¿Cómo fueron tus comienzos en la música? Con la trompeta arranqué a los 14 años, venía de tocar la batería. Mi viejo es baterista, a mi abuelo no lo conocí, pero también era baterista. Así que a los 5 años comencé estudiando batería. Lo hice hasta los 13 con mi viejo. Pero era demasiada carga tener al profesor dentro de casa: antes de ir a jugar tenía que dar una lección de solfeo y yo quería ir a jugar a la pelota con los pibes. Por un lado me copaba pero llegó un momento que me saturé. En 5to. grado iba a un conservatorio a la tarde, el Esnaola. Secundario a la mañana y conservatorio por la tarde, mezclándome con pibes que eran de primer año, lo cual estaba bueno pero fue saturante para mí.
¿De la batería pasaste a la trompeta? No, antes pasé por el piano, instrumento con el que no logré afinidad.
¿Por qué la trompeta? Por la música que venía escuchando: ska, reggae, soul, salsa. Mi viejo escuchaba ese tipo de cosas y me llamó mucho la atención la trompeta, por ser un instrumento frentero.
¿Qué banda argentina influyó en tu atracción por los bronces? Principalmente Los Fabulosos Cadillacs. Y de ahí fui ramificando, escuchando The Specials, Madness, Skatalites, a los que conocí por un video que pasaron antes de un show de los Cadillacs. En esa época si no disponías de dinero te olvidabas de tener discos, aunque había disquerías que te grababan en casete esas joyas por menos de la mitad del precio del disco original.
¿Y cómo llega la influencia jazzística? Siempre escuché un poco de todo, más que nada por la discoteca que posee mi viejo: las Big Bands, arregladores, desde Quincy Jones hasta Henry Mancini, Duke Ellington, Rubén Blades, Héctor Lavoe, George Benson. Siempre tuve esa influencia y me di cuenta que tanto el ska como el reggae estaban influenciados por ese tipo de cosas. Pero sobre todo el ska, que es antecesor del reggae.
¿Recordás la marca de tu primera trompeta? Sí, una Weril de estudio, que me regalaron mis viejos. En ese momento costaba $150, brasilera, hoy en día es una marca que ha crecido muchísimo. A mí me costó mucho dejarla.
¿Cuáles son las diferencias más notorias entre las trompetas de estudio y las profesionales? En realidad yo pienso que no hay muchas diferencias entre unas y otras. La diferencia está en la terminación. En la trompeta es uno el sonido, sos vos... si tocás con una trompeta de 5 mil dólares y tocás mal, va a sonar mal, la trompeta no suena sola. La caja sonora de la trompeta es uno mismo, ni siquiera es parecido al saxo, donde el sonido lo produce la caña que vibra. En la trompeta vibran los labios. Según cómo te vibren los labios vas a lograr un sonido u otro. Según la contextura física que tengas, vas a conseguir un sonido u otro, que no es ni más fuerte ni más chico, simplemente es diferente. Cada trompetista tiene un sonido en particular, porque el sonido lo hace uno. Entonces hay trompetas con muchísimas diferencias. Pero he visto tocar a Américo Bellotto con trompetas de dos mangos y jamás en tu vida vas a preguntarte qué instrumento tiene, no importa eso. Y lo comprobás porque si vos agarrás una trompeta de estudio o una pro, si sabés tocar no se percibe la diferencia que hay. Son determinaciones de los materiales y de mercado, pero la campana de metal es la campana de metal para todas las trompetas. Tal vez en los pistones (que son los botones) y en la máquina puede haber una más trucha que la otra. Pero los armónicos y el sonido que sale de la campana es uno, sos vos.
¿Qué trompeta estás usando actualmente? Una Conn Director, un instrumento americano de estudio, no es pro. Aunque me compré una Conn profesional la cambié por una Bach que también era profesional, pero no me encontraba... A eso me refiero con el tema del instrumento y sus costos. Es muy particular esto de las marcas, si es de estudio o profesional... es algo que termina siendo muy relativo.
