Horacio Lavandera: En el piano la voz propia se logra sin buscarla
“La música popular es atroz”, dicen que dijo el pianista canadiense Glenn Gould (1932-1982) cuando tenía 13 años, pensamiento que -se afirma- sostuvo durante toda su vida. Más allá del “compromiso esnob con la música clásica” -tal como lo definió el biógrafo de Gould, Kevin Bazzana- y de su temprana vocación de provocador oral, las palabras de Glenn Gould expresan el sentimiento que existe en el mundo de la música clásica o académica en referencia al mundo de la música popular: la idea de dos universos regidos por leyes completamente diferentes, aunque, claro, ambos estén construidos por el mismo material: el sonido. Por primera vez esta revista se ocupa de un artista que no pertenece al campo de la música popular. Horacio Lavandera (Buenos Aires, 1984) tiene 24 años, reside en Madrid, ofrece conciertos basados en obras de Bach, Chopin, Beethoven y Mozart al tiempo que fue bendecido por el compositor alemán Karlheinz Stockhausen (1928-2007; icono -e iconoclasta- de la música académica del siglo XX) como uno de los pianistas autorizados para interpretar sus obras: todo un acontecimiento para un músico de la edad de Lavandera si se coloca en perspectiva la trascendencia de Stockhausen en el paisaje de la música del siglo pasado y su influencia en la actualidad (por la envergadura de su obra se lo considera como el Beethoven del siglo XX). Cuando ya falta poco para terminar la primera década del siglo XXI Horacio Lavandera afirma, en la entrevista que se publica a continuación y a contrapelo de la sentencia de Glenn Gould que abre este texto, que ya es imposible interpretar la música clásica contemporánea sin antes haber atravesado la experiencia de conocer determinados hitos producidos en el campo de la música popular.