Tu carrera pasa por diversas áreas pero el inicio fue el sonido. ¿Cómo fue tu formación en el terreno del audio profesional? Empecé trabajando a los 19 años para Osvaldo Montes, un compositor argentino de música para films (no es el Osvaldo Montes bandoneonista). Primero fui su asistente en el estudio, y luego me fui metiendo en el audio lentamente (en la época pre-ProTools, donde grabábamos con una AKAI MG1214 y empezábamos nuestros primeros edits en una pequeña Mac con un software llamado SoundDesigner, que fue anterior al ProTools). Grabé y mezclé la música de películas como Tango feroz, Cenizas del paraíso, Plata quemada, Pequeños milagros, Una sombra ya pronto serás, y muchas más (entre ellas, series de televisión y telefilms para Canadá). Después me focalicé en la postproducción de audio. Empezamos con series para canal 13 y seguimos con comerciales de TV, clips para Chiquititas Argentina-México-Brasil, clips para los programas de Nico Repetto, y muchísimas cosas más. Hice eso hasta que empecé a trabajar con Gustavo Cerati.
¿Cuál fue la génesis del proyecto (que se transformó en un CD, DVD y un concierto en el teatro Colón, entre otros sitios) de 11 Episodios Sinfónicos de Cerati? En 1995 fuimos a hacer un concierto con Osvaldo Montes al festival de cine de La Habana (Cuba). El show se llamaba “Música en imágenes” y era un recorrido por las mejores piezas de Osvaldo compuestas para películas. Osvaldo es muy conocido en toda Latinoamérica porque su música (y las películas) fueron extremadamente populares (El lado oscuro del corazón y Tango feroz eran un suceso). Para hacer el concierto, Osvaldo me lleva a mí para que me ocupe de toda la parte técnica y a un director de orquesta canadiense (llamado Gilles Ouellet) para dirigir un ensamble de 40 músicos de la orquesta sinfónica de La Habana. Después del concierto, nos quedamos conversando con Gilles, y él me cuenta que en Quebec (donde reside) se dedicaba a orquestar temas para músicos pop. En ese momento estaba trabajando con Céline Dion. Me preguntó si yo conocía a algún artista con quién hacer un proyecto similar en Argentina, e inmediatamente pensé en Soda Stereo. No conocía personalmente a nadie de la banda, pero sí era amigo de su monitorista (Eduardo Bergallo). A través de él, me conecté con Cerati, que pidió que hagamos un demo del proyecto. Lo hicimos con Gilles en Montreal y el tema elegido fue “Pasos” (del disco Sueño Stereo, que acababa de salir). Meses después teníamos el demo ya mezclado (épocas pre-Internet, pre-mp3... para hacer esto a la distancia eran CDs por Fedex para un lado y para otro, llamadas por teléfono, viajes, etc.). Decidí llamar a Eduardo [Bergallo] para ir a presentarle el demo a Gustavo. Ellos estaban en Chile, mezclando Comfort... (el unplugged de MTV). Me fui a Santiago, y en un alto de la mezcla, Edu me presentó a Gustavo y le hice escuchar el demo. Le gustó mucho, y me acompañó semanas después al Teatro Colón, a ver a su director para presentarle el proyecto (que yo llamaba “Sinfonía Stereo”). Lamentablemente, no pudimos hacer coincidir el calendario de conciertos del Colón con este proyecto y a Soda tampoco le quedaba mucho más tiempo de vida (estábamos en 1997). Años después, mi insistencia logró cansarlo y, a través de un proyecto ambicioso que creamos para TV digital, hicimos el 11 Episodios Sinfónicos en el 2001 (grabado originalmente en el Teatro Avenida de Buenos Aires).
