¿Por qué elegiste la trompeta? El colegio al que iba había una orquesta y siempre tuve a?nidad con los instrumentos de viento. Me incliné por la trompeta y luego incursioné en el trombón. Todo pasó a los 11 años, ahí fue cuando compré mi primer vinilo, de Louis Armstrong.
¿Cúal fue tu formación musical? Comencé en forma autodidacta, luego entré al conservatorio nacional de música, en Santiago de Chile. Hice un posgrado de música clásica y estudié en forma particular.
¿Cómo fueron tus comienzos profesionales? Vine a la Argentina, rendí unas equivalencias en el conservatorio y comencé tocando con bandas como Los Caballeros de la Quema, Los Calzones Rotos, Sebastián Monk, siempre en intervenciones como sesionista. También integré la Orquesta Juvenil del Teatro General San Martín. Actualmente, presento mi disco y toco en la sección de vientos en un programa de música.
¿A quiénes reconocés como tus in?uencias? A Chet Baker ante todo. Miles Davis, Lee Morgan, músicos venidos del bep-bop. Y Wynton Marsalis, con quien tuve la posibilidad de estudiar en la Universidad de California y formarme con trompetista. Una gran persona con mucho sentido del humor y muy carismático.
¿Qué diferencias encontraste al venir a la Argentina, con respecto a la escena del jazz en Chile? En Chile no hay cultura jazzística. Aquí hay lugares donde tocan jazz gente que va a escuchar jazz, se venden discos de jazz, hay más información. Este es un país extraordinario en ese sentido, con mucha cultura musical, si bien está difícil, hay muchas posibilidades de hacer cosas en el marco musical. Y especí?camente Buenos Aires, que es una ciudad donde la oferta artística es enorme, de lunes a lunes hay espectáculos.
Además de trompeta, también tocás trombón. ¿Cómo fue ese paso? Me resultó fácil el cambio de uno a otro. Técnicamente se toca de la misma manera, solo que las notas las vas encontrando de acuerdo a las diferentes posiciones de la bara, que en este caso, reemplaza a los pistones de la trompeta. Todo el sonido sale de la posición de los labios y la cantidad de aire. En todos los instrumentos de viento con boquilla, trompeta, trombón, corno francés, la técnica es la misma en la posturade los labios. Si busco una nota aguda, mis labios estarán más cerrados y expulso aire con mayor velocidad; si quiero una nota más grave, habrá mucha menos presión de aire y mis labios más relajados.
¿Recordás cuál fue tu primera trompeta? Sí, una trompeta Orsi Milano, italiana, malísima (risas). Fue la primera, era lo que había, pero fue con la comencé a aprender a tocar el instrumento.
¿Qué instrumento estás usando en la actualidad? Dos trompetas de color, una Parker roja y otra azul Vincent Bach Stradivarius, generan un sonido más opaco, más íntimo, ambas americanas. El modelo de Gillespie, con la campana doblada, que ofrece un sonido mucho más brillante. Un trombón tenor Yamaha. Y tengo varias sordinas que le van cambiando el sonido a cada uno de los instrumentos, dándole diferentes timbres.
En tu disco, además de obras clásicas de compositores como Miles Davis, hay temas tuyos. ¿De dónde nace la composición en la trompeta? Para mí nace en la melodía. Primero se me ocurre tocando una melodía, la cual después voy adornando con la armonía. Tocando, improvisando tomo algún fraseo y eso queda. Luego juego con la armonía y los ritmos. Después busco jugar con algún yeite del contrabajo o el piano y voy viendo cómo queda. Y con los temas de autor, también busco darle un toque personal, eso es lo mágico. Se pueden tomar los estándar clásicos de jazz y darle personalidad propia, darle el sello propio de cada artista.
También sos docente. ¿Un consejo para alguien que empieza a tocar la trompeta? Que escuche mucha música como para tener bien abierto el oído. Y especialmente con la trompeta, que tenga muchas ganas y paciencia, ya que es un instrumento difícil de tocar.
