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Bob Dylan y los poetas beat, por Miguel Grinberg: Toda la obra de Dylan es beat

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¿Cuándo y dónde te encontraste por primera vez con la música de Bob Dylan?
Mi amigo Zito Kerras, radicado en Nueva York desde 1957, me mandó a fin de 1963 un disco single del trío folklórico Peter, Paul and Mary, con su versión de “Blowin’ in the wind”, de Dylan, que me dejó parpadeando. Yo venía siguiendo a algunas figuras míticas del folk norteamericano, como Hank Williams, creador del famoso tema “Jambalaya”, que se difundió en Buenos Aires cuando todavía salían discos de pasta en 78 rpm.

De acuerdo a tu libro Cómo vino la mano llegaste a Estados Unidos en febrero de 1964. En esa fecha ya estaban publicados los tres primeros discos de Dylan (Bob Dylan, The Freewheelin’ Bob Dylan y The times they are a-changin’) y era el exacto comienzo de la beatlemanía. ¿Cuál era el clima que se respiraba en la ciudad?
Efectivamente, llegué a NY a la semana siguiente del debut en público de los Beatles, pleno invierno con nieve, y me instalé en el departamento de mi amigo Zito, en el East Village bohemio. Allí escuché por primera vez los temas del Freewheelin’ y quedé deslumbrado, como todo el mundo, pues adonde ibas allí estaba sonando el disco. En la radio todo era beatlemanía, pero en el Greenwich Village todo era Bob Dylan.
Había escuchado a los Rolling Stones por primera vez un par de semanas antes, en la casa de mi amigo Alejandro Jodorowsky, en México, y por vez primera a los beatles en la victrola pública de la terminal de ómnibus Greyhound (El Paso, Texas) tras cruzar a pie el puente internacional desde Ciudad Juárez. Ya había leído en inglés a Kerouac y a Ginsberg, y con este último ya llevaba cuatro años de correspondencia amistosa.

Muchos libros señalan que los poetas de la generación beat (principalmente Allen Ginsberg y Lawrence Ferlinghetti) vieron en Dylan a un perfecto heredero del espíritu beat. ¿Estás de acuerdo con esa idea?
El espíritu beat fue heredado por toda una generación, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo. Gente como el propio Dylan (a los 16 años), Janis Joplin, Jim Morrison, Paul Simon, John Lennon, David Bowie, Tom Waits y muchos otros fueron cautivados por la novela En el camino de Jack Kerouac. Los manifiestos recopilados en mi libro Beat Days/ Días Beat exponen esa epopeya generacional. Te diría que al mismo tiempo muchos poetas beat heredaron primero la leyenda del poeta galés Dylan Thomas (su foto está en la carátula del disco Sargento Pepper de los Beatles) y como tributo personal Bob Dylan dejó de llamarse Robert Allen Zimmerman a partir de 1960.

¿Qué creés que vio Allen Ginsberg en Dylan como para ser parte de su crew durante varios años y en épocas de estéticas diversas?
Creo que primero fue al revés (y más adelante recíproco). Puede verificarse que la poética de Ginsberg influenció bastamente la de Bob Dylan, quien declaró que Ginsberg era la única figura literaria que él podía bancar. (Obviamente, Ginsberg estaba enamoradísimo de Dylan, quien solo lo aceptó como amigo.) Lo vemos en segundo plano en todo el video de “Subterranean homesick blues” (1965), visitaron juntos la tumba de Kerouac durante la gira Rolling Thunder Review (1975), y tuvo una actuación importante en la película de Dylan Renaldo and Clara (1977).

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¿La novela de Kerouac En el camino (publicada en el 57) era una obra de circulación underground a principios de los ’60?
Las novelas de Kerouac y los poemas de Ginsberg tuvieron circulación nacional desde 1957, nunca fueron underground sino que contribuyeron a consolidar el underground beat primero, el hippismo después, y luego el movimiento contracultural. Dylan descubrió la poesía de Ginsberg en Minneapolis cuando tenía 18 años y ambos se conocieron en New York a fines de 1963. Él y toda su camada, desde Joan Baez hasta toda la vanguardia rockera de California y Nueva York, nutrieron el pacifismo de una generación entera durante la guerra de Vietnam. Una ruta que ya habían transitado durante la generación anterior folkloristas como Pete Seeger y Woody Guthrie (éste último idolatrado por Dylan).

¿En qué canciones de Dylan notás más claramente la influencia de los beats?
Considero que la influencia beat en Dylan fue más anímica que estilística. Cuando tuvo su accidente de moto en 1966 y quedó postrado largo tiempo, Ginsberg lo visitó en su casa de Woodstock y le dejó una caja llena de libros de poesía. Todo indica que una influencia mayor en la obra de Bob Dylan ha sido la poética del poeta francés Arthur Rimbaud, que también le dio vuelta la cabeza al gran precursor Henry Miller.
Toda la obra de Dylan es beat.

¿Qué pensás de “Like a rolling stone”?
“Like a rolling stone” (1965) es un himno inmemorial. En 2004 la revista Rolling Stone la proclamó como la máxima canción de todos los tiempos. Dijeron: “Ninguna otra canción popular ha desafiado tan ampliamente las leyes comerciales y las convenciones artísticas de su época”. Coincido. El título surgió de una frase de una antigua balada folk de Hank Williams titulada “Lost highway” (Carretera perdida) donde el verso dice, “I’m a rolling stone, I’m alone and lost” (Soy un canto rodado, estoy solo y perdido).

¿Qué te parece Tarántula (1966), la novela de Dylan? ¿La considerás una obra con características de la literatura beat?
Si buscamos un parentesco con la literatura beat desembocamos en el “flujo de conciencia” alucinado de William S. Burroughs. La siento como una obra experimental que explora el verso libre y juega a plantar palabras en el acto de respirar. No por azar, al reeditarse en 1994, la portada la rotula como “poesía”. No es una lectura sencilla. Es una recopilación de alucinaciones de un muchacho de 25 años atormentado por la Belleza y la Muerte.

¿Por qué está tu nombre en los créditos de No direction home?
La película incluye una foto donde estoy junto a Allen Ginsberg (y el poeta chileno Nicanor Parra) en La Habana, febrero 1965, cuando fuimos jurados del premio literario Casa de las Américas. Al salir de Buenos Aires tuve la inspiración de llevar todos mis discos de los Beatles. A Ginsberg le pasó igual al salir de Nueva York, pero con los discos de Dylan. Fueron las primeras grabaciones que entraron a Cuba y allá las dejamos. Así conocieron los cubanos a Dylan, porque las radios de Miami que se sintonizaban en la isla sólo programaban éxitos de la beatlemanía.

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