lenguaje universal. La música reggae lleva el mensaje de raíces, cultura y realidad a todo el mundo. El roots te llega desde el corazón, desde el alma, lo sentís en el pecho (hace un gesto llevándose la mando al pecho) “bum, bum”, es el mood que lleva el rastafari adonde va, es como un mensaje y a mí me toca ser ese mensajero, es muy gratificante.

Dentro del género es muy común encontrarse con el trabajo “en pareja” de bajista y baterista ¿Cómo debe funcionar esa interacción entre bajo y batería? Funciona como en el cuerpo humano, la batería es el corazón de una banda, marca el pulso, los latidos son el ritmo del corazón. El bajo es lo que te sostiene, la columna vertebral. Si en tu cuerpo el corazón no late te morís y si tu columna vertebral no está firme te caés al piso. Bajo y batería deben sonar fuerte y gordo, unidos, siempre juntos, no pueden flaquear porque todas las melodías se construyen sobre ellos, golpe de bombo y los tonos del bajo. Pocos golpes y pocas notas, no hace falta mucho más. Sentir cada nota que estás tocando, marcando bien cada tono, sentir que te moviliza, que te hace bailar.

¿Cómo conseguís esa “gordura” en el bajo? Tomo el bajo y lo pongo bien cerca de mi pecho, arriba, bien pegado al cuerpo casi, dando la sensación de estar tocando un contrabajo. Busco una ecualización plana, no uso ningún pedal ni ningún tipo de efecto que transforme la señal. Siento directamente la vibración del instrumento en mi cuerpo. Mi estilo es old school: bajo y cable directo al amplificador, nada más. Veo bajistas de reggae que usan bajos de 5 ó 6 cuerdas, yo también lo hice con bajos de 5 cuerdas o circuitos activos, y nada de eso es necesario. Teniendo Mi, La, Re y Sol es suficiente para mí (risas), sólo el sonido puro del bajo. En el estudio está bueno jugar con las perillas, se pueden obtener buenos sonidos, gordos y profundos, pero en vivo lo mejor es salir solo con tu instrumento y tu equipo.

Tus grabaciones son una enorme influencia para muchísimos bajistas del mundo, pero ¿cuáles fueron tus influencias cuando comenzaste a tocar? Cuando era niño, en Kingston, recuerdo que escuchaba la llamada de los tambores Nyahbinghi que bajaba desde las montañas y siempre ese olor a ganja (marihuana). El Nyahbinghi (literalmente, “latidos del corazón” es el sonido, el ritmo de los Rastafaris en las ceremonias lo cual me impulsó a buscar ese sonido. Junto a mi hermano escuchábamos la música de mi madre, la música que se escuchaba en la isla, entonces decidí armar mi primer instrumento. Tomé un pedazo de madera, una vara larga de madera y la partí en dos partes, con un clavo las uní y puse la parte más corta en el extremo de la parte más larga, como en forma de cruz, y ese mismo clavo sostenía un cable, que había robado de mi madre donde ponía ropa. Eso era la cuerda, la única cuerda que tenía. Al comienzo tenía un sonido muy débil, pim pim, y no me gustaba. Entonces mi hermano me trajo algo así como una vasija grande, de boca ancha, ahí puse la parte más larga de la vara y la cuerda, y comenzó a sonar más grueso pum pum. Ese fue mi primer bajo, con una sola cuerda que era una única nota (risas).

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En la época de Catch a Fire (Bob Marley and The Wailers, 1973) el sonido parecía ser más oscuro y con los años fue tomando luz ¿Pensás lo mismo? Es posible, mucho tiempo y muchas cosas pasaron en esos años, las cosas fueron cambiando y nosotros también. El mundo en el que vivíamos vivía muchos cambios, Bob lo veía y la música y las letras lo expresaban de ese modo.

Para ese momento dejaron de grabar en Jamaica para hacerlo en estudios de Londres... (Piensa) 22 Saint Peter´s Square, en Londres, grabamos en los estudios Island, ahí hicimos Exodus (1977), pero antes ya habíamos grabado en Miami. Fue después del atentado en la casa de Bob en Jamaica, de ahí nuestro “éxodo”.

¿Vos estuviste ahí esa noche? Claro, yo estuve ahí y un disparo me pasó por al lado, fue una emboscada, por eso el tema “Ambush in the night” (Emboscada en la noche) del disco Survival (1979). Las cosas no estaban bien y teníamos que irnos, esa noche nos protegió el Todopoderoso y por eso compusimos el disco Survival, Bob fue un sobreviviente, él no debía morir ese día.

¿Actualmente cuál es tu bajo de cabecera y con qué amplificador lo complementás? Ahora estoy usando bajos Fender Jazz Bass. Lo había usado durante mucho tiempo, pero iba cambiando, muchos sponsors se acercaban y me daban sus modelos. Usé Gibson, Steinberger, pasivos y de sistema activo, mucho antes tuve un Kent, pero siempre fue el sonido de Fender el que más me gustó. Fender Jazz Bass de 4 cuerdas es todo lo que necesito para tocar reggae, y hace unos años Fender me dio un modelo especial en mi honor. Uso equipos Ampeg o amplificadores David Eden.

¿Creés que el mensaje de Marley se mantiene vigente con el paso del tiempo? El mensaje del reggae está presente en todo lo que nos rodea, habla de conciencia, correctividad y positivismo. Es la cultura de Jamaica y del rastafari, está en las profecías, la amenaza es global. Nosotros seguimos con nuestra música, que es nuestro mensaje, no tiene final, es como la luna, y decimos que cuanto más vieja es la luna, más brillante será.

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