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Edelmiro & Carca

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Carca, quería que dieras tu opinión sobre tu actuación como acto sorpresa en el pasado Quilmes Rock en River. [Nota: a fines de marzo, Carca fue programado en la noche heavy del Quilmes Rock para hacer un tributo al rock argentino. Llovieron botellas al escenario mientras hacía temas de Manal y Pappo’s Blues, entre otros.]
Carca: Pienso que ahí hubo un gesto grande de lo que está pasando. Es frustrante que los fans de Korn te escupan mientras intentaba tocar “El tren de las 16”. La idea era hacer algo similar al Super Bowl. Los pibes de la producción estuvieron divinos pero no se acordaron de anunciar que iba a tocar. Terminé recibiendo botellazos, me daba bronca, si subía Edelmiro o Javier Martínez hubiera pasado lo mismo. En los festivales europeos esto no pasa. En España tenés que hacer algo muy grave para que te escupan o te tiren algo… Es humillante que te escupan.
Edelmiro: A fines de los ’70 en Los Angeles con el punk fue increíble. Yo tenía amigos que se emocionaban porque los escupían.

Quisiera preguntarles sobre una gran influencia de ustedes, Jimi Hendrix.
Carca: Hendrix siempre vivió en un mundo de fantasía, tanto de música como de palabras inventadas…
Edelmiro: Por ejemplo “Dolly Dagger”. Cuando a Hendrix lo llevaron a Londres se organizaban interminables zapadas. Un día tocando en un club con Mick Jagger éste se cortó la mano con un micrófono y preguntó si alguien quería chuparle la sangre, y apareció una chica que resultó ser la “Dolly Dagger”… si prestás atención Dagger es Jagger. Una gran película que tengo de Hendrix es Rainbow bridge, prácticamente desconocida.
Carca: La primera vez que escuché a Hendrix fue gracias a un casete que me regalaron con la banda de sonido de Rainbow bridge. Después ese disco no existió más.
Edelmiro: Otro buen disco extraño fue The cry of love. Inmediatamente después de la muerte de Hendrix, Eddie Kramer, que era su ingeniero de grabación, lo editó. Tocaban Mitch Mitchell en batería y Billy Cox en bajo. Kramer lo terminó. Se siguieron grabando las canciones y se armó el lío de la herencia por Jimi, que vivió en el estudio y grabó siempre todo.
Carca: Esa gente tenía el compromiso de ser figuras con peso musical. En la primera época del rock en Argentina, y en el resto del mundo también, estaba el compromiso de ser músico y además había que ser bueno. Después se acabó. Los músicos quisieron ser músicos por otras cosas. Los guitarristas buenos son de la época en la que comenzó Edelmiro. Ahora no existe la motivación o el incentivo para tocar mejor que otro.
Edelmiro: Eso tiene que ver con las canciones en sí. Nosotros soñábamos con los grupos. Antes de comenzar había solistas: Elvis Presley, Bill Halley, Ritchie Valens… Los ’60 y los ’70 fue la época de bandas como los Beatles, los Stones, Ventures, Shadows, siempre bandas. Los Shakers… yo los iba a escuchar cuando era chico, eran tremendos. Un día fui a River con una compañerita, éramos adolescentes. Tocaban con Johnny Hallyday y Sylvie Vartan. Cuando tocaron Los Shakers la gente se murió. Ese día conté 52 parlantes, yo estaba al lado del escenario con mi novia. También tocó un grupo popular de ese momento, The Tremeloes. Habían traído unos equipos Fender tipo Dual Showman. Ricardo Kleiman, manager de la época los compró y, tres años después, con esos equipos grabó por primera vez a Almendra.

