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The Beatles en CD: El catálogo de oro

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Producción: Roque Di Pietro
Fotos: Gentileza EMI

El formato digital no sólo codificó el canon [N. de la R: sugerimos la acepción de la palabra ‘canon’ como sinónimo de ‘catálogo’] del rock para su consumo en calidad de mercancía, sino que pura y simplemente (es decir, en su formato pop) permitió a una nueva generación de fans escuchar aquellos genuinos sonidos de las ciudades en un contexto totalmente distinto, donde todo era pulido hasta que brillaba como un diamante. Esto favoreció a los Beatles, cuyos ganchos incontenibles y exageradas armonías se transmitían claras y brillantes. (...) En los medios de comunicación se generó la idea de que todo iba a sonar de maravilla, completamente desprovisto de aquel chisporroteo, aquel ruido a huevo frito, y de otros ruidos que incluso el vinilo tratado con más esmero adquiría inevitablemente de la noche a la mañana. Así, pues, cuando empezaron a aparecer los primeros CDs de los Beatles en el invierno de 1987, no todos escucharon un suspiro audible, como el de un globo desinflándose, pues pronto se dio el caso de que los oyentes realmente dotados de oído se dieron cuenta de que no sólo el disco era compacto, sino que también lo era el sonido. ¿Dónde había ido a aparar todo el cuerpo del sonido?”. (*)

El catálogo beatle llegó al formato CD en 1987 (los masters comenzaron a preparase un año antes), cuando el soporte -que irrumpió en la industria discografía bajo el slogan “sonido perfecto para siempre”- llevaba cuatro años de existencia.

El plan de edición consistió en el lanzamiento de los cuatro primeros álbumes (siempre tomando como referencia las ediciones inglesas) con sus mezclas originales, es decir en mono. A partir de Help! y Rubber Soul (quinto y sexto LP respectivamente) George Martin hizo su ingreso a la era digital de los Beatles y rehizo las mezclas en stereo para su publicación en CD ya que consideraba deficientes a las originales. Como es sabido, la mayor preocupación de los Beatles y el equipo comandado por Martin era la mezcla mono. También se confeccionaron dos CDs para contener simples y EPs que fueron bautizados como Past Masters y se comercializaron (aún hoy se pueden conseguir) por separado; el volumen uno con tapa negra, el dos con tapa blanca.

En 1987, la compañía italiana Bulldog, especializada en grabaciones piratas (bootlegs) pero que operaba de forma legal en el país donde las leyes del copyright eran un agujero negro, publicó en CD Beatles at Budokan, la grabación del concierto del 66 en Tokio, por supuesto ausente en el catálogo oficial de EMI. Luego llegó The Beatles’ Recording Sessions de Mark Lewisohn, el libro que, con la bendición de EMI, compila día por día el paso de los Beatles por los estudios Abbey Road. La obra fue una guía inmejorable para los fabricantes de bootlegs, que no tardaron en diseñar seis volúmenes de lo que denominaron Ultra Rare Trax (esta vez del sello alemán Swingin’ Pig) con descartes de estudio. El origen de la filtración de estas grabaciones hacia el mercado pirata habría sido un trabajo de catalogación que el ingeniero de EMI John Barrett comenzó a realizar en 1982 para un espectáculo abierto al público en Abbey Road con motivo del 20o aniversario de The Beatles en dicho estudio. Poco después, Geoff Emerick (ingeniero beatle desde Revolver) retomó el trabajo de Barrett y compiló un álbum de 13 temas con descartes, versiones propias de canciones cedidas a otros artistas y mezclas alternativas cuyo titulo de trabajo fue Sessions. Se trató del primer intento oficial de publicar material beatle desechado en el momento de su gestación. 1985 fue el año elegido para su lanzamiento pero el grupo negó la autorización y el proyecto se canceló.

