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David Lebón: Y además vi a los Beatles

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¿Qué balance hacés del año que pasaste junto a Pedro Aznar?
Nos gustó mucho lo que nos pasó y lo que pasó: originalmente eran cuatro conciertos en el Ateneo y finalmente se pasó un año hermosísimo y a la vez duro también porque falleció el papá de Pedro, mi hijo tuvo un accidente, pasaron cosas fuertes... Pero la música nos levantó un poco el espíritu.
Fue hermoso. Además cuando compusimos los dos temas nuevos para el disco nos dimos cuenta que nos conocemos tanto que las cosas salen naturalmente. El labura tan bienque hacemos un dúo muy bueno, porque yo soy muy fiaca, al revés de él. Ya quedamos en grabar en el 2009 un disco con todos temas nuevos en estudios. Además está tocando muy bien la guitarra, está tocando slide, se compró un dobro... Pero obviamente un poco extrañé el volumen y la electricidad, por eso estos shows se llamaron Haciendo rock.
Además preparás un nuevo disco solista...
Estoy armando un disco nuevo con Silvio Furmanski, a mí me gusta mucho como violero, él trabaja muy bien las violas y yo creo que no soy muy buen productor de mi mismo. Es un trabajo difícil producirse, hay muy pocas personas que tienen ese talento. Yo acepto que no soy muy buen productor de mis propios discos, me gusta meter muchos solos y por ahí hay que frenar un poco y darle más bola a las composiciones y las armonías. El ya está trabajando en temas míos y en una versión muy rockera de “Viernes 3 AM”.

¿Cuáles son tus recuerdos musicales más lejanos?
De chiquito, una tarde en mi casa, y mi vieja poniendo a Bill Haley en el tocadiscos, “Rock alrededor del reloj”, con un solo de viola que me volvió loco. Yo tenía 7 u 8 años. Mi vieja escuchaba buena música: Nat King Cole, Frank Sinatra, Perry Como, pero también por ahí pelaba Plateros y Bill Haley. Ella tuvo mucho que ver en ponerme la alfombra en el camino para que yo pudiera tocar.

¿Por qué creés que se valora tanto el rock que se produjo en Argentina a fines de los ’60 y en los ’70?
¿Qué tenía de especial esa época que propició esa clase de música?
Yo no estoy seguro de que se valore tanto la música de ese período. Desde Mendoza estoy un poco retirado de lo que es el mundo del rock. Pero era un momento diferente al que vino luego. El manager del grupo era el gordo de la esquina, era tu amigo, él sabía bien lo que vos querías hacer. Ahora el manager es un tipo que lo único que le interesa es cuánto vas a hacer. Y artísticamente era de avanzada lo que pasó acá con Almendra y Manal. Yo escucho la letra de “Avellaneda blues” y me muero. Está al nivel los que inventaron esta música.
Y nosotros, los argentinos, somos muy irrespetuosos. No podemos tener olvidados a gente como Javier Martínez, un tipo que hizo una letra como esa... Alejandro Medina, Del Guercio, Willy Quiroga, Gabis, tantos tipos a los que nadie les da pelota. No sé qué es lo que pasa. Argentina es un país raro, hoy te quiero, mañana no te quiero más... hoy escucho esto, mañana escucho a Los Piojos... Creo que los jóvenes no escuchan el ABC... por ahí muchos no tienen el primer disco de Almendra. Se pierden “Laura va”, que tiene un bandoneón cuando todavía no existía la palabra fusión y Spinetta ya había llamado a Rodolfo Alchourrón para poner un bandoneón. Un tema bellísimo de un pibe de 17 años, pelilargo, vestido rarísimo, cantado como si fuese un tango. Yo siento que las composiciones de hoy son para la cancha, gritos de gol. Argentina tuvo y tiene unos músicos increíbles pero hay una actitud de que no importa nada... y yo creo que hay cosas que importan y mucho.

Acaba de publicarse un libro con la historia del estudio Del Cielito, del cual vos fuiste una suerte de co-fundador. ¿Cómo se vivió esa historia desde adentro?
Era un momento donde se inventaban los sonidos, no había aparatos. Era muy divertido inventar cámaras o salir al parque y grabar los pajaritos o los grillos un día de tormenta. Los grillos de “Oh Dios” de El tiempo es veloz son grillos de verdad grabados en estéreo. Gustavo Gauvry es un amigo mío de siempre y como él sabía que me gustaba grabar me regaló un grabador de cuatro canales. El era fotógrafo y no sabía mucho de grabación. Entonces le dije que por qué no hacíamos un estudio. Esto fue un viernes y el lunes estábamos comprando una Tascam, una consola de 16 canales, micrófonos. Y comenzamos a hacerlo sin tener mucha idea. Y grabamos El tiempo es veloz de una manera poco ortodoxa... y es el disco más vendido de mi carrera.

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¿Tu primera experiencia en un estudio fue con Pappo’s Blues?
Si, me volví loco. Un estudio llamado Phonal, de cuatro canales. Con Pappo para el Volumen 1. Comenzamos con “Algo ha cambiado” y “El viejo”. Yo grabando por línea con el técnico y Pappo con el Marshall y Black con la batería. Todo en vivo.

¿Qué recuerdos tenés de tus discos como bajista, Pappo’s Blues 1 y Pescado 2?
Son discos que me encantan, me parece que como bajista rendí bien. Como era violero podía hacer buenos riffs, hasta estiraba cuerdas. Con Pappo’s Blues usé sobre todo un bajo SG pero en esos años también usaba un 335 y un Fender Precision.