Desde 11 Episodios... te convertiste en el jefe de producción de Cerati. ¿Podrías explicar en que consiste tu labor como jefe de producción en relación a tu trabajo con Cerati? Después de hacer el disco de 11 Episodios, Gustavo tuvo ofertas para hacer el show en vivo. No sólo fue el Colón: hicimos shows en México, Venezuela, Chile y en el interior de Argentina (Mendoza). Como yo era el que sabía todo lo que tenía que ver con el proyecto, me llamaron para producir la gira. Jamás había producido una gira antes, y les estoy infinitamente agradecido a él y a Nando Travi (su manager) que confiaron en mí desde el principio. Desde ese momento y hasta hoy, produje todas las giras de Gustavo (incluyendo la de Soda Stereo). Mi trabajo con Cerati está focalizado en las giras (no las grabaciones de estudio, aunque muchas veces hago otros proyectos, como los DVDs). Como todo jefe de producción, mi tarea empieza desde mucho antes del tour, buscando un diseñador para la puesta, revisando presupuestos para el setup de la gira, pre-produciendo los shows por venir de acuerdo al calendario de fechas que se van acordando, revisando toda la parte técnica local de cada país, y también haciendo la logística del viaje del grupo (incluyendo visados, pasajes aéreos, hoteles, transportación interna, etc.). Muchas veces uno hace el rol de 3 o 4 personas (avanzada, tour manager, production manager) todo al mismo tiempo.
¿Cómo fue vivir desde adentro un tour tan convocante como el “Me verás volver” del retorno del Soda? Para mi fue un honor ser parte de ese proyecto. Estuve desde el principio de los principios, por lo menos un año antes que se supiera públicamente. Nosotros ya estábamos trabajando en secreto junto a Daniel Kon (manager de Soda), Nando Travi (manager de Cerati, y tour manager de Soda07) y Marcelo Carballar (socio de Zeta, y encargado de las finanzas del proyecto). Después fuimos sumando gente, entre ellas Paul Tozer, con quien compartí la producción del proyecto, y que es uno de los productores más importantes de Argentina. Yo jamás había hecho un tour tan grande. Sólo de staff éramos más de cincuenta personas, y algunos habían venido de Estados Unidos para puestos muy específicos (las luces -comandadas por Martin Phillips-, el tema de los motores que movían las estructuras y la parte de video). Originalmente el proyecto constaba de 12 shows. Terminamos haciendo 22. Era una locura. Y hubo tramos muy desgastantes, como una seguidilla de shows (Los Angeles- Bogotá-Panamá-Caracas) que tenían un sólo día en el medio para viajar y trasladar la carga. Pero trabajar con Soda Stereo fue un verdadero placer. Fue por lejos el proyecto más grande en el que he estado involucrado hasta ahora, y creo que todos los que pasamos por él lo recordaremos con un inmenso cariño.
¿Cuál era la relación que tenías con la música de Soda y en cuanto influyó ese aspecto en tu trabajo durante la gira del regreso? No había trabajado antes con Soda. Todo lo que sabía de Soda lo sabía de haber escuchado al grupo como un fanático más. Tengo 38 años, Soda fue parte de toda mi adolescencia. Para mí fue increíble poder participar del proyecto porque, obviamente, estaba en mi ADN. Creo que por eso fue que me resultaba tan simple encontrar frases que sirvieran para la imaginaria del proyecto (desde el Me verás volver con los tres muñequitos, que lo había dibujado en la primera presentación que les hice a los tres músicos para empezar a revisar aspectos visuales del escenario, hasta una serie de frases de los temas para las remeras del merchandising).
Actualmente estás involucrado en la gira de Los Fabulosos Cadillacs ¿Cuáles son las diferencias desde el punto de vista de tu trabajo entre las giras retorno de Soda y LFC? Quien que me convocó originalmente para el proyecto Fabulosos Cadillacs fue Roberto Costa, que fue el promotor de la gira de Soda, y es el actual promotor de la gira de Fabulosos Cadillacs. Había hecho ya un proyecto para Cadillacs (el DVD Hola-Chau), pero siempre con la compañía (SonyBMG), y con muy poca conexión con los músicos. Esta vez empecé desde cero: el diseño del escenario. En nuestra primera reunión les llevé una presentación con unas ideas que teníamos para el diseño del show. Esas ideas se fueron refinando hasta llegar a lo que fue el diseño definitivo, que es el que se vio en River el año pasado. A partir del 2009, tuvimos que armar una planta un poco más pequeña, porque íbamos a venues más chicos. La diferencia fundamental entre esta gira y la de Soda es que yo no tenía una relación previa con nadie de la banda (como en el caso de Soda tenía con Gustavo) aunque el staff de la gira no me es completamente desconocido (de hecho, está Barakus Iencenella, asistente de Gustavo de toda la vida, como asistente de Flavio; y yo me traje al tour a Macarena Amarante como tour manager, Gaspar Potocnik como setup de luces y a Hernán Nupieri para el setup de audio; todos ellos estuvieron conmigo en la gira de Soda). Además, esta gira de LFC es más extensa, no sólo porque son más shows (50 en total) sino porque se extendió mucho más en el tiempo: la gira de Soda duró 3 meses y la de Fabulosos Cadillacs va a durar un año.
