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Lenine: Consciencia brasilera

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La primera vez que escuché a Lenine fue en las Oficinas de Música de Curitiba, una ciudad muy poco conocida por los argentinos, considerada la mas ecológica de Sudamérica.
Esas Oficinas de Música son talleres de música popular que se imparten todos los años en la escuela de Música Popular de Curitiba. En ese ámbito establecí contacto con muchos músicos de Brasil y, así, un día llego a mis manos un disco de Lenine, O dia em que faremos contato (El día en que haremos contacto, 1997), con una portada de historieta de estilo futurista. De hecho, la ilustración de la portada del CD, está extraída de un libro titulado O homen eterno (Un hombre eterno) de la colección Futurâmica.

Producido por Chico Neves y mezclado en los estudios Real World de Peter Gabriel, mucho después me enteraría que O dia em que... era su debut en una compañía grande (BMG) pero no su primera producción discográfica. El álbum abre con la canción “A ponte” en el que la voz de un niño cuenta como gracias a que puede bater a lata no pasa hambre, graficando una realidad que golpea en muchas partes del mundo. Incluso acá nomás. Con un sonido potente, rockero, con efectos de programación y loops, pero sin renunciar a sus raíces brasileras y pernambucanas de Recife, “A ponte” nos dice que sólo tienen sentido los puentes, si hay un otro lado.

Para aquellos que creen que Brasil sólo es música “da bumba”, bossa, playa y carnaval, la obra de Lenine les mostrará un Brasil tan crudo como el que retrató Cazuza cuando cantaba, “Brasil cuál es tu negocio, el nombre de tu socio...”. Lenine es ese Brasil. El Brasil signado por la violencia de la pobreza, la marginación, la soledad y el desamor de, por ejemplo, la letra de “Distante demais” y la denuncia social que recorre el disco Na pressao (1999), que abre con “Jack soul brasilero“ y su declaración ciudadana:

Ya que soy brasilero y que soy el dueño de ese pandeiro
Que es certero y tiene dirección
Ya que subí a este ring
Del país del swing y de la contradicción
(...)
Cuando El Tío Sam toque el tamborín (...)
Y cuando ellos entiendan que samba no es rumba
Ahí entonces yo voy a mezclar Miami con Copacabana
Voy a mezclar el chicle con la banana
Y mi samba va a quedar así

Sos de Recife, pernambucano, pero viviste en Río muchos años ¿no?
Sí, nací en Recife y crecí escuchando mucha música y haciendo música. Luego, en los ’70 y a fines de los ’80, la situación para tocar en Recife era muy difícil y decidimos con unos amigos músicos mudarnos a Río porque veíamos más oportunidad para nosotros en nuestro futuro, si queríamos seguir haciendo lo que hacíamos, claro. Viví en Río con unos compositores que son hasta hoy mis parceiros [socios, compañeros de ruta]. Vivimos por un tiempo en un departamento, después en una casita en Botafogo, famosa porque allí había vivido la actriz Sonia Braga. Pasamos un tiempo componiendo e intentando sobrevivir en una época en la que nuestro sonido era una mixtura de música regional con MPB [Música Popular Brasilera] pero el mercado de entonces sólo trabajaba con el rock. No fue nada fácil, pero fue fundamental para la música que hago hoy.

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Tus canciones tienen un mensaje que no es sólo poético. Hay mucha denuncia social y se refleja la necesidad de hablar de una identidad. ¿Estás de acuerdo con esa visión de tu música?
Nosotros somos un país muy grande, demasiado grande, con muchos extranjeros viviendo desde hace años en diferentes colonias: japoneses, alemanes, franceses, polacos... Y además los afrobrasileros, los mestizos y los mixturados [risas]. Es un conglomerado muy difícil para poder, de alguna manera, unificar... Sufrimos también la invasión de los portugueses, la esclavitud, la injusticia que nos ha dividido a nivel interno y, sumado a todo esto, durante décadas, Brasil se ha mostrado y se ha manejado como un país imperialista o al servicio de otros imperialismos. Son situaciones muy complejas para resolver y atravesar, son esas las situaciones que me interesan reflejar en mis canciones. Pero pienso y siento que Brasil está cambiando. Creo que ahora Brasil es como un niño en la edad de la pubertad y me gusta ir acompañando ese cambio. Mis canciones, la música, es lo único que tengo para hacerlo.

Tu música tiene una mixtura de raíces brasileras y mucho de rock.
Estoy de acuerdo, por lo menos es lo que intento. Muchos dicen que hago una música que agrega manifestaciones culturales brasileras y de otras partes del mundo. Mi idea es no encajarme en un solo género y de una sola manera. Es que mi generación creció escuchando en sus casas la música de Jackson do Pandeiro y la de los grandes compositores de Brasil y cantoras, poetas y cantores que nuestros padres escuchaban en la radio. Pero también nosotros descubrimos el rock y sentíamos esa forma de vivir y ver las cosas. Eso es lo que me interesa mostrar y por eso el tocar en la Argentina es tan importante para mí.
Porque el mensaje va junto, es decir, la música y la letra son una sola cosa que debe ser entendida. Por eso me gusta mezclar la música folclórica nuestra, la música popular de Brasil, sus ritmos y riquezas musicales, con el rock, que es mi generación también, aquella música con la que he crecido.

¿Conoces músicos de Argentina?
Sí, conozco muchos y algunos músicos de rock también: Indio Solari, he escuchado a Soda Stereo, Los Redonditos de Ricota... Me ha llegado el material porque he tocado en muchas partes del mundo, tal vez en demasiadas, como en Japón, donde me sorprendía que la gente conociera las letras... Aunque ha sido mucho más emotivo el hecho de que ocurriera lo mismo en Buenos Aires. Porque sé que en Argentina el mensaje realmente se entiende y escuchar a la gente cantarlas me ha dejado muy emocionado, es muy gratificante.

¿Con qué rol te identificás más? ¿Compositor, cantante, arreglador, productor...?
He tenido la suerte de que algunas canciones mías fueran elegidas y grabadas por grandes artistas en sus respectivos discos. La primera que grabó una canción mía fue Elba Ramalho, después Fernanda Abreu, con quien también grabé. O Rappa, Milton Nascimento, Maria Rita, Maria Bethânia y otros también
grabaron canciones mías. Eso me da una sensación de que tal vez ése es mi rol, compositor. Pero también adoro producir y como soy el productor de mis propios
discos, aunque trabajé con amigos como Chico Science, tal vez por eso es que fui invitado a producir discos de amigos como Maria Rita, a quien le produje su disco Segundo [2005], y Chico Cesar que le produje De uns tempo pra ca [2005]. Un trabajo muy interesante fue el que hice con un músico, un cantautor, de Cabo Verde que se llama Tcheka.

También compusiste una banda sonora para una miniserie de TV y para el grupo de danza O Corpo.
Sí, me gusta incursionar en nuevos desafíos, y en realidad siempre fui fan del grupo O Corpo, por eso acepté hacer la música para ese espectáculo Breu. Fue un gran placer ver por primera vez mi música tres dimensiones. En televisión, mi canción “Paciencia” fue el tema de una novela muy conocida en Brasil. Pero esta la última vez trabajé con directores que admiro profundamente, como Guel Arraes y Jorge Furtado.
Para ellos realicé la dirección musical de Caramuru a Invenção do Brasil que fue una miniserie en principio y luego se transformó en un film. También hice la dirección musical de Cambaio, un musical de João Falcão e Adriana Falcão, basado en canciones de Chico Buarque e Edu Lobo.

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