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Nelson Pombal: "Charly me decía con afecto 'Sr. Productor' "

Nelsom Pombal

Entrevista: Hernán Rago
Foto portada: Guillermo Cimadevilla

En el mapa musical argentino hay un jugador, para muchos nuevo, para otros no tanto, que sabe brillar desde su lugar de productor, arreglador, músico e ingeniero de sonido. Si tenemos en cuenta que produjo a tres de los artistas más grandes de Latinoamérica, sin importar que uno falleció hace más de 10 años, que a otro lo consideraban imposibilitado de volver a grabar un buen disco, y que el último, gracias a él, grabó probablemente algunos de sus mejores trabajos y justo en el cierre de su carrera. Estamos hablando de Sandro, Charly García y Palito Ortega, artistas con los que pocos privilegiados logran trabajar.

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Un adjetivo que le calza bien a este productor es “ecléctico”, ya que no lo define un estilo musical o un sonido determinado. Él trabaja con todos los que requieren sus servicios y tengan una propuesta sólida que él encara con una dedicación absoluta que lo lleva en algunos casos a estudiar toda su discografía, analizando al detalle las claves de cada artista, generando un mapa musical que aplica al trabajo con el fin de que su identidad sea respetada y que el oyente escuche un disco 100% de ese músico.

Capaz de resolver desafíos imposibles, como rescatar viejos demos de Sandro y lograr un disco post mortem de una calidad sonora y musical impecable o ayudar al mismísimo Charly García a salir por un rato del laberinto “Say No More” para que Random sea uno de sus álbumes más celebrados de su última etapa.

Formado en la Universidad Nacional de Quilmes (UNQUI) a principios de los 90, entidad estatal a la que siempre le agradece por la gran educación que obtuvo.

Hoy Nelson Pombal, no se duerme en los laureles y sigue en carrera con el mismo hambre, ambición y curiosidad con la que empezó hace más de 25 años.

Esta charla arranca en barrio de Bernal, en el quincho de su casa estudio, donde, al estilo Joe Meek, y gracias a un equipamiento único y particular, les imprime un audio increíble a sus producciones.

H: Hablemos de tu educación, ¿Cómo fue estudiar en la UNQUI?
NP: Yo estudie ahí la carrera de música electroacústica, soy segunda camada año 95, y tuve la fortuna de estudiar con eminencias como Fernando Von Reichenbach, un prócer del Di Tella, Gerardo Gandini, Oscar Edelstein, hasta tuve un seminario con John Chowning, el inventor de la síntesis de FM. Fue una época dorada de esa institución, tuve una formación musical maravillosa.
Curiosamente arranqué a grabar de la misma manera que hoy arrancan todos, en su cuarto con una computadora, pero hace 25 años, cuando éramos muy pocos los que teníamos una PC para grabar. Por eso soy un outsider, en lugar de invertir el tiempo como asistente en un estudio grande, arranque a grabar solo en mi casa, salí de un repollo. De más grande recién pude conocer a gente del rubro con los que pude aprender cómo era el trabajo en un estudio convencional. Y fue con La 25, banda con la que produje 5 álbumes, que arranqué a trabajar en estudios grandes. Nada es más importante para aprender y crecer que esa mezcla de intuición, prueba y error sumada con la trasmisión de conocimientos. Creo que otro aspecto clave para ser un buen ingeniero de sonido es saber bastante de música, si no, no funciona, al menos para mí. Por mi formación yo además de música aprendí sonido y por eso cuando grabo y mezclo pienso el sonido como si fuese una orquesta, las profundidades, los colores, los timbres. Yo ya tengo el sonido en la cabeza y siempre estoy abierto a las sorpresas. Años después descubrí que Charly García piensa en estos aspectos de la misma manera.

¿Hay algún disco que te parezca influyente y fundamental?
 El Álbum Blanco, amén de que soy fanático de los Beatles. En ese disco está todo. En la facultad estudiamos que el primer tema de música electroacústica en un disco de Rock, fue Revolution 9. Incluso entre los personajes que hay en la tapa de Sgt. Peppers. está Karl Stockhausen, un detalle nada menor. Los Beatles innovaron en absolutamente todo lo que hoy es uso y costumbre.