En 1992 apareció el box-set que reunió los 15 EPs ingleses (discos con 4 temas) en 15 CDs en sonido mono (a excepción de Magical Mystery Tour, que además del stereo incluyó una réplica del libro de 32 páginas original). En 1999 fue el turno de reunir, otra vez en un box set, los 22 singles ingleses en 22 CDs con reproducción de cada portada original. En la navidad de 1994 apareció el disco doble Beatles at BBC que compila las actuaciones del cuarteto en la radio estatal inglesa realizadas entre 1962 y 1965. En verdad se trató de una reacción de EMI al lanzamiento de 1993 del sello -pirata pero legal- Great Dane (italiano) de una caja de 9 CDs con todas y cada una de las grabaciones (257 tracks) en la BBC. Un año más tarde, en noviembre del 95, se inició el proyecto Anthology que consistió en tres CDs dobles, un documental emitido por TV y luego envasado en VHS y un mega libro que apareció en el 2000.

A mediados de los ’90 y con pocos meses de diferencia, llegaron tres libros que ayudaron a mantener limpio, ordenado y vistoso el edificio beatle: With a little help from my friends: The making of Sgt. Pepper, de George Martin y William Pearson (1995; por supuesto sobre la realización de dicho álbum); Revolution in the head, de Ian McDonald (1995; en orden cronológico de grabación, McDonald “explica” el catálogo beatle por completo) y Hard Day’s Write de Steve Turner (1994; desentraña la historia de cada una de las canciones) (**).

A fines de los ’90 en Buenos Aires comenzaron a circular ediciones rusas que reunían dos LPs en un solo CD (cronológicamente desordenados; For Sale y Rubber Soul, por ejemplo) y se completaban con pertinentes bonus, muchos de ellos ausentes en los Anthology.

En 1999 vio la luz -junto con el relanzamiento de la película- una versión remezclada y remasterizada de Yellow Submarine que contiene todas las canciones que se escuchan en el film y descarta la música instrumental de George Martin, presente en la edición original. En el 2000 apareció The Beatles 1, compilado con los 27 números uno.

2003 fue el año de Let It Be.... Naked, es decir Let It Be previo a la intervención de Phil Spector. El álbum fue doble; el CD 2 contiene algo más de veinte minutos de diálogos, ensayos, intentos e intimidad de estudio. Ese mismo año aparecieron los 5 DVD de Anthology con sonido 5.1. En el 2006 lanzaron Love un pastiche-collage remezclado, remasterizado y construido en forma de suite para un espectáculo de Cirqué du Solei. Help! en DVD apareció en el 2007. En el 2008 alguien (¿Paul?) colgó en Internet una versión inédita de “Revolution” (“Take 20”, dice el archivo). Finalmente, el mes pasado llegó la remastirzación oficial. Para conseguir los CDs con las mezclas mono y no infringir la ley de derechos de autor hay que desembolsar 2.400 pesos. Aún inédito está el álbum oficial en vivo lanzado en 1976 At the Hollywood Bowl, el collage experimental realizado por McCartney titulado “Carnaval of Light” y, tal vez, decenas de cosas más. La canilla Beatle nunca se agota.

(*) Clynton Heylin: Vida y milagro de Sgt. Pepper’s. Un disco para una época. Editado en español por Global Rhythm (España), muy fácil de conseguir en Buenos Aires.

(**) El libro de George Martin tiene traducción al español (Editorial Milenio, España) pero está agotado y fuera de catálogo. El libro de McDonald fue traducido por Celeste Ediciones (España) con el título Revolución en la mente y es posible encontrarlo. Hard Day’s Write no fue editado en castellano.

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Por Litto Nebbia

Los que siempre sonaron bien

Los discos de los Beatles siempre sonaron bien. Pero aquella sensación, la de escuchar el primer 33 single y hasta el único 78 rpm que fue editado en nuestro país, es casi incomparable(*). Digo esto porque en esa audición era la primera vez que comenzabas a diferenciar qué hacía el bombo de la batería, qué notas metía el bajista haciendo casi una melodía o qué síncopa perseguía la guitarra rítmica mientras la otra soleaba. En nuestro país de pronto comenzaron a aparecer vinilos que en vez de Mono decían Estéreo. Ese Estéreo no era tal y mucho menos los de los tocadiscos manuales Winco que la mayoría de la población poseía. También se publicaban sus álbumes en cassette. Allí tu suerte dependía realmente de que dieras con uno importado, para que la cinta no fuera de mala calidad. Muchas veces, con el argumento de “la crisis”, en Argentina se fabricaban cassettes con cinta que ya había sido utilizada; imaginen el sonido. También hubo vinilos fabricados con pasta reciclada. Valga decir: la enorme cantidad de discos 33 simples que habían sobrado de algún hit de la época eran reciclados para fabricar alguna novedad. El que haya comprado alguna vez el vinilo argentino de England Selling by a Pound (1973), de los divinos Genesis, sabrá de qué hablo.

