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Lucas Sedler: La pasión y la emoción son imprescindibles

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¿Cuál es el origen del disco, el tercero de tu producción como solista? Surgió como una suerte de reacción al ajetreo constante que existía al estar de gira con Memphis y a la vida un tanto itinerante que llevábamos junto a la banda; un desenfreno en medio del cual comenzaron a aparecer los primeros bocetos de lo que más adelante serían los temas que contiene el disco. Me resultó muy elocuente e ilustrativo, como analogía, la palabra remanso, para dar título al disco, ya que traduce claramente aquello que experimenté en el momento de componer los temas: un paraje de cierta calma dentro de un entorno que ofrecía lo contrario.

¿Qué tipo de guitarras y equipos usaste en el álbum? El set fue diverso, aunque predominaron las guitarras acústicas Takamine y National (resonadora, para slide) ya que me atrajo mucho la idea de que el disco conservase un registro intimista, por así decirlo. Con relación a esto fui absolutamente radical. Me interesaba que fuese muy orgánico el audio, y austera, en alguna medida, la producción de los temas. Es por eso que la aparición de los instrumentos eléctricos es más bien ocasional. En cuanto a estos, utilicé una Gibson Les Paul (reedición del 59, modelo imitación a la de Peter Green); una Gibson 335; una Gibson Firebird (para algunos slides); y una Fender Eric Clapton. El equipo fue un Fender Vibro-King, que es absolutamente valvular y handcrafted. Son equipos de muchísima sensibilidad e ideales para música que se caracteriza por usar sonidos analógicos.

Con Germán Wiedemer, productor del disco, fueron compañeros en Memphis. ¿Otras razones para la elección? Es la primera vez que delego exclusivamente la tarea de la producción. Supongo que me resultó atractiva la propuesta de que los temas, sobre todo los de mi autoría, tuviesen la apreciación de otra persona y que, de este modo, mis canciones no se agotasen solamente en mi juicio; que hubiesen alternativas al momento de tener que grabar, sin que se redujera a algo unívoco, es decir, a la forma exclusiva en que yo concebía mis composiciones. Germán me pareció la mejor opción, siempre nos acercó la empatía por géneros musicales muy similares, lo que hacía que compartiéramos el mismo lenguaje. Además es sumamente criterioso para trabajar dentro del estudio. Sabe perfectamente bien cuándo es momento de apelar a la creatividad, y también cuándo es tiempo de atender a asuntos de orden técnico. Por lo demás, le sobra lo único que, supongo, realmente importa tener: vuelo y una sensibilidad inagotables. Por supuesto que también fue quien estuvo a cargo de tocar todos los teclados que se escuchan en el disco, hacer los arreglos de brasses y de coros... Creo que está muy lejos de ser una exageración decir que Germán es un artista espectacular.

La producción es prolija y detallista, ¿hubo referencias concretas de otros álbumes de otros artistas en cuanto a sonido y producción en general? Sí, existieron algunos discos referenciales que resultaron ser de gran ayuda, sobretodo en lo relativo al sonido al que pretendíamos aproximarnos. Fueron muy útiles algunas grabaciones de Norah Jones y Madeleine Peyroux, mediante las cuales Germán logró advertir exactamente qué era a lo que yo aspiraba en mis temas, es decir, un timbre cálido y ameno, sin estridencias, en medio de lo cual la naturalidad siempre tuviese el protagonismo.

Sorprende la elección de “When it rains” de Brad Mehldau -un tema un tanto atípico en su discografía- y su cambio de tímbrica en tu versión con la guitarra en el papel de líder. ¿Cómo llegaste a ese tema? Me lo mostró Germán. Yo andaba buscando un tema que contuviera alguna melodía bien definida y sentida, con un dejo de nostalgia, para poder hacer con slide emulando casi a George Harrison. Siempre me apasionó mucho su música pero nunca intenté imponerle mi impronta a alguno de sus temas, así que esta me pareció una buena forma de acercarme a su música, y en cierta medida, homenajearlo. Por lo demás, el tema de Mehldau es increíble. Tanto la melodía como la armonía y la cadencia del tema tienen un vuelo irresistible. No pude verlo en el Rex en su última visita, pero sí tuve oportunidad hace unos años en el Hotel Sheraton, y fue decididamente inolvidable. Me cuesta encontrar otro adjetivo que no sea “mágico” para describir su música.

Entiendo que estuviste a punto de ir a estudiar a Berklee. ¿Estuviste allí finalmente? ¿Algo que puedas agregar sobre tu formación como guitarrista? En realidad estuve en Boston terminando de lidiar que algunas cuestiones burocráticas para el ingreso a la Universidad cuando recibí la propuesta de ingresar en Memphis. Sentí que sería muy enriquecedora la experiencia de pertenecer a una banda del calibre de Memphis, y que mi vocación se encontraba mucho mas asociada a la posibilidad de tocar en vivo que otra cosa. Así que no hubo demasiada controversia al momento de deliberar entre ambas alternativas (Memphis o Berklee). En cuanto a mi formación como guitarrista le debo mucho a mi maestro, en tantas acepciones del término, Miguel Don Vilanova, quien supo enseñarme que la pasión y la emoción son las herramientas imprescindibles con las que debe contar un músico si pretende formarse como tal.

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