Teniendo en cuenta que solés trabajar con una cantidad y variedad de artistas enormes y muy diferentes entre sí, ¿Cuál es el denominador común en todas tus producciones?
Mi voluntad férrea de buscar y respetar el sonido de cada artista. Mis producciones no suenan a “mí”, lucho porque suenen a la mejor versión de ellos mismos. Seguramente en todo el proceso algo mío también debe quedar.

Sos un especialista en trabajar con artistas que arrancaron en otras épocas en donde no siempre lograban la calidad de audio que vos les das hoy, por ejemplo Palito, Sandro y Roque Narvaja entre otros, ¿Qué diferencia hay en la forma en que trabajan ayer y hoy con vos?
Tiene que ver con dos cosas, la tecnología actual desde ya, pero sobre todo el tiempo que se usaba antes, que era muy poco. Palito me ha contado una vez que le hicieron grabar con un equipo portátil directamente en una oficina donde corrieron los muebles. Grababan dos LP o más por año, además de muchos simples y en el medio se la pasaban viajando, un ritmo de locos. Muchas veces les daban tres horas para grabar un tema o varios, una locura impensada a los ojos de hoy. Se vendía muchísimo y la demanda afectaba la calidad. Hoy además de cuidar su identidad sonora y artística, le dedicó el tiempo que sea necesario a los arreglos, a producir, a buscar el audio y la tecnología ayuda a que suenen como corresponde. Además, son artistas enormes que cuidando estos detalles rinden muchísimo.

¿Cómo llegaste a trabajar con Palito?
Coincidió con su retorno a la música y fue un proceso de conocimiento mutuo. Ramón estaba medio retirado y solo hacia algunos shows privados, no grababa mucho pese a tener su estudio personal en Luján. La cuestión es que él fue viendo como me manejaba, compartiendo momentos en su estudio, grabando demos, jugando con su música. Esto duró unos años hasta que empezamos a hacer cosas concretas, que terminaron siendo cuatro álbumes hermosos.

Con Palito tuviste la oportunidad de trabajar con Joe Blaney, ¿Qué nos podés contar?
Mezclamos un disco a medias, “Cantando con amigos” del 2015. Estuve una semana en Manhattan trabajando codo a codo con él. Tuvimos una buena conexión y me contó mucho sobre sus experiencias con The Clash, Prince y por supuesto Charly y Calamaro. También me contó algunos “secretos” de mezcla que aplique en la mitad de ese disco que mezcle en los Pájaros, el estudio de Palito en Lujan.
Al año siguiente cuando estaba cerrando las mezclas de Random, lo contacté para que mezcle “La máquina de ser feliz” por pedido de Charly para que sea parte. Fue un honor cuando me dijo que le encantaba el álbum.

Con Blaney

Con Palito Ortega y Joe Blaney. Foto: Fernando Samalea

Y después de Palito y Charly, llega a tu vida Sandro, ¿cómo pasó esto?
Definitivamente fue el trabajo más complejo que me tocó, y eso teniendo en cuenta que Random fue muy difícil. Acá la dificultad, además de la cuestión técnica de limpiar y rescatar voces en varios formatos, fue el tener que componer arreglos para un artista que ya no estaba. Un artista que era un bicho de estudio, que sabía lo que quería y cómo lograrlo. Que tenía una identidad sonora muy fuerte. Una responsabilidad enorme y fue determinante el usar a la mayoría de los músicos vivos de Sandro, como Ricardo Lew, el Zurdo Roizner y Jorge Padín entre otros y el aporte de la familia Aguilera, con Rubén que fue su productor en los ochenta.