Para mi generación escuchar el primer disco de Beatles, o de cualquiera de los otros grupos de la British Invasion, era sentir que esos discos tenían esa presencia y ese volumen porque habían sido confeccionados para nuestro tiempo. No había grabaciones de otros géneros musicales donde hubiera semejante acento puesto en destacar las cualidades de cada instrumentista o vocalista. Pero, por favor, no me entiendan mal. No es que no había buenas grabaciones. Las había, pero con otro concepto. Si uno escucha hoy día cualquier grabación de artistas del pop o el rock ‘n’ roll anteriores a The Beatles (como puede ser The Everly Brothers o Buddy Holly o Neil Sedaka o Dion Di Mucci) estará oyendo magistrales grabaciones de una orquesta o agrupación acompañando a un solista. Esto no pasa con The Beatles. Lo de ellos suena como un verdadero grupo, la suma total de cada elemento sintetizada en un solo sonido.

Cualquiera que se precie de entender un poco de registro de audio en una grabación, sabe que el sonido de los discos en vinilo de Astor Piazzolla en sus diferentes formaciones durante los años ‘60 es incomparable. Incomparable, la misma palabra que usé para describir al inicio de esta nota la sensación de haber escuchado en formato analógico a los Beatles en el momento que aparecieron. Así han sido también las grabaciones de memorables LPs de John Coltrane o el propio Miles Davis. Pero con The Beatles ocurre que estamos frente a algo “nuevo”, que incluye diversas influencias y los instrumentos armónicos son casi siempre electrónicos. El técnico que tomó las primeras grabaciones de los Beatles (Norman Smith, junto a la supervisión en producción de George Martin), tuvo la confianza e inteligencia de “dejar hacer” a los músicos; pero más que nada, tuvo la sensibilidad de “tomar muy bien” la grabación. Esos gloriosos discos de los Beatles tenían la “mugre” de la interpretación, mezcla de “calentura” y el deseo de que todo salga bien. Porque si no salía bien la única posibilidad de corregir era tocarlo de nuevo.

He comprado y tengo la colección de los Beatles en todos los formatos. Mi madre ha obtenido la colección en vinilo varias veces, y luego mi hija también. El año pasado tuve la suerte que un amigo me regalara la colección en vinilo original de Inglaterra. Todavía no he tenido tiempo porque ando de gira, pero inmediatamente compraré el Box Set Mono. La sensación no será la misma, porque la tecnología ha cambiado demasiado y también uno mismo modificó las costumbres auditivas. Pero el nivel de fidelidad será el mismo. Uno escuchaba en Mono y también tocaba en Mono (**). ¿Cuál es la diferencia con otros grupos actuales? The Beatles, desde su primer disco, sonaban como si uno estuviera delante de ellos.

Larga vida a The Beatles.

(*) Como bien dice Nebbia, en Argentina se publicó un único disco de los Beatles en 78 rpm con los temas “Twist y gritos” y “La vi parada ahí”. Fue en febrero de 1964 y tuvo un precio promocional con el objetivo de que “todos los jóvenes puedan ser felices poseedores de esta obra”, tal como se anunciaba en su contratapa. Allí mismo se explicaba que de editarse en 33 1/3 rpm hubiese elevado el precio del disco considerablemente por involucrar materiales importados en su fabricación. Fuente: ¡A, B, C, D, Paul, John, Geroge y Ringo! Argentina’s Beatles Chronological Discography. (2002, Lumiere Ediciones).

(**) Litto Nebbia, melómano enciclopédico, grabó tres discos con su lectura de los Beatles (Beatles Songbook Vol. 1, 2 y 3) en los que utilizó un criterio de grabación que intentó emular cierta estética monoaural.

