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Pato Nieto: La batería es algo orgánico

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¿Cómo llegás a la batería?
Recuerdo un disco con una moto (mi otra pasión) en la tapa y ver por televisión un programa donde pasaban videos de Kiss o Queen. Vi a esos tipos atrás de la batería y me dije, ‘yo quiero tocar la batería’. Ya de muy chico me había planteado ese objetivo, entonces junté la guita, pero me la robaron. Y la volví a juntar, no podía perder tiempo en sufrir, y a los 17 me compré mi primer batería, una CAF, toda golpeada, que me ofreció un vecino en Mar de Ajó donde vivía en ese momento.

¿Qué fue lo primero que tocaste una vez sentado en la batería?
“La ciudad de la furia”, de Soda Stereo. Me salió solo… de tanto escuchar los discos de Soda. Fue una fantasía hecha realidad. Yo no empecé tocando las cacerolas de mamá, caí directo en una batería y me salía. Me di cuenta del placer que me generaba y de la facilidad que tenía para hacerlo. Así fue que por medio de mi hermano, empecé a venir tres veces por semana a Moreno a tomar clases con Miguel Setrolla. A los meses, ya había armado una banda, con chicos más grandes que yo y tocábamos en fiestas de 15.

¿Tuviste algún baterista como gran influencia?
Si, Charly Alberti. Recuerdo un recital de Soda en San Bernardo y tocaron “Pic-nic en el 4to B” y no lo podía creer. La prolijidad para tocar me rompió la cabeza, tocarla suavemente y hacerla hablar de esa manera. Puedo nombrar a los grandes como Vinnie Collaiuta, Stewart Copeland, Ian Piace, Dave Weckl, pero con el tiempo comprendí que tocando menos golpes, también podía generar mucho. Y eso es lo que rescato de Alberti como baterista.

¿Cómo te convertiste en drum doctor?
Cuando salió el disco La era de la boludez [1993] de Divididos, además de encontrarme con semejante baterista [Federico Gil Solá], leí que durante la grabación del disco hubo un drum doctor, que era una persona que les proveía los accesorios necesarios para la batería, las arreglaba, afinaba y ponía en condiciones para grabar. En ese momento, yo hacía los arreglos de mi batería y de algunos bateristas cercanos, entonces me interesó la ‘especialidad’. Ya ubicado en un medio más profesional, de la mano de Gustavo Rowek (ex Rata Blanca, actual Nativo), tomé contacto con músicos profesionales. En una época toqué con Temple, la banda de Walter Giardino, allí conocí a Los Natas y les hice trabajos de afinación a Walter [Broide], así me fui haciendo un espacio. Finalmente comencé con el trabajo de drum doctor, que se trata de dejar las baterías preparadas para que rindan al máximo en la grabación del disco, teniendo en cuenta el golpe del batero y el sonido que busca y el estilo donde se mueve.

¿Cuál debería ser el manual de un baterista para desenvolverse en el estudio?
El proceso de grabación es como irte de luna de miel con tu chica, al mejor hotel, con el mejor paisaje, una rica comida, y no necesariamente la más cara. A la batería hay que cuidarla, mantenerla, darle lo que necesita. La batería está hecha de un material orgánico como la madera, todo depende de quien y como la toca. La energía se transmite por los brazos, palillos, los parches. Ahí esta la virtud del ejecutante, como a la novia, sabertocarla. A partir de una base simple, agregar los colores. Crear cimientos fuertes, a partir de ahí, levantar las paredes. La batería sería los cimientos, el bajo construye el piso, recién entonces se arma el resto.

¿Cuáles son tus baterías en la actualidad?
Tengo tres baterías, con las cuales proveo a distintos bateristas. Dos Mapex Orion, una tradicional y una Series, una de medidas grandes y la otra de medidas más chicas que me ofrece variedad de sonidos. Tengo varios tachos, un ‘black panther’ de metal, de 5 ½ x 13, otro de 6 x 13, también un Solidrums de 13 x 7, más largo. Un Pearl master custom de 6 x 14, y un Mapex MV más económico, pero de madera de maple seleccionada a mano, que ofrece otro color. Todos estos accesorios son los elementos de trabajo, combinar varios de estos instrumentos me da mayor posibilidad de jugar y encontrar diferentes matices. Un bombo por delante del otro, ambos abiertos, con un mic en el medio. Poner una alfombra en uno para que chupe los armónicos, cambiar las bordonas de los redoblantes, así también como el microfoneo de cada uno de los cuerpos de la batería, son cosas que pueden ir variando en una grabación y que permiten poder captar diferentes sonidos de la batería.

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