Me imagino que, trabajando con esa calidad de músicos, además de aprender muchísimo, ¿te habrán compartido algo de sus experiencias de vida?
 Si bien a Sandro no lo conocí en persona, sentí que sí lo hice a través de sus músicos. Palito, Roque y Charly ni hablar, imagínate en confianza y en un contexto de intimidad como es un estudio de grabación, lo que te pueden llegar a trasmitir, y por ejemplo, aunque son mucho más jóvenes, los Súper Ratones tienen una historia de vida única y es increíble lo que les tocó vivir, siempre les digo que deberían escribir un libro (Nelson fue co-productor e ingeniero de su último trabajo "Carreras de aviones", con tres nominaciones a los premios Gardel).
Además la generosidad de estos artistas es enorme y en la mayoría de los casos desconocida. Me gusta trabajar con estos artistas, porque muchos fueron parte de mi infancia y como leí por ahí, “la infancia es la verdadera patria de los hombres” (Nota del autor: frase de Raíner María Rilke, poeta austriaco).

CON pALITO

Foto archivo personal Nelson Pombal

Se destaca que te gusta trabajar con gente experimentada y armar equipos de trabajo ¿Es así?
Lo primero que voy a decir es que a mí siempre me hizo crecer rodearme de gente que sabe más que yo. Prefiero ser cola de león que cabeza de ratón. Cuando empecé me junté con gente como Álvaro Villagra o el portugués Da Silva que saben demasiado. Otro ejemplo, yo soy guitarrista y podría grabar más cosas, pero para algunos trabajos prefiero llamar músicos especialistas en cierto estilo desde hace años. El mejor ejemplo fue cuando llamé a Ricardo Lew para el disco de Sandro, yo podía tocar ese estilo perfectamente, pero él no solo lo hizo mejor, “es el original”, hay algo en su sonido que no podés copiar. Y respecto sobre armar equipos es una forma de trabajo que me encanta y me permite siempre lograr mejores resultados que trabajando solo. Quizás al abrir el juego gano menos de entrada, pero por los aportes externos, al final tenemos más trabajo, o sea que ganamos todos.

Del disco póstumo de Sandro, “Tengo una historia así” editado en 2021, ya hablamos mucho en una nota anterior.(http://recorplay.com/no-te-vayas-todavia-sandro-vuelve-cantar), pero hay un aspecto que me gustaría resaltar ya que creo que en parte pasó muy desapercibido, ¿cómo fue la génesis de disco de Sandro a nivel ejecutivo?
Esto que te voy a contar no lo digo en desmedro de la compañía discográfica, ni de nadie en particular, es una muestra de cómo funcionan las cosas en este medio. Tenía la idea, y había que limpiar el audio y armar arreglos nuevos y grabar toda la música nueva con los músicos originales en el caso de que estuvieran vivos o buscar reemplazos a la altura, y además todo esto en pandemia. Le conté a la discográfica y ante la tibieza de su respuesta, con Jon Aguilera, coproductor del disco, decidimos cubrir todos los costos en lugar de tratar de conseguir el dinero por adelantado y perder muchísimo tiempo y energía con la burocracia discográfica. Recién con el tema “No te vayas todavía” 100% cerrado, que fue el primer corte y un éxito que sonó y gusto mucho, destinaron el dinero para cubrir los gastos del tema y del resto del disco. Si algo salía mal o la compañía no se sumaba perdíamos la inversión y el tema nunca habría visto la luz. Si te no arriesgas no tiene gracia, me dijo una vez un tal García...

En Estudios

Foto: Fernando Samalea

Hay algo que mucha gente que trabajó con vos asegura y es que lo que empezás lo terminás, ¿es así?
Soy escorpiano, obsesivo y lo que me propongo lo logro. Por más difícil que sea, nunca arranco un trabajo si no tengo la seguridad y la determinación de que lo voy a terminar. Puede fallar, pero soy muy tozudo.

