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Pato Villarejo, y su participación en el concierto especial Gandini-Páez

Villarejo y Páez

Entrevista: José María Gómez Santa Cruz
Fotos cortesía Pato Villarejo

Insam

Patricio “Pato” Villarejo, compositor, arreglador, violonchelista argentino, estuvo abocado a una labor muy especial: trabajar sobre los arreglos que el legendario compositor, pianista y director musical Gerardo Gandini (“Sin dudas un modelo y un referente para mí a la hora de hacer arreglos”, le dice a REC Or Play) compuso para el concierto que ofreció Fito Páez en el Teatro Colón en 1996, con el desafío de actualizarlos y adaptarlos al ensamble que acompañó a Fito el pasado 16 de octubre en el mismo escenario.

"Gandini/Paez : Desde el Alma” es un show homenaje realizado en el aniversario del nacimiento de este virtuoso pianista y compositor (Gandini nació en Buenos Aires el 16 de octubre de 1936 y falleció el 22 de marzo de 2013), que contó con la participación de Páez en voz y piano, un ensamble de cuerdas dirigido por Elías Gurevich, arreglos extras y revisión del material original de Gandini a cargo de Pato Villarejo y músicos invitados como Fabiana Cantilo, Ernesto Jodos y Mariano Otero.

Villarejo, fundador y director de la orquesta Kashmir, quien además trabajó con artistas de la talla de David Lebón, Charly García, Pedro Aznar, Luis Alberto Spinetta, Litto Nebbia, Julieta Venegas, Peter Gabriel, Mercedes Sosa y Astor Piazzolla, nos cuenta todo lo que implicó este enorme desafío.

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¿Cómo te llega la propuesta de revisar el material para este concierto?
Un día suena el teléfono. Se trataba de una de las hijas de Gerardo Gandini, Alejandra. Ella me contó la propuesta y lo que hacía falta. Había mucho material que Gerardo había dejado y necesitaba revisión, y algunos temas que directamente no tenían material escrito. Yo ya había trabajado con Fito en el concierto del CCK y me interesaba continuar algunas ideas, por lo cual acepté enseguida.

¿Conocías la obra de Gandini? ¿Y específicamente el trabajo con Fito?
Gandini fue compañero de orquesta durante muchos años. Soy miembro de la Sinfónica Nacional de Argentina desde que era muy joven y Gerardo ya estaba como pianista estable. También tuvimos un tiempo compartido de gira por Holanda cuando él revistaba en el entonces sexteto de Astor Piazzolla y yo en la orquesta de Osvaldo Pugliese. Hicimos una gira con algunos conciertos en el año 1989. Poco tiempo después, Piazzolla cayó enfermo y ya no se levantó. Gerardo Gandini era un gran músico, pero, además, una persona muy amable. El tiempo que pude charlar con él fue muy productivo para mí, ya que me enseñó muchas cosas. Sabía que me gustaba escribir, y yo, cuando encontraba un profesional que tenía como referente, trataba de verlo lo más seguido que podía, mostrarle mis trabajos y analizar sus críticas.

Con respecto a la obra con Fito, yo compré en su momento el disco "Moda y Pueblo", y fui parte de la grabación y presentación del "Euforia", así que conocía bastante lo que había hecho para Páez. Cuando fue lo del CCK, donde dirigí la orquesta Kashmir para acompañarlo, a pedido de Mariano Otero (en aquel momento director musical de Fito), revisé varios arreglos de Gerardo y les di una impronta personal. Me gustó la idea de encontrarme con los manuscritos y actualizarlos.

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¿Cómo fue el proceso que realizaste?
Cuando me encontré en el listado con obras que sólo había escuchado, pero no escrito, fue interesante escuchar la versión de aquel histórico concierto del 97 y compararla con las partituras. Como era lógico, muchas cosas se habían cambiado, quitado o agregado. Mi trabajo principal fue reconstruir lo que había sonado.

