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John Medeski: Ya ni siquiera sé qué es el Jazz

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Pensé que en el jazz era habitual que los músicos primero trabajen el material en vivo y luego lo registren en estudio... Hoy necesitás un nuevo disco para conseguir shows. En el jazz ha sido así desde hace tiempo. Creo que mucho tiempo atrás quizás Coltrane iba al estudio cuando sea que quería y grababa cosas, pero incluso en Kind of blue [Miles Davis, 1959] ellos fueron al estudio y lo grabaron.

¿Creés que tocándolos primero en vivo los temas nuevos están más elaborados, menos improvisados? No, en verdad nos dimos cuenta que funciona al revés: muchas veces las composiciones fueron evolucionando en la ruta hasta encontrar la forma que nos guste; pero también un montón de veces -esto también lo hicimos antes- tenemos algo que llamamos una semilla, algo que sin haber ensayado llevamos a la gira, y lo tocamos hasta convertirlo en un tema.

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Ahora que comienzan a editar todo por su propio sello, ¿disfrutan de mayor libertad artística? En lo musical siempre hicimos lo que quisimos. Pero conseguir hacer más música es muy importante para nosotros, porque siempre improvisamos, así que constantemente hacemos nueva música. Poder grabar y editar más es realmente genial.

¿Hay que escuchar Radiolarians I como parte una trilogía o como un álbum en sí mismo? Como un álbum en sí. El nuevo definitivamente va a ser diferente, otros instrumentos. Hay nuevas canciones en cada estación [del año], ¿por qué no tendríamos [editada] nueva música?

¿Sabés por qué uno de los temas de Chris se llama “Muchas gracias”? Oh, ¿sabés?, creo que fue inspirada por algo que le vino a Chris durante una de estas ceremonias chamánicas que realizó junto a un chamán peruano.

Hay un par de versiones en este álbum; una es una canción folk tradicional y la otra es una composición de Tizsiji Muñoz. ¿Cómo las eliigeron? “Free go Lily” es una canción muy vieja, una especie de country, no country & western...

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Una field recording... Sí, siempre buscamos todo tipo de música vieja y tradicional de distintos lugares, y ésta nos encantó y pareció encajar. Y el tema de Tisiji Muñoz era simplemente una canción cool que a todos nos gustaba; probamos en hacerla en vivo y salió realmente bien. Y él es uno de mis guitarristas favoritos.

¿Qué teclados usaste en este disco? Un montón de cosas. Hammond B3, un pequeño órgano Wurlitzer 7300. Clavinet, por supuesto. Piano. Melódica en algunas cosas.

¿Qué es lo que tocás en “Hidden moon”? ¿Es lo que nosotros conocemos como un acordeón verdulera? No, en realidad es una melódica bajo. Bass Melodian, hecha por Suzuki, así le llaman.

Siempre tocás instrumentos vintage, no te gusta tocar módulos digitales ni samples. No hago eso, no tengo ningún uso para eso... son buenísimos, la gente hace cosas geniales con ellos pero para mí no son suficientemente físicos, vos sabés.

Nunca tocaste un sample de B3... Bueno, lo hice, pero simplemente no suena bien (risas) ¿sabés? No suena bien....

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Siempre intentás ir por la cosa real. Se siente diferente; quiero decir, te hace tocar diferente, así que... para mí se trata de la música, qué te inspira para hacer música, y tocar un B3 real... el asunto es, no hay un sólo módulo que siquiera se acerque a...

El feeling. ...ser un B3 o sentirse como.... incluso el sonido. Quiero decir, tienen sonidos como los sonidos del B3, pero no realmente, yo puedo sentir la diferencia casi siempre, hay algo faltante en ellos. Yo puedo ser engañado a veces... la cosa que es conveniente de los módulos es que no tenés que repararlos como un montón de estos instrumentos. Los pianos eléctricos se desafinan, son difíciles de arreglar, así que el módulo es muy atractivo; pero lo que a mí me gusta son los instrumentos que tienen algo único cada uno. Realmente, cuando llega el momento de improvisar, hay tanto feel entre vos y el instrumento, mientras con estos módulos vos no tenés todo eso.... no sé, son sólo grabaciones de instrumentos, de un sonido; entonces si vos estás tocando la grabación de un sonido... a mí me gusta tocar un sonido.

¿Cuales son tus principales influencias? ¿Tomás ideas de otros instrumentistas? Por supuesto, soy influenciado de manera tan rápida que no puedo siquiera comenzar a nombrarlas... miles de cosas. De sonidos en la naturaleza a cada instrumento: el saxo, la guitarra, la gran música siempre me inspira. Y a esta altura, tengo 43 años, he escuchado tanta música a lo largo de mi vida, así que todo: de música clásica a jazz, música de Africa, toda la música que toqué, toda la gente con la que he tocado.

