¿Cómo fue tu formación como bajista? Tomé mis primeras clases con Roberto Moreno, Máximo Rodríguez, Juancho Farías Gómez, Fernando Gallimany y Daniel Buono, entre otros. Además hice la carrera en la E.M.P.A como intérprete especializado en jazz.
¿Cuáles son las diferencias fundamentales entre el contrabajo y el bajo? Son como Padre e Hijo, históricamente hablando. En mi caso creo que una cosa te lleva a la otra, se conectan. Pero en realidad son bien disímiles en cuanto a cuestiones técnicas. En cuanto a las posibilidades expresivas, en este punto es donde el contrabajo hizo mella en mi carrera. Se abrió un abanico de posibilidades que me llevó a explorar las raíces, la esencia.
¿Con quién aprendiste a tocar el contrabajo? Estuve estudiando un tiempo con Guillermo Delgado, Fernando Gallimany me lo venia inculcando de manera inconsciente y ahora estudio con Hernán Merlo, uno de los maestros del instrumento en Argentina.
¿Cuál fue el principal estímulo que tuviste para empezar a interesarte por el jazz? Lo tuve bien definido desde muy chico, siempre escuchando y comprando discos de los grandes. Comencé con Weather Report con el bajo eléctrico y paralelamente con Paul Chambers acompañando a Parker, eso me volaba la cabeza. Compré mi primer bajo fretless maravillado por Pastorius.
Tenés una larga trayectoria como docente. Luego de mucho tiempo de sequía de contrabajistas en el país, ¿pensás que ese déficit ya se está revirtiendo o va en camino a revertirse? Como director en la Escuela de Arte en Valentin Alsina (www. escueladearteva.com) y como profe particular trato de inculcar el amor hacia todos los géneros musicales e instrumentos y hago hincapié principalmente en nuestro folclore y el tango. Cuando trabajo sobre ritmos de raíz afroamericana, toco entre ellos el jazz, y es realmente buena la respuesta. Respecto a la sequía de contrabajistas, pienso que se está revirtiendo con total claridad y que están emergiendo personalidades realmente cautivantes sobre el contrabajo, a nivel interpretativo y compositivo. Muchos contrabajistas jóvenes todavía están en etapa de “laboratorio”, pero están tocando y dejan ver un futuro prometedor. Y no debemos olvidar a nuestros antecesores argentinos, que además de estar totalmente vigentes, siguen siendo nuestros y guías. Los chicos necesitan una información más directa de los docentes sobre la historia de la música y se maravillan cuando se enteran de que géneros como el rock tienen su ascendente en la música negra. Ni hablar de Sudamérica o Centroamérica respecto a sus folklores.
¿Cómo estás equipado? Tengo un combo Basic Black de SWR de 160 watts que rinde muy bien para los bajos eléctricos y es muy dinámico para a la ecualización. Para el contra estoy probando un combo Hartke Systems con buena respuesta a lo acústico de la caja. Respecto al set eléctrico tengo dos bajos: un Yamaha BB350 Fretless y un Yamaha GT4 con trastes y mis dedos como procesadores de sonido. En contrabajos tengo uno de los Hermanos Verdi 3/4 modelo francés, con el cual estoy teniendo un idilio actualmente. Estoy trabajando con Verdi como endorser desde hace un tiempo, y realmente me siento muy cómodo con sus instrumentos.
¿Cuáles son los discos de jazz que escuchaste en las últimas semanas? Estoy siguiendo los trabajos de muchos colegas locales: Ricardo Cavalli, Ernesto Jodos, Hernán Merlo, Roberto Moreno, Jerónimo Carmona, Willy Cappa, Miguel Tarzia. Y de afuera estoy como loco escuchando a Scott Colley y a Chris Lightcap en formaciones sin instrumento armónico. Me están enfermando.
