¿Cómo fue tu acercamiento a la música?
Se fue dando por discos de mi madre: Tommy Dorsey, Glenn Miller, Louis Amstrong, Count Basie, Oscar Alemán y los tangos de mi padre: Pugliese, Salgán, Mederos, Julio Sosa.
De chico quería ser Willie Nelson y con 10 años intercambiaba discos de Spinetta Jade, James Taylor, Deep Purple... De tanto ver a Clapton con sus Stratos en las tapas me sedujo elegir la guitarra. En inglés se dice “play music”. Así empecé, jugando con la música...
¿Cuál debería ser la personalidad de la guitarra en el jazz?
No me considero un guitarrista de jazz, más bien un guitarrista improvisador. La función es parecida a la que pueda tener un piano, por las similitudes de capacidad de armonizar y crear melodías. Hacer un acompañamiento en jazz es escuchar al que solea y uno mismo reaccionar a eso. Después encaras distinto si es trío, cuarteto o solamente acompañando una voz. Tocar lo necesario sin necesidad de rellenar con super acordes, escuchar a los demás y levantar la cabeza, como en el fútbol. Estuve en una mesa a tres metros de John Pisano mientras acompañaba con dos dedos a Peter Bernstein, con un swing impresionante. Muchos cuando empiezan con el jazz quieren poner el gran acorde de muchas notas que suena bien. Pero si voy arriesgar el swing por un gran acorde incómodo, no es negocio. A veces, menos es más.
¿Cómo te introducís en el mundo del jazz?
Lo sentía de chico por los discos que sonaban en casa. Caminaba al colegio silbando melodías de Glenn Miller. Luego Sonny Rollins me movió el piso. A los 18 años tenía sed de tocar algo más que el mismo solo y/o acompañamiento sobre un tema de rock. Llego al jazz por una necesidad de improvisar y armonizar con otra dirección... y siento la improvisación imprescindible en mi ejecución. Y por supuesto pude enriquecer más el rock y otras cosas tocaba antes. Cuando estuve en New Orleans respiré swing 24 horas sin parar todos los días, volvía por la calle de madrugada y escuchaba alguna trompeta a lo lejos mientras salía el sol. Ese día aprendí que el músico no tenía horarios. Mis influencias no son necesariamente artistas en si, son momentos de la vida que inconscientemente los vuelco en la música. Fue muy importante compartir conversaciones con Wayne Shorter, Mike Stern, Gary Brown, Lincoln Goines, Renato Neto... y amigos argentinos como Gustavo Bergalli, Pino Marrone y Gabriela con exitosas carreras en el exterior. De ellos aprendí cosas que no me las daban ni Internet ni ningún libro.
¿Hay guitarras que sean más adecuadas para el jazz?
Las hay, como las tradicionales guitarras de caja (archtop), ese sonido que te atrapa y es inevitable querer agarrar una. Pero también pasa por una cuestión netamente personal de cada uno. Hay jazzistas que tocan con Telecaster, una guitarra tal vez más asociada al country-rock, El verdadero sonido está en las manos del guitarrista.
¿Cómo es el trabajo de las guitarras en el jazz cuando se trabaja en estudio?
Es un estilo para que la formación grabe en vivo, con mucho diálogo. A veces no grabé así por la simple razón de combinar agendas con 5 músicos diferentes y por una cuestión geográfica cuando el colega vive en otro hemisferio. Entonces sacás provecho de la tecnología para poder lograr eso. La improvisación es factor desencadenante para el resultado, y por ahí la música pide agregar algún instrumento sobre eso.
El sonido lo hablo con el ingeniero que sabe más que yo, por algo es ingeniero. Me preocupo más por la música que por los botones. Casi todos los temas que grabé en mi nuevo disco (Soberanes Cove: www.myspace.com/soberanescove) están hechos con cuerdas de nylon. Mi guitarra, construida por el luthier Ricardo Louzao, tiene una riqueza tímbrica increíble, con solo usar un mic condensador ya está.
¿Crees que hay una renovación dentro del ambiente del jazz?
Escucho que el jazz está en su mejor momento. ¡Difundámoslo entonces! Sería bueno que nos avivemos que el músico que vive a la vuelta de tu casa puede brindarte algo más interesante que el que sale en la tapa del diario.
Como docente, ¿cuál sería un primer consejo para alguien que toma por primera vez el instrumento?
Paciencia y perseverancia. Elegir un profesor sepa transmitir conocimiento. Explorar músicas, siempre hay algo nuevo por ahí, esperando. Amar el instrumento, que no es para disparar millones de notas sino tan solo para hacer música. Dentro de ese proceso de aprendizaje ir preguntándose honestamente si ese pasaje que tocaste fue porque querías ó simplemente porque teóricamente entraba. El gran Atahualpa Yupanqui dijo que la misión del artista no es deslumbrar, sino alumbrar.