Para trabajar con un artista como Charly hay que estar preparado y muy alerta, ¿Cómo fue ese proceso?
Lo primero que hice fue estudiar su música, escuchando todos sus discos para hacer un mapa musical. Este “Modus operandi”, es algo que saqué de una materia que se llama Estilística, que nos ayudaba a descular los recursos de cada artista o período musical. Fue un gran aprendizaje que después me sirvió a la hora de producir Random para que todos mis aportes tengan que ver con el universo sonoro de García. Curiosamente la primera vez que hice esto fue con Yulie Ruth, que si bien es conocido como el último bajista de Pappo es un gran compositor de música country. Y para ese trabajo estuve seis meses escuchando country puro y aprendiendo el estilo. De ese disco de Yulie del año 2000 surge el tema “Juntos a la par”, donde los arreglos de voces y guitarra son míos. Tiempo después fui invitado por Pappo a su sala a escuchar el ensayo del tema y aportar ideas breves. En la versión de Pappo la melodía del solo es mía y es un gran honor.

¿Produjiste Random realmente?
Sí, pero junto con él. Quizás uno de mis mayores aportes fue ordenar el caos de material que había en cada track buscando las opciones más representativas de cierto sonido característico de García en los 80, hay que tener en cuenta que el modo de grabar de Charly en esta etapa incluye miles de tomas y opciones, encima todas buenas. A nivel sonoro en Random me enfoqué en una etapa que va de “Clicks Modernos” a “Filosofía barata y zapatos de goma”, y de la obra posterior conocida como “Say No More”, tomé la decisión consciente de que en este disco esa etapa no debía estar representada a nivel audio, sentí que las canciones pedían otro sonido, más limpio y creo que no me equivoqué porque al artista le gustó mucho y a la gente también. Es un disco muy poco guitarrero, hacía poco que se había muerto el “Negro” Gracia López, entonces no quise sumar más guitarras además de que había muchas capas de teclados y sintes Y desde ya influyó en el resultado final volver a contar con Fernando Samalea en batería, parte responsable del sonido característico en esa etapa del artista. Charly me llamaba cariñosamente “Sr. Productor”, aunque cuando armaron los créditos ya me habían avisado que la producción iba a figurar a cargo de SNM, como suele suceder en sus últimos trabajos, y está muy bien.

En estudios2

Foto archivo personal Nelson Pombal

¿Qué hay que hacer para ser un buen productor?
Para mí el secreto de un buen productor es saber un poco de todo para tener un cierto control, desde cómo funciona mínimamente cada instrumento, pasando por saber de sonido y desde ya saber algo de arreglos y estilos musicales e inclusive saber de la parte económica del asunto. Para mí el oficio de productor es apasionante, pero al mismo tiempo como trabajo es denigrante ya que nadie te protege, ni SADAIC, ni Capif, ni AADI, nadie nunca y encima el productor siempre tiene que poner sus cosas, equipos, instrumentos y si te pagan por producir, no te pagan por grabar, o viceversa. Siempre perdés por algún lado. Me gusta mucho lo que hace AATIA y de hecho me ofrecieron ser parte y lo rechacé porque a mí me da un poco de vergüenza decir que soy ingeniero, no me considero de esa manera, sí me considero un productor que también graba y mezcla, quizás a futuro me sume.

¿Te gusta algún productor actual?
No conozco a muchos. El tema es que a veces no sabemos cómo trabajan y uno solo los juzga por el resultado final. ¿Y si están ahí de escribano musical y el resto hizo todo? Sabemos que hay discos así, con productores testimoniales. Me agrada mucho Lucy Patané, es muy formada y la conozco dese su adolescencia, lo que hace es súper original, me gusta mucho.
Lamentablemente se está perdiendo el oficio de hacer discos. Desde ya que también cambió el negocio y hay menos dinero para invertir. El mayor acceso a la tecnología y cierta democratización de la música por el uso de las redes sociales debería ser una buena noticia, pero hoy por hoy para mí escuchando los resultados la calidad musical está en baja. Hoy tenés un montón de pibes grabando en sus casas con equipos baratos y subiendo el tema enseguida a YouTube y son muy pocos lo que realmente logran algo de calidad sonora y artístico en esas condiciones. Y por ende al bajar la calidad de las producciones también baja la exigencia de los oyentes que se mal acostumbran a esta perdida de calidad. Suena un poco pedante decir esto quizás, pero si tenés en cuenta que hace unos años la música popular que vendía discos eran los Beatles o Pink Floyd, o casos locales como Serú Giran o Soda, por dar algunos ejemplos, es bastante claro el punto.

