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Atilio Talín: memorias del ladero de Piazzolla

Talín

Entrevista: Luis Mojoli

Atilio Talín fue amigo, mánager y apoderado de Astor Piazzolla durante tres décadas. Conoció sus secretos y aspectos más profundos y vivió el día a día junto a esa mente maestra considerada como uno de los compositores argentinos más importantes del siglo XX. 

Amado y vituperado por igual en nuestro país, Piazzolla sigue despertando pasiones encontradas aún en el siglo XXI. En el centenario de este genio de la música, qué mejor que recurrir a las memorias de Talín para brindar más detalles sobre el inolvidable creador de "Adiós Nonino". Parte de esos recuerdos pueden leerse en "Mi vida junto a los grandes del tango", el libro que Talín lanzó en marzo de este año a través de la editorial Catálogos. Y otra parte, en este diálogo que REC Or Play mantuvo -al ritmo del 2x4- con "Tanuca", el apodo con el que Astor bautizó a nuestro entrevistado décadas atrás. 

Insam

Desde niño en tu casa se respiraba tango. ¿Cómo conocés a Pichuco?
Papá nace tres casas linderas de Aníbal Troilo en el Abasto. Eran amigos, compartieron el colegio.  Lo conocí una tarde a través de mi padre. Fuimos a su casa, recuerdo que nos atiende su esposa, Zita, y entonces aparece Troilo, recién duchado, afeitado, con su bata de seda roja, y mi viejo le dice: "Acá lo tenés a Atilio". El "Gordo" se me acerca con esa cara angelical, me toma de los cachetes con toda ternura y le responde: "José, ¡qué lindo pibe que tenés!" y me da un beso...

Talín 2021

¿Recordás alguna anécdota con él?
Troilo y mi viejo eran de River y una vez me llevaron al Monumental. Yo me sentaba en las escaleritas y cuando le pedían autógrafos le hacía de pupitre para que Aníbal firmara autógrafos en mi espalda.

A los diez años tus padres te mandan a estudiar piano al Conservatorio de Música Alberto Williams…
Sí, ahí en la avenida Las Heras y Uriburu. En el subsuelo había una salita acústica con pianos verticales para aquellos que querían practicar. Era tanta la pasión que tenía por el tango que un día me pongo a tocar un tema de Mariano Mores y fue como que me hubieran encontrado con drogas. Llamaron a mi padre para que llamaran al "orden". En ese momento el tango era una música mal mirada, supongo que por su origen vinculado a las clases populares y a prostíbulos. 

Piazzolla y Talín

Piazzolla y Talín

Años más tarde gracias a maestros como Piazzolla se convirtió el tango, como decís en tu libro, en un emblema de Buenos Aires. ¿Cómo fue que conociste a Astor Piazzolla?
Con el Quinteto Nuevo Tango, Piazzolla logra un contrato para tocar en la catedral de la buena música, "Jamaica". Yo seguía teniendo un vínculo muy estrecho con Pichuco, acompañaba a Mores y mientras tanto trabajaba en mi agencia de autos importados, en la que había empezado a los veinte años y que hoy dirige mi hijo. Me convertí en fanático de Astor, uno de los pocos de esos años. Yo siempre fui sociable. Pero había una excepción: Piazzolla. Tenía temor de conocerlo. Muchas veces me había pasado al lado y yo había estado a punto de hablar con él, pero siempre me quedaba callado. Yo aprovechaba esos lugares como "Jamaica" también de vidriera para mis autos: me iba con algún modelo exclusivo y lo estacionaba en frente. Una noche voy a escuchar a Astor, creo que manejando una Giulietta. Cuando el quinteto termina de tocar, los músicos bajan del escenario y enfilan entre el público en dirección a la salida. Lo veo venir primero a Astor y corro la vista, pero él se dirige directo hacia mí y me dice "¡Lindo el Alfa Romeo! ¿Verdad?".

¡Qué momento!
Casi que me muero. Me dijo que, después de la música, los autos eran lo que más le gustaba. Mentira, porque el segundo lugar era para la pesca del tiburón y comer. De cualquier manera, lo invité a dar vueltas por todo Buenos Aires y así nos hicimos amigos. Siendo los dos de origen italiano, de entrada nos bautizamos "Tanuca". Casi no me decía Atilio, ni yo a él Astor: siempre Tanuca. Al tiempo él se muda a Congreso, sobre Entre Ríos al 500, a doscientos metros de mi agencia. Y entonces se cruzaba todo el tiempo a charlar.

libro talín

El libro de Atilio Talín

¿Cómo fue esa oportunidad en la que Astor hizo una juntada con músicos de rock?
Astor me sugirió que hiciéramos una reunión con todos los muchachos. Me contacté con Litto Nebbia y es a través de él que vienen Charly García, Luis Alberto Spinetta y un montón de músicos más. Fue en este mismo departamento (antes que fuera mi búnker fue la sala de música donde Astor compuso varios temas de su gran repertorio) que por la gran cantidad de músicos que eran, tuvimos que correr los muebles y se tuvieron que sentar en el suelo con las piernas cruzadas. Un recuerdo muy emocionante. Pero fue corto el romance.