¿En otro reportaje dijiste que no fumás antes de tocar? Claro, así es, me seca la boca y en la trompeta la boca y la boquilla tienen que estar permanentemente con saliva, mojada. En el saxo una vez que la caña se moja ya está. Aquí tiene que mojarse permanentemente, la boquilla en la trompeta tiene que resbalar.
¿Cómo fue tocar en el cumpleaños del Hotel Alvear? Fue una movida que me pasó Ricardo Mollo cuando toqué con Divididos en estos shows acústicos que hicieron en La Trastienda. Necesitaban armar una sección de caños para el cumpleaños del Alvear y me llamaron.... Y ahí fui, soy músico.
Rubén Mederson “En la música vale todo”
Saxofonista. Integrante fundacional de Dancing Mood. Comenzó tocando con el padre de Hugo Lobo y ahora continúa con “la experiencia Lobo” en la orquesta de vientos más popular de la actualidad.
“El secreto de Dancing Mood es disfrutar, tanto arriba como abajo del escenario. Sentir el cariño entre nosotros que hace que gocemos de estar tocando, y creo que eso se transmite hacia el público. Yo particularmente con Hugo siento un afecto y un respeto muy especial. Como músico, como persona y como persona y como formador de todo esto. Lo conozco desde que tenía 8 años cuando yo tocaba con su papá, Rubén Lobo, que tocaba con Mercedes Sosa”. “Una vez había un show y me dijo de ir a tocar. Le pregunté dónde estaban las partes, y me dijo ‘vos vení y tocá el soprano’ (risas). Y desde ese momento, que tanto me gustó, lo acompaño hasta el día de hoy. Desde aquellos días que tocamos para diez personas, mantenemos el mismo espíritu, el mismo formato y la misma idea que hoy en día. Para mi es un honor compartir con esta gente lo que hacemos con Dancing. Compartir y generar lo que se genera entre el público, así sean 10 o 2000”.
“Yo creo que Dancing complementa muy bien eso de combinar lo musical y el esfuerzo de la autogestión, eso de huevo, que tienen las bandas rockeras, cosa que admiro mucho. Ese esfuerzo por la unión de una banda, el trabajo en equipo. Esos huevos que veo en el rock, a veces no se encuentra en otros estilos, en donde se busca más una alta performance, pero se deja de lado lo pasional de la música. En Dancing Mood, está a la vista, es una fiesta que nosotros como músicos también disfrutamos mucho.”
“Me emociona mucho el evento del teatro Opera [la entrevista se realizó días antes de la presentación de Dancing Mood en el Opera, el pasado 20 de octubre], pensando en como empezamos, desde la independencia haber abordado este compromiso que nos ha costado tanto esfuerzo. Recordar aquellos días tocando para pocas personas, pasando por los Niceto, hasta el día de hoy, es muy emocionante.”
“Me marcaron los clásicos del saxo. Los que han hecho algo por el saxofón. Charlie Parker (alto), John Coltrane, Oliver Nelson (tenor). Maceo Parker... músicos que han innovado en el instrumento, que hicieron algo grosso en el saxofón. Jan Garbarek, un saxofonista nórdico que hace música hindú. Algo que también forma parte de mis influencias, ya que en mis proyectos solistas juego mucho con las etnias, que se nota también en Dancing. Un puente entre oriente y occidente, combinando música pakistaní, con derbakes, saxofón. Todo como consecuencia de un proceso de investigación. En la música vale todo, por eso siempre fui buscando en diversas ramas para combinar y fusionar estilos”.
“El cuidado del instrumento es muy importante. En cada una de las llaves, hay un pedacito de cuero llamado ‘zapatilla’, que tapa el agujero y hace que salga el sonido. Ese cuero se humedece y se va gastando. Para eso, un luthier los cambia y hace la calibración del instrumento. También es importante limpiarlo después de tocar, porque se forma condensación de agua. Cada seis o siete meses, hay que hacerle un mantenimiento, y cada tres o cuatro años se necesita un cambio de zapatillas. Las cañas sí se cambian con más frecuencia, son las que le dan el sonido al instrumento al vibrar”.
