¿Cuándo comenzaste a tocar y por qué el piano? Creo que la decisión real de haber elegido el piano como instrumento fue cuando mis padres me compraron un piano vertical a los 12 años. Antes de este episodio tocaba un teclado Yamaha, pero al carecer de sensibilidad, terminaba eligiendo la guitarra. Mi formación comenzó ni bien me compraron el piano, con un músico genial que vivía a pocas cuadras de casa, Sergio Morales. El me incentivó mucho y supo desarrollar mi creatividad en clases muy divertidas. Más tarde, durante dos años y medio, tomé clases particulares con Claudio Espector, con quien pulí mi técnica y me enseñó algunas piezas clásicas. También estuve mucho tiempo junto a mi hermano baterista, Juan Jacinto, tocando e improvisando libremente desde muy chicos, casi todos los días de mi infancia. Ernesto Jodos, Diego Schissi y Guillermo Romero fueron mis maestros de lenguaje jazzero y armonía moderna. Si bien estudié muy poco con cada uno de ellos, los tres me enseñaron mucho.
Naciste en 1981. ¿Por una cuestión generacional, el rock debió haber llamado tu atención antes que otras músicas... ¿Fue así? Me sucedió algo atípico, ya que a los 13 años encontré en un supermercado un CD de Mozart, lo escuché y enloquecí con su obra, casi de manera obsesiva. Tal era así que saqué prácticamente de oído la Sonata No 1. A su vez mis hermanos escuchaban mucho Beatles, Traveling Wilburys, Queen, Charly, Spinetta. Entonces cuando escuché a Bill Evans por primera vez, recuerdo que sentí toda esa mezcla que me gustaba, concentrada en una energía, en una sola cosa. Y ahí me incliné al jazz y a la música improvisada.
¿Quiénes fueron tus principales referencias en el piano o los teclados de Argentina o el extranjero? Me influyó mucho un tío pianista y compositor que ahora está ra- dicado en Alemania, que además es un gran improvisador, llamado José Hernán Cibils. De muy chico nos poníamos a improvisar a cuatro manos, y me encantaba inventar melodías con él.
¿En qué circunstancias te incorporás al grupo de Javier Malosetti? A Javier lo conozco desde hace siete años. En muchas ocasiones tocamos en jams y congeniábamos muy bien. Luego de un tiempo, Andrés Beeuwsaert [ex pianista de Malosetti] me llama para que lo reemplazara en el grupo. Oscar Giunta había ingresado hacía poco tiempo como baterista, entonces fue doblemente bueno, ya que con él también venía tocando mucho y teníamos mucha química. ¿Cuáles son tus discos de jazz argentinos preferidos? No es porque yo haya participado en ellos, pero los últimos discos de Mariano Otero y Ramiro Flores me parecen muy buenos. Son un fiel reflejo del nivel impresionante que están logrando algunos músicos de jazz de este paìs. Un disco inédito de Baby López Furst que se editó hace poco es lo que más me impactó en cuanto a swing y calidad.
¿Cómo estás equipado? Tengo un piano Rhodes Seventythree con parlantes, que lo paso por un Line 6 Pod Bass. También tengo un Micromoog Synthesizer, un Yamaha AN1X, un Roland FP-9, módulo JV1080 y un piano vertical Hoffmann austríaco. Aunque estoy pensando seriamente en comprarme un piano de cola, y usar instrumentos virtuales desde una laptop que compré hace poquito.
¿Tenés planeado un proyecto como líder de banda en el corto o mediano plazo? Sí, aunque principalmente estoy concentrado en grabar más que armar una banda. Tengo dos proyectos que, si todo sale bien, el año próximo estaría grabando. Uno de composiciones en guitarra y piano, formato canción; el otro en trío y cuarteto, con composiciones propias y arreglos de estándars.
