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Gonzalo Aloras: Cuantas más horas junto al instrumento, mejor para todos

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¿Cómo fue tu formación musical? Deforme, dirían los Kuryaki. Aprendí que la memoria no sirve de mucho y que, en todo caso, la amnesia es mejor compañera de la creación. Sumada a estas verdades, soy de los creen que: cuantas más horas junto al instrumento, mejor para todos y cuantas mayores inquietudes extra-musicales se tengan, también. No me considero un músico en el sentido profesional, pues no he tenido tal preparación, pero sí un músico que canta (como lo hace todo el mundo) y que se defiende (de ese mismo mundo) con la guitarra y el piano. Me atrapó antes el maravilloso arte de hacer una canción de 3 minutos que el de ser sesionista. Mi abuela, Nadir Dos Santos e Iván Taravelli, fueron algunos buenos maestros de música en mi adolescencia.

A raíz de las pocas noticias que hubo de Mortadela Rancia en Buenos Aires, ¿podrías describir el paso de MR por el rock producido en Rosario? En la década del 90 fue Mortadela el grupo que renovó el aire en el ambiente rock de la ciudad (junto a Los Vándalos o Los Shocklenders), así como los Gatos lo hicieron en los '60, la Trova en los '70 y Punto G, Graffiti o Certamente Roma en los '80. Como toda novedad real, fue minoritaria y poco difundida. Mortadela sonaba a un Living Colour pasado por Nebbia? Invisible pasado por Nirvana? Ratones Paranoicos por Caetano Veloso y a Los Beatles con Badía.

¿Cuándo y en qué circunstancias ingresás a la órbita de Fito Páez? Cuando se edita Ciudad Paranoia (1998) el único disco de Mortadela [disponible gratis en www.gonzaloaloras.com y en el blog losinconseguiblesdelrock.blogspot.com], sale una nota en Clarín donde Fito cuenta (desde New York y junto a Phil Ramone) que andaba escuchando una banda ?impresionante? llamada Mortadela Rancia. Al poco tiempo nos telefoneó para felicitarnos por el material. Casi un año después, cuando él arma una nueva banda para presentar Abre (1999), me invita a formar parte de ella, haciendo una suerte de comodín en guitarras acústicas, teclados y coros.

En tu blog escribiste sobre el disco de Spinetta y Páez La la la [1986]. Allí te preguntás, por ejemplo, qué ha sucedido con el rock en Argentina desde entonces y dónde está la novedad que pueda estar a la altura de ese tipo de producciones. ¿Tenés respuestas para esos interrogantes? Digamos: siento que sin que nadie se entere nos han ido robando el progreso artístico que venía gestándose en nuestro país hasta fines de los '80. Gracias a procesos que son muy claros pero muy extensos de describir (obviamente relacionados con la pauperización y la estandarización impuesta por los medios de comunicación de masas en complot con las compañías discográficas, las multinacionales y el conformismo imperante en nuestro medio) fue desapareciendo del aire todo lo que tenía que ver con nuestra mejor música para dejar lugar a: 1) una producción sólo de buen nivel técnico, a la vez emulada de propuestas globalizantes (el mismo tipo de sonido que se escucha en todo el planeta); o 2) un estribillo que no supera el mínimo umbral de consistencia y no se sostiene más que a fuerza de repetición pautada. En fin, hablo de algo que no es nuevo porque todo aquel que haya vivido activamente en este planeta los últimos 20 años sabe más o menos de qué se trata esta decadencia global.

¿Por qué tus conciertos tienen más "negritud" que tus grabaciones? ¿Quiénes son tus héroes de la música negra? La idea es hacer algo que cambie en sí mismo, que module siempre y que no se estanque. El show en vivo te permite eso con las canciones: sacarlas de territorio, pasearlas, airearlas, modular. Cuando la ciencia me lo facilite, me gustaría grabar músicas que al reproducirlas con un nuevo soporte se desprendan alteraciones e irregularidades. Me gustaría hacer un disco que sea sensible al clima, por ejemplo. ¿Héroes negros? ¡Vamos Rada todavía! Zappa pintado de negro en la tapa de Joe?s Garage o el quinteto americano Davis-Brown-Wonder-Prince-Jackson. Mi nueva banda (http://myspace.com/gonzaloaloras) tiene una tendencia a ese espíritu soul y quedará plasmado en el nuevo disco.

¿En qué estado se encuentra tu nuevo disco? Me falta grabar voces y mezclar. ¡Y editar! Que es casi lo más difícil para nosotros. Tenemos contrato con Epsa, así que supongo responderán en tiempo con sus compromisos y deberes. Hace casi 5 años que trabajo en este nuevo álbum. La idea es dedicarlo íntegramente a la pareja. No a mi pareja solamente, sino a la pareja como fuente de aventuras y desventuras, comedias y tragedias, nacimientos y muerte. Cada canción nos cuenta alguna de estas experiencias y como la vida no es algo personal no he tenido que ser mezquinamente autobiográfico.

>Además de actuar, sos el productor musical en la nueva película de Fito ¿De qué va musicalmente la película? Gracias a la confianza de Páez, pude entremezclar mi pasión por el séptimo arte y la música en una sola labor. Fito funcionó como supervisor musical y facilitó demos con aproximaciones al gesto deseado. La reminiscencia a Nino Rota, a Piazzolla, al western, Htichcock, pasando de una marcha militar o un blues recontrarrastrado y algún riff a lo Jagger. Más allá de esta música original, Fito puso en la película canciones de sus discos y temas de Los Twist, Virus, Coki, Edmundo Rivero, etc. Casi una comedia musical.

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