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Marcelo Corvalán: En el bajo está el sonido

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Hay cambios notorios en los diferentes discos de Carajo. ¿Hay razones para explicar un cambio estilístico de una banda de un disco a otro?
Es una búsqueda. Disco a disco fuimos sumando cosas. El primer disco fue muy “ñu-metal” y en Atrapasueños ya había más rock pesado, cosas más musicales, más abierto a nuevas músicas. Es el tiempo que le lleva a cada banda encontrar su lugar. Los primeros discos tienen algo de “inocencia”, ir al frente sin pensar tanto. Al no haber antecedente, está todo por delante.

¿Con la llegada de un productor, se pierde esa inocencia?
En nuestro caso estamos muy agradecidos por la llegada de un productor. En todos los discos fue el mismo, Alejandro Vázquez. Lo que nos gustó de él, es que nunca vino a cambiar nuestra historia, nuestra manera de laburo. No vino a pedirnos un hit sino a trabajar con cada canción sabiendo que algunas pueden destacarse por sobre otras, pero que cada canción represente a la banda y a sacar lo mejor de cada una.

¿Cómo fue el trabajo del audio en los distintos discos?
Más allá del estilo, también hubo una búsqueda del sonido, de los colores, los matices. En el primer disco, prácticamente grabamos cada uno por separado, en los estudios del Abasto. Conseguimos un muy buen sonido de bata, fuerte, tirando guitarras como referencia, armando las bases las voces y otras violas las grabamos en el estudio de Pichón Dal Pont. En el disco siguiente, grabamos las bases en Circo Beat, y elegimos hacerlo casi todo en vivo, lo que le dio otra contundencia al sonido.

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¿Cómo grabás los bajos? ¿Usás diferentes instrumentos para distintos temas?
Arranqué con un Fender Jazz Bass, de 4 cuerdas que todavía tengo, pero por una cuestión de afinación tuve que recurrir al bajo de 5. Llegué a usar bajo de 4 con encordado para bajo de 5, pero perdía su naturalidad. Tuve un Musicman que usaba afinado más bajo hasta encontrarme con los bajos Spector que uso actualmente. Habiendo encontrado “el” bajo, me da mucho resultado ir directo a un pre valvular, o una caja directa valvular, uso mucho la Avalon. Tuve la suerte de poder grabar varios discos en estos años y siento que la clave está en el bajo, ante todo, ahí está el sonido, y de ahí directo a la consola, la compu o lo que uses para grabar. Después, el género que hagas y los distintos temas te llevarán a elegir el bajo que se acomode a cada situación de acuerdo a tu gusto.

¿Por qué elegiste los bajos Spector?
Yo lo había visto al bajista de Pantera, quienes además fueron de los pioneros en afinar más grave. También lo vi a Sting, al bajista de Alice in Chains, y veía como respondía ese bajo. Y particularmente cuando vi al bajista de Faith No More noté la versatilidad de la banda y su manera de tocar, usando un mismo bajo, tocaba un tema pop, un tema bien pesado, y cambiaba el sonido de lo que estaba tocando sin necesidad de cambiar de bajo. Por eso creo que el sonido está en el bajo.

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¿Existen ciertas combinaciones, donde algunos bajos rindan más con determinados equipos, o al revés?
Creo que si. Desde que lo usé, me casé con Ampeg. Previamente sonaba con SWR, una caja de 1x15” y de 4x10” que viene con unos twiter, que los muteaba porque le daba un sonido muy latoso. Antes, cuando empecé, tenía un Gallien-Krueger. Ahora, por ejemplo, que recibí el endorsement de Warwick, no lo usaría con una caja Ampeg, porque es un equipo muy rockero, muy pesado para un bajo con un sonido tan definido, tan hi-fi. Sí lo usaría con un Fender Bassman, porque podría realzar la calidad del bajo.

Entre tantos bajistas que nombraste ¿a quién destacarías como una influencia directa, quién fue el disparador para llevarte a tocar el bajo?
Steve Harris (Iron Maiden) y John Paul Jones (Led Zeppelin). Haciendo dos cosas diferentes, fue donde yo encontré lo que me gustaba. Y por afuera del género en ellos también encontré la música. Aparte del rock pesado o heavy metal, poder encontrarme con las partituras, las escalas y descubrir ese mundo. Me encantaba esa base ‘cabalgada’ de Harris, y a su vez toda la musicalidad de John Paul Jones.

¿Cómo te formaste como bajista a partir de esos descubrimientos?
Cortita, pero intensa. Estudié con Pablo Santos, que fue mi mayor maestro. Me enseñó cómo ser un bajista, que función cumple un bajista en una banda. Está todo muy bien con los acordes, el slap, los efectos, pero lo importante, no es cuántas notas entran en un tema, sino saber llevar el groove con el baterista. Sólo con una nota, hacer bailar a la gente o volarles la cabeza. Gracias a él no me resulto difícil a la hora de entrar a grabar, porque con Pablo aprendí lo que era un metrónomo.

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¿Cómo estás equipado en la actualidad?
Conservo mi bajo Jazz Bass de 4 cuerdas con el cual llegué a grabar algunos temas con Carajo. El Warwick, gracias a la gente de Todomúsica que me dio el endorsement de la marca. Y los bajos Spector, todos ellos de 5 cuerdas, sus micrófonos EMG, con circuito activo y el sistema “tone-pump”, con el cual puedo cancelar los mics y sentir el sonido propio de la madera. Amplis, uso Ampeg SVT II, valvular, 2 heladeras de 8x10”, con compresor. También un pre valvular el cual pongo plano y sólo manejo la ecualización desde el bajo, ya que siempre sucede que, depende los lugares y el sonidista, esto va variando. Y un pedal TS7 Tubescreamer para distorsión.

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