¿Por qué los nombres algunos temas de tu primer disco solista no tienen relación con las letras? “Dos edificios dorados”, “Treinta y dos macetas”, por ejemplo.
Me llegó un comentario que cuando Charly grabó “Dos edificios dorados” justo había coincidido con aquello de las torres gemelas. Si yo tengo una visión así del mundo y una canción mía puede lograr que pasen esas cosas yo dejo la música, no toco nunca más... La verdad es que en una época en SADAIC no podías registrar un tema con un nombre igual al de otra canción ya registrada. Entonces yo a mis temas le ponía “Treinta dos macetas”, “Dos edificios dorados”, “Hombre de mala sangre”, cualquier cosa con tal de que no rebotaran los nombres. Por eso se llaman así, no tiene nada que ver con el tema, fue lo que se me ocurrió en ese momento. Algo parecido pasó con “Encuentro con el diablo” que decían que se llamaba así porque nosotros habíamos tenido un ncuentro con Videla. ¡Ni en pedo! Nunca en la vida...

¿Es cierto que viste a los Beatles en vivo? Tal vez seas el único músico argentino que los vio en directo.
Yo vi a los Beatles en el Shea Stadium [el concierto del 15 de agosto de 1965]. No sé si soy el único músico argentino que los vio... debe haber otro. Fue por mi vieja, yo no tenía mucha idea de lo que estaba pasando. Tenía 11 o 12 años. Ya amaba a los Beatles. Escuché el primer tema de ellos en el 62 cuando estábamos viajando a Estados Unidos en el barco barco con mi madre. Escuchamos en primer simple y vi la fotito de los cuatro con el flequillito y le dije a mi mamá: “no sé lo que es pero yo quiero ser esto”. Me pasó lo mismo que le pasó a todo el mundo: lloraba, me volvía loco... Y recuerdo que el concierto me dio mucho miedo porque eran puros gritos y agudos y mucha policía. No se escuchaba nada. Había 4 tipitos que se los veía en miniatura. Ringo se daba vuelta la batería él solo. El sonido eran dos columnas por lado y no se escuchaba nada. Ellos mismos me parece que nunca entendieron qué pasó. En Estados Unidos nadie daba mucho por ellos y se encontraron con esa histeria infernal. Los vi en vivo, es verdad, pero no llegué a escuchar “Blackbird” en un teatro... en realidad nadie llegó a oír eso. Y a Hendrix también lo vi, cuando tocaba con Curtis Knight en un show televisivo llamado “Singing” que grababan en distintos lugares de Estados Unidos. Fueron a Miami y el loco ya llamaba la atención. Yo vi la actuación que se filmaba en un estadio junto con otros artistas, como si fuese El Club del Clan... un colectivo de artistas. Y vi a un negro con vincha, tocando al revés la guitarra, haciendo acoples y pegándole al equipo Marshall. Era muy llamativo. Yo no sabía quién era pero luego cuando salió con Experience lo reconocí.

¿Cuál es tu mayor influencia en la forma de tocar la guitarra?
Hendrix es el mejor. A pesar de que yo toco más como Clapton, él es y será el mejor. Igual que los Beatles, no hay nadie que pueda superar el Album Blanco de los Beatles, imposible.

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¿Cómo elegías tus guitarras?
Me enamoraba. Veía una 335 y la quería y lo llamaba a las 3 de la mañana a Grinbank o a quien estaba como productor y le pedía tanta guita para comprar esa guitarra. Llegué a tener 16 guitarras en mi casa y a los shows me llevaba dos y en el medio del concierto empezaba a cuestionarme por qué no me había traído otras guitarras. No tenía ninguna preferida, eran todas buenas. Ahora tengo la Lucille y es la que uso hace 20 años, casi no me la descuelgo. Y en los conciertos con Pedro también usé una acústica Taylor, una de 12 cuerdas Yamaha y la Lucille. Hace más de 15 años que uso Crate, antes usaba Mesa Boogie. Ambos son buenísimos pero al Crate no le dieron tanta bola como al Mesa Boogie. Tengo una viola Cream que está buenísima y probé un equipo Cream que también está muy bueno. Me encanta que se hagan cosas buenas acá en el país.

¿Escuchás música habitualmente, algo nuevo que te haya gustado?
Escucho poca música. Trato de hacerle escuchar a mis hijos la música que yo escuchaba antes. Procol Harum por ejemplo, un disco que se llama A salty dog (1969) que es una locura, se lo recomiendo a todo el mundo. Y sigo escuchando Beatles, obviamente. Poner el Album Blanco es como ir a la iglesia... no me molesten que estoy escuchando esto.

¿Hay algún momento de tu carrera que considerás el mejor o difícil de superar?
No hay un momento específico, pero los dos River [los conciertos del retorno de Serú Girán en diciembre de 1992] fueron muy especiales, muy fuertes. Lo que pasa es que no fue perfecto, pasaron cosas que me dolieron. Pero lo de la gente, lo que fue ver esa gente... Uno es un tipo normal, hacés caca y pis como todo el mundo, y vivir eso no es para un tipo normal. Esa noche en mi casa no pude pegar un ojo porque tenía esa foto en la cabeza. Es el día de hoy que todavía veo eso. Recuerdo cuando llegábamos a River con Pedro y empezamos a ver esa cantidad de gente. Y todo tranquilo, nadie se desmayó, no hubo piñas, no pasó nada y todas las generaciones. A mí me rompió un poco las bolas que el flaco [Charly] estuviera tan loco, boludeces que no se pudieron evitar. Me siento agradecido a mi creador que me haya mandado en esta época en esta vida. Pasé por cosas difíciles pero también por cosas bellísimas. Tengo mucha suerte, podría haber nacido ahora fumando paco pero me tocó nacer en este cuerpo y tocar la guitarra. Y además vi a los Beatles...

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