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Juan Blas Caballero "Definimos una estética a partir de la grabación"

Caballero

Uno de los productores más activos y premiados del momento, con la capacidad de encontrar y subrayar las virtudes de cada propuesta, hacerla accesible al gran público y sin resignar densidad artística. Estas palabras parecen resumir su trabajo en F-A-C-I-L, codo a codo junto a Richard Coleman. El propio Juan Blas desglosa en esta nota de qué manera se construyó el último disco del ex Fricción.

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¿Cómo se conocieron con Richard y cómo surgió la idea de producir F-A-C-I-L?
A Richard lo conocí hace varios años, tenemos amigos en común como Celsa Mel Gowland, que fue integrante de Metrópoli y también estuvo muy vinculada a Fricción. Ella fue la que me contactó con Richard. Yo estaba produciendo a una banda llamada La Culpa en una onda muy Cerati. En un momento se me ocurre hacerles un combo bien específico para ellos, entonces llamamos a Samalea y también a Richard para las sesiones. Richard hizo un gran aporte creativo. Como no lo conocía, no sabía que trato íbamos a tener y la verdad que fue excelente. Entonces hice ese trabajo y quedamos vinculados. Al tiempo saca un disco para Ultrapop y lo trajo al estudio para escuchar. Al tiempo hice un remix con una de sus canciones y a él le encantó. Desde entonces tuvimos muy buena onda. Varios años después me trae un disco en vivo [Actual] y un paquete de canciones diciéndome que quería que trabajáramos juntos un álbum. Después se demoró un año y en 2016 ya viene con la propuesta completa y encaminada. Esto fue en octubre de 2016 y F-A-C-I-L es el disco que salió de ahí.

¿Cómo podrías describir tu aporte como ingeniero y productor del álbum?

Estaba muy seguro del audio y del sonido que podía ofrecerle. Te diría que mi especialidad es tener un cuidado y un desarrollo muy específico del audio. No solo en la calidad sino también en la creatividad de usar un montón de herramientas en el estudio para enriquecer las capas sonoras de las canciones. También compartimos mucho una devoción medio freak con los pedales, los efectos, la experimentación y creo que son esas cosas que a él lo convencieron para que me convocara. Por otro lado había algo que habíamos hablado y es que yo siempre escuchaba canciones espectaculares pero con un nivel de complejidad que en algunos casos era innecesario. Había canciones que estaban muy bien pero que tenían demasiadas partes o partes largas, mucha disertación musical. Yo estaba acostumbrado a una estética más expeditiva y en este disco él también buscaba eso, una música que si bien pudiera tener un montón de capas de lectura te pudiera cautivar a la primera escucha. Eso tiene que ver con la estructura de la canción, con el manejo de las partes. Con la posibilidad de tener a alguien externo que ayude a recortar y editar la composición. Una tarea difícil para el compositor porque se encariña con todas las partes, las que aportan y también las que confunden, entonces necesita que alguien de afuera le aporte para potenciar la canción.

¿Cómo fue la dinámica de la grabación?

Primero estuve con Facundo Rodríguez como ingeniero en El Pie grabando bases: batería, bajo y guitarra rítmica. Allí con Facundo fui decidiendo el color de cada canción, el tipo de batería, micrófonos, si cerramos los ambientes, si le tiramos una toalla o apagamos con felpa los cuerpos de la batería. Uno de los temas lo grabamos todo cerradito para que no tenga room. En otros temas agregamos unos redoblantes, un triangulo con un micrófono en el medio haciendo una resonancia de bordona para agregarle sustain a los bombos y agregarle ese color orgánico a la batería. Decidimos en algunos temas saturar con un pre Neve el directo del tambor para tener un sonido un poco más agresivo y comprimimos algunos canales del room de El Pie. Luego nos fuimos con todo ese material a mi estudio [Mondomix] y ahí trabaje como ingeniero haciendo todos los overdubs, grabando las guitarras que faltaban y también las voces. Ahí además hubo decisiones cruciales, por ejemplo “Simpático” lo grabamos con micrófonos Shure de mano y con un pre que hace Petrúngaro que es una simulación de un Neve. Usé esa saturación de los canales que es una saturación del transformador, de hecho como no alcanzaba la saturación por canal salí de un canal ingresé en otro y lo volví a saturar. La distorsión que se escucha en la voz de Richard en “Simpático” es la distorsión natural de la toma, no es un plug-in. Lo grabamos así de manera de no tener las más mínima posibilidad de arrepentirnos... grabar con un efecto impreso para no seguir el proceso en la posproducción del disco, prendiendo y apagando el plug-in. Ahí ya definimos una estética a partir de la grabación. También hubo aportes de la ingeniería en la utilización de los pedales. Las guitarras de “Simpático” están pasadas por la entrada de input de audio de un MS-20 que es un sintetizador analógico de Korg y tiene un filtro actuando de resonancia muy marcada. Efectos tipo sintes pero con la guitarra. Después usamos un Fuzz Factory de Zvex muy descontrolado e impredecible. Ese mismo efecto lo sampleé y lo usé en “Días futuros”. Recorté pedazos de los acoples que se generaban y lo fui usando a través de todo el tema para hacer como respuestas a la voz, pero unas respuestas no figurativas, tipo ruido. En otro momento, decidí en varios temas pasar la voz por el [micrófono] ribbon en vez de grabarla con el condenser. Cuando hice eso no me cubrí de una señal limpia de condenser. Simplemente grabé la toma con el ribbon como única opción. De hecho varios temas del disco se grabaron con ribbon porque le quedaba muy bien a la voz de Richard, un sonido más apagado, tiene un corte natural de agudos y tiene una calidez que es natural del sistema de grabación. Usé mucho eso en el disco.

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¿Cómo fue la decisión de mezclar con Héctor Castillo?

Todo este esquema de trabajo estaba pensado para hacer el disco íntegramente en Argentina pero como las pre-mezclas estaban muy promisorias y generaron mucho entusiasmo, me surge la idea de consultarle a Héctor [Casillo], sabiendo que él había trabajado con Richard en la época de Gustavo. Y Héctor pasó un presupuesto amigable, demostrando ganas de hacerlo. En Pop Art accedieron y tuvimos la posibilidad de mezclar con Héctor. Creo que también en Pop Art influyó que el material que habíamos preparado que estaba muy encaminado en cuanto a la facilidad de escucha y la idea de tener temas más hiteros. Pero creo que en algún punto superó las expectativas y eso hizo que pudieran pegar el volantazo final para financiar una mezcla en Estados Unidos.

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