¿Fue el bajo tu primer instrumento?
No, empecé por la guitarra, una Faim Stratocaster del hijo de un amigo de mi viejo, negra, muy linda viola. En el 95 estaba por entrar a tocar la viola en una banda llamada Saurón pero como se quedaron sin bajista, quedé cubriendo ese puesto. Ahí es donde mi hermano (Julián Barrett) compra nuestro primer bajo, un Washburn MB 600 de 6 cuerdas color madera y activo. Lo recuerdo con mucho cariño ya que con ese bajo toqué muchas veces tanto en boliches del circuito under como en teatros de la talla del Coliseo, teloneando a bandas internacionales como Moonspell, Mercyful Fate o Glenn Hughes y nacionales como Horcas, Malón, Almafuerte, entre muchas otras. No usaba mucho la primera, pero tenía una muy cómoda distancia entre cuerdas y me acuerdo de que al cambiarle las cuerdas sonaba como un piano. Los mics dejaban muy en claro el color que el mueble le daba al sonido.
¿Qué formación musical tenés?
De los 13 a los 18 estudié solo, en casa, al principio con un libro que le compré a un amigo: Cómo tocar guitarra. Después entré al Conservatorio Municipal Manuel de Falla, donde completé el ciclo introductorio de la carrera de Maestro Nacional de Música. Más tarde entré a la Escuela de Música Popular de Avellaneda, donde también completé el ciclo introductorio. De todas maneras mi meta siempre fue que mi mano transmita lo que tengo adentro, que vaya sola con los ojos cerrados y los dientes apretados.
Hace años que formás parte de bandas de heavy metal ¿Cómo ves la evolución de la escena y el género en el país?
Es interesante la pregunta. Siempre me acuerdo de la época en la que íbamos a Cemento y Hermética llevaba 200 personas. La gente podía ir a ver una banda con letras de un alto nivel de abstracción, a un precio muy económico. Como todo en este mundo, la evolución no es lineal. Si te comprás un equipo de música, los nuevos son muy lindos, tienen miles de opciones, pero no suenan como los viejos combinados, ni duran tanto. Creo que en la escena metalera después de Cromañón hubo una evolución que a la vez es involución. Hoy en día las bandas para tocar tienen que entrar en un negocio que no contribuye al efecto que el arte debería tener en la sociedad. No digo que antes era mejor, pero había más posibilidades para las bandas chicas. Me parece que hoy todo va en una dirección no muy copada: si tenés plata tocás, si tenés plata vas a ver bandas, y si no tenés te quedás afuera.
Hay bandas extranjeras de gran convocatoria, cosa que por ahí no sucede con grupos nacionales ¿Qué opinión te merece?
Es algo que siempre me pregunto. Por un lado es verdad que el metal no es un estilo autóctono de Argentina. Siempre va a convocar más una banda tucumana haciendo zamba que una banda japonesa haciendo zamba. Por otro lado, en el metal, siempre que vi un estadio lleno de metaleros vi mucha publicidad. No sé, posiblemente sea la cultura metalera así. Siempre tuve el sueño tocar en una banda metalera y Argentina que llene un estadio grande. No creo que sea imposible.
¿Qué papel cumple el bajo en el género?
El bajo es como las columnas de una casa; no las ves porque están adentro del reboque, adentro de las paredes, pero si no están te das cuenta porque la casa pierde solidez. Es como el huevo de la tortilla, si falta es una ensalada de papa y cebolla.
¿Qué bajo tenés en la actualidad? ¿Con qué ampli lo complementás?
Mi bajo es un Spector NS-95, es neck thru, tiene 5 cuerdas y micrófonos EMG activos. Tiene unos sub-low importantísimos. No es el ideal para aquellos que quieren más definición o sonidos más latosos. Lo uso conectado los equipos Urbano, marca de la que soy endorser: un cabezal Urbano CUB 250 watts con 2 cajas: una CUB 4x10 y 250 watts, otra caja CUB de 1x15 que le dan un color salvaje a mi Spector. Para dar clases en casa y trasladarme a zapar tengo 2 combos más chicos pero no menos rabiosos, un UB20 y un UB40. Las cuerdas son Martin Blust 045.