Por Eduardo Bergallo

“Resisten cualquier formato”

¿Cuál es tu relación con el catálogo beatle? Tengo 45 años y escucho Beatles desde mi infancia. Me acuerdo del día en que se reeditó el Album Blanco en Argentina (era una figurita muy difícil en el 74). Curtí cassettes, vinilos, CD’s, Help en VHS, piratas y los (geniales) Anthology en DVD. Tengo todos los discos, muchos libros (hasta el de Badía), etc. Una de las ultimas compras es Recording The Beatles, una biblia técnica sobre cómo se grabaron todos sus discos.

¿Sentías que los CDs existentes de los Beatles (realizados en 1986: 16 bit; 44.1 KHz) pedían a gritos una remasterización? No, definitivamente a mi no me hacía falta. La obra de ellos es artística y técnicamente impecable y resiste cualquier formato. Aún hoy si ponés en cualquier compilado un tema de los Beatles se destaca por ese balance increíble que tiene entre claridad, musicalidad y ritmo. Es verdad que, técnicamente hablando, los conversores AD desde el 86 a hoy en día mejoraron sustancialmente. Entonces una remasterización en función de una mejor conversión me parece ok, pero tampoco es para tanto. No fue el caso de las versiones mono, donde se cuidaron de aclarar que no hubo búsqueda de volumen (como es habitual en el mastering de este siglo) y que son las más preciadas por los coleccionistas. Cabe aclarar que las mezclas mono son las que más fielmente reflejan el deseo del grupo, ya que las mezclas originales en stereo no eran de interés para ellos. Y, más profundamente, entender que las decisiones de producción fueron hechas para mono, al menos hasta el Album Blanco.

¿Cuál es el límite del ingeniero de (re) mastering? ¿Cuándo se empieza a alterar la esencia de la obra? En la mezcla delineás cómo mostrás una canción, una composición. Con el mastering determinás cómo mostrás la música. Y esa presentación de la música tiene que contar con el ok de productor/artista. Yo siento que más allá del resultado, esta es una movida que no tiene que ver con lo artístico, ya que ni Martin, ni los Beatles estuvieron involucrados... Entonces, ¿qué es lo que estoy comprando? El mastering de esta época tiene muchas herramientas poderosas que son un arma de doble filo. Yo no me dejo llevar por la tecnología sin mirar las consecuencias. Lograr que algo suene diferente, con más brillo y volumen, no me parece que sea necesariamente mejor y puede peligrar la esencia. El ingeniero de mastering tiene que encontrar la mejor manera de presentar la música al público respetando su contenido.

Finalmente, ¿cómo fue tu experiencia con el remaster? CompréRevolver (¡en honor a mi estudio!), ya lo tengo en varios formatos (CD del 86, Anthology, The Alternate Revolver), y suena más fuerte y más definido, pero los medios no son tan agradables, me parece más musical lo que sucede en las otras versiones que tengo del disco. En lo que se refiere al stereo siempre admiré cómo lograban semejante consistencia mono teniendo fuentes separadas tan distintas. Eso lo pierdo en el remaster. O sea, la definición le juega un poco en contra... A lo mejor soy muy conservador: no me gusta ponerle al Torino llantas de Mercedes. De todas maneras me parece siempre una buena oportunidad para que nueva gente tenga acceso a una de las mejores músicas que se hicieron.

Eduardo Bergallo dirige los estudios Revolver (mezcla) y Puro Mastering.

Por Gustavo Fourcade

“No trasciende a la música, la realza”