¿Estás aprendiendo constantemente nuevas cosas? Siempre estoy intentando... amo tocar música diferente que nunca toqué antes y aprender sobre ella... intentar comunicar con toda esta nueva música realmente es algo curativo así como intelectualmente estimulante. La música tiene tanto poder, así que intento conectar más y más con eso.

Antes de Radiolarians I, este año ya habían editado dos álbumes. El primero fue un disco para niños, Let’s Go Everywhere. Hablamos de hacerlo durante años. Fue una gran idea, escribimos un montón de los temas en el estudio con los chicos en mente. Todos tenemos chicos, ellos están en el disco, y sí, a los niños realmente le gusta, lo sabemos por un montón de padres. Sentimos que un montón de música infantil subestima a los chicos; y éstos no son tontos, tienen una gran capacidad de asombro y hay algo que instintivamente cambiás cuando tocás para niños, pero en un montón de maneras no es muy diferente de lo que hacemos.

Luego salió Zaebos: Book of Angels 11, con música de Masada, el proyecto de John Zorn en el que ustedes ya habían participado. En encarnaciones tempranas. Zorn es una fuerza musical increíble, es un tipo muy inspirador. Él nos dio un grupo de temas que pensó que serían apropiados, los revisamos, y seleccionamos los que están.

¿Cómo cambia el funcionamiento del grupo cuando tocan con un guitarrista como John Scofield o Marc Ribot? Primero es divertido por la oportunidad. Si tocamos sólo los tres, alguien siempre toma el liderazgo, pero cuando tocamos con alguien -Scofield, Ribot, los grandes con los que conseguimos tocar, [DJ] Logic- trabajamos juntos como un trío soporte de otro músico, y eso es algo que realmente tenemos para ofrecer. Con Scofield grooveamos de una manera distinta, otra persona tiene otra dinámica, es otra energía, y nosotros respondemos a eso.

También estás involucrado en tres grupos paralelos: Mago, junto a Billy, además de The Word y The Itch. Con Mago hicimos algunos shows; de todas esas cosas queremos hacer más. The Word es difícil de sacar a tocar porque son tres bandas diferentes, todos están ocupados... y The Itch, vamos a volver a hacerlo el año que viene. Tener varios proyectos es divertido, te mantiene vivo.

¿Qué estás escuchando actualmente? Dejáme pensar... nada realmente tan nuevo. [Oliver] Messiaen, un montón de su música inspirada por canciones de pájaros, Oiseaux exotiques. Un montón de música afroperuana. Este disco de The Fang; es una tribu de un grupo [étnico] de Gabon, Africa, su música es increíble.

¿Qué recuerdos tenés de tus shows previos en Argentina? Ha sido un placer cada vez; la audiencia es fantástica, una combinación de escucha inteligente y aún así de respuesta a los aspectos más elementales de nuestra música, el groove y todo eso. Aquí en los Estados Unidos hay una escena de gente que todo lo que quiere oír es el material más groovy, no el lado más creativo de la banda; todos sentimos que ahí [Argentina] hay un gran balance y hacemos lo que realmente nos gusta, que es bailar entre diferentes mundos: la exploración, el grooving, causando un montón de tensión y relajación; en Argentina la gente parece abierta a eso.

Acá y en el resto del mundo son seguidos por un público de distintas edades, donde muchos están más cerca del rock que del jazz. ¿Por qué crees que es así? Ya ni siquiera sé qué es el jazz, ni siquiera nos llamaría jazz. Supongo que ahora asocio jazz con cierto aspecto rítmico, cierto período temporal. Tenemos el espíritu del jazz, lo amamos, improvisamos, tocamos música en el momento para el momento, que es una cosa muy del jazz, hay un montón de maneras de tomar cosas del jazz. Pero también hemos tomado cosas de muchas músicas diferentes, y un montón es contemporánea: ritmos y grooves revueltos, incluso una suerte de sensibilidad compositiva. El jazz es un lenguaje en el que te tenés que meter adentro para sentir y comprender. Creo que con lo que un montón de público se relaciona es con el ritmo, que es un reflejo de los tiempos: los ritmos de jazz son más viejos, y vienen de un tiempo diferente. Y un montón de gente quiere oír material que es más contemporáneo, y eso es lo que hace que gente más joven venga. Espero que algunos, sería genial, puedan engancharse con Duke Ellington y Mingus a través nuestro.

¿Cuales son las principales diferencias entre el MMW actual y el que debutó en 1991 con Notes From the Underground? ¡Somos más viejos! Diecisiete años, y creo que hemos crecido un montón como músicos, estamos más cómodos con nosotros mismos, más afianzados. Debo decir que trabajando con estos tipos, todos seguimos creciendo. Alguna gente se queda realmente estancada no siento que eso nos haya pasado aún y por eso seguimos. Seguiremos haciéndolo en tanto nos pegue, definitivamente pararemos cuando dejemos de crecer.

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