¿Comenzaste a tocar directamente con el saxofón?
Tengo mi guitarra, con la cual compongo, y también toco el piano. Hice conservatorio tres años, siempre estudié el saxo con profesores particulares. Pero el primer instrumento que agarré fue el piano. A los 14 pasé al saxofón. Trabajando mucho me pude comprar mi primer Yamaha ‘62, un tenor, que es el mismo que tengo hasta ahora. El tenor tiene esa cuota más ‘rockera’ y para el reggae también sienta muy bien.
¿Qué te disparó a elegir el saxo?
Comencé escuchando reggae, Marley y UB40. Recuerdo que en “Iron Lion Zion” el solo es de un saxo tenor, y fantaseaba con tocar ese solo. Me gustaba ese sonido. Cuando empecé a estudiar el saxofón, mi profesor me inculcó escuchar jazz, y comenzó a pasarme data sobre saxofonistas para escuchar. El que más recuerdo, que al día todavía lo escucho, es Dexter Gordon. Después de él, Sonny Rollins. En cuanto al reggae, una vez que me metí más en el género, Tommy McCook y Dean Frazer, que toca el saxo alto, fueron grandes influencias.
¿De dónde nace la composición en los vientos?
En mi caso nace de una melodía que tengo en la cabeza, tocándola en el saxo. También canto tocando el piano, tarareando las melodías, y canto mucho sobre la guitarra.
¿Considerás necesaria una formación académica para tocar un instrumento de viento?
Cuánto más sepas sobre el instrumento, sea cual sea, siempre es mejor. Tanto para la respiración en el caso de los vientos, como en la técnica y digitación, o para leer a primera vista. Creo también que la música popular se toca de oído, se siente y no se lee tanto. Yo toco con varias bandas, Riddim, Ojos Locos, Mimi Maura, Resistencia y la verdad que no leo los temas, los recuerdo, de lo contrario siento que perderían frescura. No estudio menos de cinco horas por día. Mi profesor me esto: ‘fijate que los músicos de jazz, de bebop, los más grosos, tocaban a las chapas y de memoria. Pero cuando vos veas que un tipo, que esta soleando bien, improvisando bien, es porque se rompió el alma estudiando, más allá de alguna virtud con la que haya nacido’.
¿Cómo es el registro en estudio?
Si bien no contamos con grandes presupuestos para grabar en los mejores estudios, trato de disponer de un lugar físico bien grande, amplio, porque las tomas las hacemos siempre en vivo, todos juntos, por lo menos la sección de brasses. El último disco, lo grabamos en cuatro días, con jornadas de siete horas cada una. La banda suena en el disco como suena en vivo. Creo que el ideal, para estudio, son aquellos micrófonos que toman bien el ambiente. A diferencia de la trompeta, que es más direccional, el saxo cubre otro espectro, el ambiente justamente. En vivo, siempre pido Shure SM58, un clásico.
Como docente, ¿cuáles son los primeros consejos para un alumno que toma por primera vez el saxofón?
Hago mucho hincapié en las notas largas. Siempre les inculco eso, porque más allá de una buena digitación, no es fácil obtener un buen sonido. Y manteniendo las notas, con un registro parejo, se logra conseguir un buen sonido en el saxo. Se trata de tener un buen control de la respiración y de la emisión de aire. Lleva muchos años poder hacer esto.
¿Son imprescindibles los vientos en el reggae?
Creo que no. Se puede prescindir de los vientos, pero una linda sección de brasses, bien tocada, resalta mucho y levanta, aporta más colores a la banda. Si la banda suena bien en trío, el resto son agregados. La clave en el estilo, está en el bajo y la batería, lo demás aporta colores y matices.