Como toda expectativa generada con noticias difusas, la realidad finalmente satisface o deja con las ganas. Para los que esperábamos todo el catálogo de The Beatles remezclado, el lanzamiento de los remasters puede ser una decepción; o también podemos empalidecer de emoción ante el notable trabajo de recuperación realizado. Pero aclarada esa desinformación (sólo remasters; nunca remezcla, al menos de momento), toda otra controversia posterior (¿corresponde pasar a stereo algo que se concibió en mono?, ¿se resalta el trabajo de uno de los músicos en particular?, etc.) quedan minimizadas frente a semejante música, bien compuesta, ejecutada y producida. Y eso es, en definitiva, lo que perdura. Este trabajo de remastering es fiel al concepto de ser soporte de la obra; no trasciende a la música, la realza sutilmente. Ahora las voces suenan cálidas y naturales, el bajo suena como tal (por fin), la percusión con punch, las guitarras más poderosas que nunca antes. El objetivo fue obtener los mejores resultados de los masters existentes, reparando daños físicos y malas ediciones, agregando low end, sacando sibilancias, clicks, pops y el hum de amplificadores, pero sin comprometer de ningún modo la performance musical. El remastering se hizo utilizando tecnología de 24 bit/192 kHz, allanando el camino para -ojalá que pronto- versiones en DVD-A/SACD/HDCD. Es evidente la atención de los detalles en la realización y es, sin duda, un trabajo con mucha pasión de los involucrados. Lo interesante es que los cuatro primeros álbumes en CD fueron en mono: tanto Please Please Me como With The Beatles, fueron grabados en twin-track pero siempre salieron en mono. George Martin separó las grabaciones en dos pistas, utilizando el equipamiento disponible de EMI, para obtener un mejor balance del producto mono final. Nada de lo enviado al canal izquierdo se escucha en el derecho, salvo algún leakage incidental. La separación de canales del twin-track crea una brecha en el medio del plano de escucha (ya que cada oído escucha sólo un canal) y es muy evidente con auriculares.A Hard Day’s Night yBeatles For Sale se grabaron en los entonces nuevos four-tracks y aquí ya tenemos el stereo original. Obviamente, 40 años después ya acostumbrados a escuchar batería, bajo y voces en el centro y los otros instrumentos paneados suavemente, puede resultar una escucha poco convencional. Y aquí han sido respetuosos de mostrarlos tal como fueron editados en los LPs stereo originales. Las mezclas stereo de Help! y Rubber Soul, no eran, a juicio de George Martin, aceptables para pasar a CD por lo que ambos fueron remezclados por él para los masters del 87 y remasterizadas ahora. En mi opinión, esos discos son los menos destacados en el remastering ya que podrían haber ganado un poco más. Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band fue producido en 700 horas de grabación durante 9 meses en una four-track de Abbey Road. A pesar de que el stereo ya era comercialmente relevante, muchas de las mezclas stereo se hicieron sin la presencia de los músicos y difieren notablemente, por lo que, en todo este tiempo, fueron las mezclas mono las consideradas como referencia. Comparar el remaster de Sgt. Pepper con la opaca versión del CD inicial es la mayor sorpresa de la serie. El bajo cobra una vida melodiosa y todo suena más fresco y potente. Probablemente lo más destacado del proyecto. Magical Mystery Tour, fue un EP stereo expandido a LP con singles de three-track, que requirieron de remezclas posteriores y ya aparecen en stereo en el 87. White Album marca la transición del four aleight-track (que descubrieron mientras se usaba para otros trabajos de Apple en los Trident Studios) y que exigieron para Abbey Road. “While my guitar gently weeps” fue la primera en incorporarla y, si bien las mezclas mono y stereo se hicieron en las mismas sesiones, de nuevo difieren entre sí. Ahora, la imagen stereo se realza y se percibe la profundidad del estudio, con más potencia en las voces y solos. Abbey Road y Let It Be salieron en stereo directamente y son las que más se benefician del remastering. El sonido obtenido en Let It Be ahora es más agradable y mucho más definido en dinámica, aunque el hiss de la cinta se hace más notable en algunas partes. El cuerpo de la batería se hace trascendente y el realce sutil de todo el conjunto magnifica la imagen stereo, lo que consolida un trabajo por demás de detallista Mientras estos remasters son vitales para el catálogo y hacen justicia a los originales, me quedo esperando las verdaderas remezclas en alta resolución, que seguramente tendremos. (Y siendo más objetivos aún, debo decir que Let It Be... Naked y Love son superiores en sonido y perspectiva.) Es lo que esperábamos de un proyecto de cuatro años, aunque el remastering propiamente dicho, según Allan Rouse, coordinador del equipo técnico, sólo demandó unos meses.

Gustavo Fourcade dirige el estudio Steps Ahead Sound Mastering.

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