El análisis profundo que haces de la obra de cada artista con el que te toca trabajar, es una señal clara de respeto por su identidad sonora, ¿es siempre así?
En mi caso sí, pero no creo que sean todos así. Es que por lo general hay dos tipos de productores, el productor soberbio, que dice: “acá el que sabe soy yo, y ustedes van a hacer lo que yo les diga”, algo muy de otras épocas, cuando la producción la pagaba la discográfica y por otro lado está el productor cómodo, que va a lo seguro haciendo lo que sabe que generalmente funciona. En ambos casos, más allá de los resultados, el denominador común es un absoluto desprecio a la identidad sonora del artista. Y cuando se trata de músicos con talento esto es muy malo porque prostituyen su música con el único fin de vender, y ojo que no está mal tener éxito comercial, pero siempre acompañado por el éxito artístico.

Claro, entiendo el punto.
Hecha esta aclaración yo siempre trato de entender el sonido y la identidad del artista que me toca producir y desde ahí buscar lo mejor y lograr el éxito sin trastocar su música. Además, cuando me meto en este tipo de trabajo, me veo todos los videos de YouTube, leo todos los libros, o sea consumo todo lo que tenga al alcance. Podemos decir que soy un obsesivo. Me pasó con Roque Narvaja, él quería sonar como en “Amante de Cartón” y lo logramos, él dice que lo superamos, yo no lo creo, pero si logramos ese nivel. Con Sandro fue lo mismo, yo sabía que haciendo los deberes y estudiando los discos, ese trabajo de investigación me iba a dar buenos resultados. Esos pequeños detalles generan enormes diferencias en el resultado final. Ese trabajo de investigación musical y técnica, a veces agotador, es lo que me ayuda a lograr buenos resultados. Nunca hago nada de taquito. Ni quiero.

El tema es que tus producciones además de respetar la identidad del artista suenan modernas y actuales. ¿Cómo se logra esto?
Es que toda la investigación que hago es para lograr el feeling, el sentimiento del sonido, no para replicarlo. No busco imitar el audio, es más bien una reinterpretación sonora, en donde también pongo algo mío y actual que claramente se ve reflejado en el resultado final. Y obviamente la tecnología moderna es muy útil para lograr esa calidad. Y eso que en mi estudio tengo equipos e instrumentos más viejos que yo, o como se los define de manera “cool” son equipos “vintage”.

COn Tallarita

Junto a Miguel Ángel Tallarita

Testimonios:

En palabras de Palito Ortega:
Cuando trajimos a Sinatra, desarrolle una gran amistad con su director y arreglador musical, Don Costa, a quien le gustaba mucho mi tema “Sabor a nada” e hizo para abrir las presentaciones de Sinatra en Argentina un hermoso arreglo del tema. Tuve la oportunidad de grabar en los Ángeles este y otros temas más arreglados por él, pero por las vueltas de la vida, no se dio. Años después pude reflotar el proyecto gracias al talento de Nelson, un gran músico que entendió perfectamente la idea. Y ahí está el resultado: un rescate de melodías de los años 50 y 60 de las grandes bandas, que uno las escuchó desde muy chico, silbadas o tarareadas por nuestros padres o algún abuelo.
Cuando hicimos el disco “Rock & Roll” la única directiva que le di a Nelson fue que las canciones sonaran lo más puras posibles: guitarra, bajo, batería y algún coro, nada más y lo logro con creces. Pero bueno, Nelson produjo ya a La 25 y no se cuantos grupos jóvenes que van apareciendo, venía con una onda de conocimiento de rock. Lo bueno es que dentro de esos sonidos respeto un estilo, que es el de mis canciones, no deformo nada y no puso otros acordes que no fueran los que tenían que ir. A veces el productor, tentado por su conocimiento, tiende a agregar quintas o sextas aumentadas, pero para mí la música popular es escribir una melodía para que la gente lo entienda.