¿Qué más encontraste?
Había cosas que nunca se guardaron, y quizás los papeles se habían perdido. Con estas versiones me tomé el trabajo de desgrabar lo que tocaba cada instrumento. Luego lo adapté en algunos lugares que me parecía que podían sonar mejor. Casi que podía escuchar la voz de Gerardo diciéndome: “vas bien, vas bien”, que era lo que siempre me decía al terminar de leer uno de mis arreglos.
Por otro lado, Fito tuvo que bajar de tono muchas canciones, lo cual produjo que algunas líneas que iban en viola las pasara al cello, e hizo otros cambios para mantener los registros y sobre todo la sonoridad, que era algo en lo cual sé que Gerardo hacía mucho hincapié. Era muy insistente en que la música sonara compacta y aguerrida cuando ella lo requería. Creo que logré el efecto deseado. Otra cosa linda fueron algunas introducciones que el mismo Fito me dictó por teléfono y yo llevé al papel. Más que nada para dar tiempo a ubicarse y comenzar los temas con comodidad. En cada intro que me mandaba, al final decía: “Vos verás, Pato, ponele lo que quieras”. Palabras mágicas para mis oídos.

Hiciste arreglos para muchos otros referentes del rock, grandes como Pedro Aznar, Litto Nebbia y Charly García. ¿Qué tiene de diferente este trabajo con respecto a aquellos?
Trabajar con cada uno de los músicos que mencionás fue lindo y diferente. Por un lado, todos ellos son mis formadores, mis referentes. Charly, por ejemplo, es muy analítico y en eso se parece a Fito, ambos son ultraprolijos y obsesivos. La diferencia es que Charly tiene conocimientos musicales académicos, cosa que los demás no, y eso hace que se asemeje a Gerardo Gandini. Fito es puntilloso y analítico, pero en cierta medida tiene que confiar, ya que el lenguaje de lo que Gerardo escribía era más arriesgado que el de la mayoría de sus arregladores. Es lindo poder trabajar con música como la de Fito -que si bien parece sencilla, tiene un lado interesantísimo y experimental- y que uno pueda extender los límites sin pudor. Eso es Gandini-Páez.

No tocaste en esta ocasión. ¿Fue decisión tuya?
No, no fue mi decisión. Me hubiera gustado mucho tocar, pero hay una cuestión entre las distintas orquestas de nuestro país que me recuerda a las rivalidades entre las escuelas o los equipos de fútbol. Yo nunca discriminé a nadie por ser de otras orquestas, y en Kashmir, la formación que dirijo, nunca hubo división en este aspecto. Pero…hay otra gente que piensa distinto. Y no permite los cruces entre músicos. Una pena. Ellos se pierden mi participación, yo sé que el entusiasmo con que tocaría esa música sería comparable al de cualquiera. Pero hay que convivir con estas cuestiones laberínticas y controversiales dentro de la música académica. Siempre fui un músico popular que, entre sus ocupaciones, tiene una parte de músico orquestal. No es mi vida ni lo será, así que seguiré la política que siempre tuve: abrir puertas, unir mundos, derribar vallas. No pienso cambiar.

Para terminar, ¿cuáles son tus proyectos este año?
Estoy grabando un hermoso disco con invitados de lujo y una premisa interesante: interpretar una canción que para ambos, para el/la invitado/a y para mí sea un referente. La primera canción que salió fue "Eleanor Rigby" (The Beatles), que grabé junto a Elena Roger. Hermosa versión de Elena con su increíble voz y mi cello en arreglos que citan los originales pero no los repiten. El segundo tema fue con Peteco Carabajal: "Tonada del viejo amor". Un tema que a mí me llevaba a la escuela primaria y a Peteco lo retrotraía a su familia y las tertulias. Fue un gusto hacerlo. ¡Y lo divertido de esta versión es que la mezclamos con murga! Hay que escucharlo para entenderlo. Este disco está saliendo como singles por el sello Acqua Records, al cual agradezco la ayuda con el lanzamiento.

Insam
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