¿Qué compositores de tango le gustaban a Astor?
Él era más tanguero que ninguno, pero del buen tango: Julio De Caro, Alfredo Gobbi, Osvaldo Fresedo, Carlos Di Sarli, Aníbal Troilo... esa primera línea.

Cumbre

¡Cumbre de maestros!

Es sabido que Piazzolla fue muy resistido por los tradicionales del género. ¿Cómo viviste ese momento junto a él?
Ya era famoso por sus declaraciones explosivas. Después entendí que era su manera de estar en guardia, porque la piña más lejana se la daban en la frente. Los tangueros tradicionales lo calificaban como "asesino del tango”.

Muy violento ese calificativo…
Sí y te cuento que una vez en Buenos Aires, saliendo de SADAIC, paramos un taxi y no nos querían llevar. Durante varios años sufrimos esas situaciones. En cambio, en París, recuerdo un día que subimos al taxi y el conductor estaba escuchando a Astor: no decimos nada, él nos consulta si nos molesta la música, le aviso que quien me acompañaba era el compositor y ejecutante. De repente para el auto y lo felicita mostrando gran admiración por su música. Seguimos camino y cuando llegamos no nos quiso cobrar. El tachero estaba feliz de conocer a quien admiraba. En Francia y en el mundo, Astor fue muy querido y respetado.

¿Cómo eran los conciertos de Astor en Buenos Aires dada la crítica de los tangueros tradicionales?
Los espectáculos en Buenos Aires los teníamos que producir nosotros, los gastos eran muchos y la ecuación no daba. Las entradas no se vendían rápido, ni con la prensa de Nora Lafond veníamos bien. Gracias a Paco Mayorga, piloto y secretario de turismo de Carlos Menem, logramos que antes que el riojano asumiera la presidencia anticipada, por el problema de la hiperinflación, viniera al teatro. Fue así: lo llamo a Menem y me dice que no sabía si podía asistir al concierto porque capaz asumía la presidencia. Finalmente me confirma y aprovechamos la noticia para vender más entradas y llenar el teatro. Astor era anti peronista, pero dejó en claro que era un muy buen estadista. Recuerdo que tuvimos que cortar la avenida por la gran cantidad de gente que se acercaba. Eso ayudó a que el teatro se llenara. Cuando llegó Menem le agradecimos su visita y nos dijo que sólo iba estar un rato, porque tenía que asistir al cumpleaños de Graciela Borges. En el intervalo, Menem va al camarín y Astor le agradece su visita, pero le aclara que no es peronista y Menem le responde: "¿Quién le preguntó algo? Yo soy Piazzolista y no lo ando diciendo". Piazzolla había dicho en el programa de Bernardo Neustadt que, si Perón ganaba, se iba del país. Menem, en el mismo programa, dijo refiriéndose a Astor: “Yo lo convenzo de que se quede”.

Astor y Talín

Piazzolla y Talín

¿Cómo respondía Astor en cuanto a los ofrecimientos que tenía?
En los años 60’ Piazzolla andaba siempre muy justo con el dinero. Incluso se dio el lujo de rechazar una buena oferta para rearmar su Orquesta del '46 y optó por crear el Quinteto Nuevo Tango. Astor nunca iba a priorizar el dinero sobre lo artístico.

¿Podés contar esa anécdota de Piazzolla con Jorge Vidal en Estados Unidos?
Sí, fue con Lalo Schifrin, a explorar, a ver, no tocar. Jorge Vidal, cantante de tango, hombre de mucha inteligencia, fue uno de los primeros en ir a EEUU a los barrios latinos. Ahí contrataban músicos. Se entera que está Astor y ve la posibilidad que lo acompañe, va al hotel y pide hablar con Piazzolla y Lalo. También estaba Alfredo Capalbo, el productor. Vidal le menciona que hay un laburo para hacer y buen dinero. Con un tono muy tanguero, Astor le dice: “Discúlpeme que no vine a trabajar”. Vidal retruca: “¿Cómo? Hay mucha guita". Astor responde: "Discúlpeme, ¿cómo lo voy acompañar si usted desafina hasta hablando conmigo?". Obvio que volaron piñas.

Insam
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