En palabras de Roque Narvaja:
Sinceramente es muy difícil de empardar la calidad de lo que hice en Europa acá, el audio no acompaña, por eso me entusiasmé ahora con un productor que conocí, Nelson Pombal, que me dijo que él podía lograr un audio competitivo como el que teníamos allá en Europa. Y no solamente lo logró, no lo empardó sino que lo superó en muchos aspectos. Ha sacado de mí un partido increíble como artista, ha tenido una paciencia enorme, es un gran director, un gran productor, y sinceramente con esta experiencia yo soy mucho más partícipe de darle a la gente siempre la novedad, cosas nuevas, canciones nuevas, nuevos tiempos.

En palabras de Fernando Samalea:
Lo que más me gusto al conocerlo, además del humor tan particular que maneja, fue su conocimiento musical. Porque más allá de su destreza en la ingeniería, sabe profundamente sobre lo académico. Y tiene una gran sensibilidad que no es poco.
Realmente disfruto mucho pasar horas con él en un estudio de grabación. Siempre aprendo algo nuevo. Lo aprecio mucho como persona desde ya. Hemos compartido viajes, sobremesas, o conciertos y siempre ha sido un placer. 
En 2017, cuando la grabación de Random ya estaba muy avanzada y requería una mezcla y un poquito de orden, se me ocurrió proponerle a García que involucrase a Nelson para tal fin. Fue la primera vez que ví a Charly “entregar” su material con tanta confianza. Pombal superó todas las expectativas, por suerte.

En palabras de Miguel Ángel Tallarita:
Lo conocí hace más de diez años grabando en el Abasto para Michel Peyronel. Ya tenia referencias por mi mujer Mariel Fuertes con la que ya había grabado. Así empezó una amistad que fue creciendo compartiendo muchos trabajos hasta llegar a mi “Cazador Nocturno” en donde no solo logro un sonido maravilloso si no que fue clave a nivel organizativo.
Lo que más me llamo la atención de Nelson es su forma de trabajar, es un músico virtuoso y que conoce muy bien las diferentes estéticas de los estilos, y lo más importante en un productor, sabe interpretar a los artistas y convertir esa búsqueda en música y sonido. Y algo muy especial que tiene es la calma al trabajar, que es el “Gurú de Bernal”, que sabe darle a la música el tiempo y la dedicación que necesita sin arrebatos. Es una gran persona y es muy placentero trabajar con él.

En palabras de Álvaro Villagra:
El día que conocí a Nelson vino al Abasto con una banda que intento ajusticiarlo porque no les gustó un arreglo que había hecho, con lo cual mi primer trabajo con él fue salvarle la vida.
A partir de ahí hicimos un montón de discos juntos mucho menos riesgosos, con los Guasones, La 25, La Beriso, y muchas bandas más, siempre con éxito. Por eso, muchas veces cuando estoy haciendo un disco y necesito un arreglo específico de cuerdas o brasses, lo llamo a Nelson y siempre hace algo excelente, por ejemplo nos paso con Ciro.
Por distintos aspectos le puse de apodo Nosfer que es un nombre artístico mucho más acorde a su persona. Ahora todos le dicen así. ¡Grande Nosfer!.

En palabras de Eduardo Arias de Tour de la Furia:
En Chile, Charly García es un artista muy respetado, por eso cuando tuvimos la posibilidad de trabajar con Nelson en nuestras producciones fue un privilegio. Pero lo que más nos sorprendió es que siempre pone de principio a fin el mismo profesionalismo, pasión y seriedad para trabajar tanto con un artista consagrado, como con uno emergente. En todos los trabajos que hicimos con él, el resultado siempre supero nuestras expectativas y la de nuestros clientes.

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