Entre otras cosas, tu empresa Fa Sostenido se ocupa del diseño de shows. ¿Cómo podrías explicar esa tarea? ¿Los músicos te contratan para traduzcas al lenguaje visual lo que está pensado en sonidos? Yo tengo un perfil de producción más creativo. En Estados Unidos existe el rol de diseñador de producción, que toma el proyecto desde cero y empieza a bosquejar las ideas creativas que van hacia el escenario. Yo no soy iluminador, ni diseñador de video, ni puestista, ni escenógrafo. Soy un productor que empieza a bosquejar ideas posibles para que el artista empiece a traducir lo que quiere en palabras. Los músicos son geniales traductores de emociones a canciones. Pero cuando llega el momento de hablar de un show, les es difícil explicar qué quieren. Entonces yo soy esa especie de catalizador de lo que quieren. Empiezo llevándoles una larga presentación con ideas, fotos de conciertos, fotos de cuadros, dibujos, y todo el material que puedo mostrarles, básicamente para que veamos que NO les gusta, y que SI. A partir de ahí empiezo a focalizar en una idea madre que nos funcione, y con eso busco a la gente indicada para que me haga el diseño de luces, el diseño de video, el diseño del stage. Lo último que hice fue el proyecto de Soledad- Nocheros-Chaqueño Palavecino en Vélez para Day1.
¿Bajo qué idea y concepto nació Fa Sostenido? Nace de la necesidad de crear esta productora más orientada hacia lo creativo y para poder empezar a ensamblar un equipo de trabajo que me pueda acompañar, porque básicamente las giras me obligan a estar físicamente en un lugar en el mundo, que muchas veces no coincide con el lugar donde se hace otro evento que producimos. El nombre tiene que ver con la fascinación sostenida (dicha en palabra de los chicos, que cuando ven algo que los sorprende dicen “faaa...”). La verdad es que la emoción que se crea y transmite en un show en vivo es inigualable y es algo en lo que quiero seguir trabajando toda mi vida.
Los profesionales del audio deben vivir los tiempos actuales con una sensible dualidad. Hay mucha música pero no todo suena bien y lo que suena bien a veces termina escuchándose en un celular o en parlantes de computadora. ¿Cuál es tu sensación frente a este planteo? Yo sigo pensando que lo importante es la emoción. Mi hija de 12 años se la pasa escuchando música en su iPod, y no distingue si el bitrate del AAC con que está el tema comprimido está en 128 o 256 kbps. Le importa si le gusta o no, si le mueve cosas o no. Yo tampoco me compro todos mis discos porque “suenan bárbaro” (bueno... algunos sí). La música que compro es la que me gusta, la que me lleva a lugares, la que me mueve los sentidos. Si la hizo un artista en su estudio con un ProTools o si se gastó 3 millones de dólares en un estudio en El Cairo, no sé si vamos a descubrir la diferencia. ¿Existe diferencia entre un buen estudio y usar una placa de PC para grabar? Definitivamente sí. Pero ni el estudio ni la placa de la PC te aseguran que el resultado final emocione.
¿Qué es lo que tiene que pasar en el escenario, en la consola del ingeniero de sonido y luces y etc. para que consideres un concierto como “perfecto”? No existen conciertos “perfectos”. Pero sí existen shows donde todos terminamos visiblemente emocionados y felices con el trabajo hecho. Los conciertos tienen un millón de variables, que nunca jamás son todas perfectas. Siempre algo, por pequeño que sea, no sale como lo planeabas. Eso, también, es el “vivo”. Así que los mejores conciertos son aquellos que, cuando terminás de cerrar el camión con tu carga, te devuelven esa sensación de que estás en el mejor trabajo que podrías haber algún día soñado. Y que seguís vivo para disfrutarlo.