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Me gustaría hablar sobre sus primeras guitarras. ¿Cuáles fueron y qué recuerdan de ellas?
Edelmiro: Mi mamá sacó un crédito en Antigua Casa Núñez y me regaló una Sinfonía. Era un módulo eléctrico con vibrato. Era una guitarra dura. La recuerdo con simpatía porque con ella me enseñó a tocar Ricardo, mi compañero de banco del colegio. Me pasó los primeros punteos. El tenía una igual así que yo quería el mismo modelo. Ahí empezamos a tocar con Luis [Spinetta]. Después hubo un señor luthier llamado Sergio “Repiso” Villarroel que venía de las Islas Canarias y Palma de Mallorca. El viejo hacía unas guitarras impresionantes. Nos mandamos a hacer las guitarras con él. Yo me hice hacer una de caja semi-acústica, como una Gibson 335, roja, todavía la tengo y es una maravilla total. Luis se hizo hacer una que era como una perita tipo Vox, un modelo llamado Teardrop. La de Luis desapareció.
Carca: Es raro que todavía se mencione el episodio del Carpo que vendió la guitarra Gibson Dove que Luis le regaló. A mi me parece mal que Spinetta se queje por eso. Pappo la vendió en Madrid para comprar una Les Paul. Que te regalen una guitarra de valor es como que te regalen plata. Vos con eso hacés lo que querés. Luis todavía se queja porque le salió 500 dólares. Si yo te regalo una Fender Strato ’92 que quizás no es gran cosa pero te la regalo y a vos te sirve y la querés convertir en otra, buenísimo… Tal vez si te regalara una Gibson 335 del ’70 y la vendés, ahí si digo “¡noooo!”.
Edelmiro: La primera guitarra en sentido sonoro fue la Repiso, con la que toqué todo el primer álbum de Almendra y parte del segundo. Ahí agregué una Gibson 345 que es como la Lucille de B.B. King pero menos lujosa, tiene clavijas doradas y mango de ébano, mango de palo rosa… A esa la vendí porque me fui a Estados Unidos. Unos años después la vi en Blue’s hecha pelota, le habían sacado los micrófonos, alguien la masacró.
Carca: Yo nunca tuve tanta suerte porque no me crucé con una Repiso. Las tenía monitoreadas porque veía las fotos de Color Humano. No había grupo que me llamara más la atención. Eran verdaderos, manejaban un trip propio y mostraban libertad con su look. Cuando vi Rock hasta que se ponga el sol me di cuenta de las posibilidades sonoras que podía ofrecer un trío. Mi primera guitarra fue una Faim-Les Paul Custom. Era una recreación de la Gibson, con distorsionador incluido. En realidad cuando tenía 9 años mi abuela me regaló una española. A mi no me gustaba, no sonaba a Queen. Más tarde entré en un devenir de guitarras baratas hasta que en 1987 me compré una guitarra americana Session Riverhead, algo así… una imitación de las Jackson. Con los años entendí por dónde pasaba la movida y tuve Fender, casi todas las Gibson, la SG, Les Paul Standard, Explorer, de 6 y 12 cuerdas.
Edelmiro: Sos demasiado mujeriego con las guitarras, las tuviste todas.

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¿En qué consiste el proyecto que tienen en común?
Carca: Desde 1994, cuando nos conocimos, siempre nos invitamos o formamos parte de la banda del otro. Llegamos a un entendimiento y a un swing muy lindo porque se mezclan formas de tocar muy distintas. El toca con Stratocaster y yo con la Les Paul, son como el complemento necesario. Descubrimos que podíamos ser capaces de involucrarnos e intentar concretar una música que no tenga estructura en cuanto a estrofas o estribillos. Tiene que ver más con la energía o la emoción que haya en ese momento.
Edelmiro: Por ahora Carca está muy ocupado viajando con Babasónicos [Carca es el actual bajista de Babasónicos], no hay nada definido pero nos encantaría hacer un disco juntos. El es un invitado constante a mis conciertos, sobre todo cuando toco con el trío. Cuando me embarqué en el proyecto de Expreso de agua santa dejamos los solos para el final. Yo no me acordaba de algunos, sobre todo de canciones como “Hace casi 2000 años” o “Cosas rústicas” y ahí Carca llegó para recordármelos. Si hacemos un disco con Carca me gustaría crear algo fresco y compacto.
Carca: Cuando Edelmiro me invitó a grabar me pregunté qué hago yo como guitarrista en el disco de alguien tan influyente para mí… Joe Satriani es un genio pero eso no es lo mío. Marc Bolan tal vez es considerado un guitarrista mediocre pero yo adoro su forma de hacer solos. Es una cuestión de lenguaje. Es como los que dicen que Hendrix era un excelente guitarrista… ¡No! Hendrix era el director de una orquesta cósmica.

Hay un músico muy conocido en Estados Unidos, Stephen Malkmus (ex líder de Pavement) que se declaró fan de Color Humano y eso se ve reflejado en su último disco.
Edelmiro: No lo conozco, nunca oí su música.
Carca: A mi me pareció demasiado hyppeado en su momento aunque evolucionó mucho. Igualmente copiar no está bueno. Los Beatles hicieron Rubber Soul inspirados en Dylan pero no suena como Dylan. En el rock argentino no tendría que haber tantos Calamaros e Intoxicados. La Renga no es un grupo que me pueda conmover pero hicieron música sin referentes, o tal vez los tuvieron pero no se parecieron a ellos. No se parecen a Vox Dei o a Edelmiro. Son de la familia.
Edelmiro: Lo más lindo de una banda es el gesto, el proyecto, la unión más allá del resultado. Ahora estoy viviendo una experiencia única de tocar solo o en dúo con Sebastián Peyceré.
Carca: Lo que hace Edelmiro con Peyceré deja a los White Stripes como unos caretas. Jack White me encanta pero no dejan de ser un producto. Con Edelmiro nos propusimos interactuar con la tímbrica, la belleza, el caos.

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