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Lea Apud: Un buen instrumento facilita el aprendizaje

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¿Cómo fue tu acercamiento a la música? Gracias a mis viejos, ellos siempre nos hicieron escuchar música y por medio de ellos tuvimos, con mi hermano [Diego, bajista de Karamelo Santo], la posibilidad de acercarnos hacia lo artístico. Escuchábamos mucha música popular en mi casa, folklore, jazz y mucho Beatles. Ya de más de grandecitos, escuchábamos música por nuestra propia iniciativa, como por ejemplo Soda Stereo, una vez que viajamos a Chile y vimos lo que significaba el boom de Soda allá, también recuerdo haber visto con mi viejo a Spinetta y eso me marcó muchísimo. Luego llegó la música más pesada, el heavy metal y el trash de principios de los ´90, recuerdo particularmente el disco Master of Puppets de Metallica que me voló la cabeza y la salida de Nevermind de Nirvana, esa mezcla de influencias fue el detonante para que tome la guitarra y me ponga a tocar.

¿Recordás la primera guitarra? Sí, una Caiola Mobel, la compré entregando una vieja trompeta era alemana y buenísima y la cambié mano a mano por una guitarra que no valía ni la mitad, pero para mí tener mi primera guitarra eléctrica ya era un golazo. Mi hermano con el bajo y yo con la guitarra nos mandamos a tocar sin saber.

¿Estudiaste música? En ese momento me metí a la escuela de música de Mendoza, que recién ahora tiene una carrera más de música popular, en aquel momento la formación era más clásica, una carrera que duraba como diez años. A esa edad y con mi ansiedad, no podía esperar y duré como seis meses, era demasiado formal para mi. Así que el aprendizaje fue a los golpes y luego sobre las tablas directamente, en la banda que teníamos con mi hermano en esa época. Más tarde, después de buscar profes, terminé yendo con Andrés Cecarelli, un gran guitarrista que finalmente terminaría tocando conmigo y grabando en mi disco.

En el aprendizaje y el desarrollo del músico en su carrera, ¿qué importancia tiene un buen instrumento? Depende de cada momento. Cuando estás empezando las ganas pueden más que cualquier cosa, entonces por ahí con una humilde Caiola podés hacer la canción de tu vida. Tiene mucho que ver a lo que podés acceder económicamente. Tampoco podés tener una súper guitarra sin saber tocar. Entonces creo que es importante para la formación temprana del músico, ser consciente que con un buen instrumento se facilita el aprendizaje porque te permite poder escucharte mejor, porque si tu guitarra no afina, no suena a nada, hasta podés desanimarte y ahí pasa a hacer importante el instrumento con el que contés.

¿Con qué guitarra estás tocando actualmente? Con una electroacústica de 12 cuerdas, después de haber tocado mucho tiempo la eléctrica al mango y con un amplificador gigante. Es una Yamaha japonesa del 78 muy linda, le agregué un micrófono Fishman y un pre externo, para no agujerear la viola. Es una edición muy extraña con el clavijero abierto con el sistema de las cuerdas de nylon, tiene una construcción vieja, muy buena, como se hacían antiguamente las guitarras. Me costó encontrar una guitarra que sonara así, porque venía de tocar una Taylor siendo asistente de Pedro Aznar. Después de tocar esa guitarra no podía tocar otra hasta que di con esta que tengo actualmente.

¿Qué encontrás en la guitarra de 12 cuerdas que no te lo da una de 6? Una sonoridad y una particularidad que me resulta original escuchar, no se usa mucho, y de algún modo traté de salir a tocar como solista con cierta personalidad, y con un instrumento así encontré esa originalidad en el sonido y pude lograr más profundidad para tocar algunos temas porque llena mucho, y siendo éstos mis primeros pasos como cantante encontré en esta guitarra un colchón armónico que cubre muchos espacios y me siento más protegido. En la guitarra de 12, hay seis pares de cuerdas donde las dos primeras son unísonos, se afinan igual, y el resto de afinan por octavas, por ejemplo la sexta más aguda del par es como si fuera una primera de una guitarra de seis.

¿Qué guitarras utilizabas en la época de Cabezones y con qué amplis lo complementabas? Pasé por varias guitarras, pero una de las que tenía, la vendí en un acto casi simbólico para comprarme la de 12. Era una Schecter modelo Papa Roach, preparada para afinar bajo, como afinábamos nosotros, acorde al estilo que tocábamos. Tuve también, como buen fanático de Spinetta, una Steinberger, una guitarra que no tiene clavijero y se afina con un sistema desde el puente, pero es una viola muy particular. Tenía un set complementario al de Pichu [Serniotti] y usaba un Mark III de Mesa Boggie, difícil de setear, y usaba varios pedales, un distortion Jeckyl & Hyde, trémolo, chorus y fazer de Cluster más un wah-wah Dunlop modelo Jimi Hendrix y le terminé sumando el delay Line 6. Tu disco lo compusiste y pre-produciste solo con la guitarra.

¿Cómo fue adaptar las canciones al formato de banda? Mi hermano Diego tuvo mucho que ver, él fue quien produjo el disco y me decía que yo tocaba, cantaba y armaba todo en función de la guitarra, que le dé lugar a las demás cosas. Ahí empezamos a pensar en el resto de la banda y los arreglos que iríamos agregando. Trabajamos mucho en las voces, así comencé a estudiar canto, mi hermano metió unas líneas de bajo y una vez armado le propuse tocar a mi profesor de guitarra de toda la vida. Empezaron a salir los arreglos y lo grabamos en los estudios Fader en Mendoza.

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