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Jorge Navarro: Éramos músicos de potrero, ahora existe la academia

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¿Por qué Gershwin es venerado especialmente por los músicos de jazz?

“Cuanto más conocimientos tengas del instrumento mejor vas a actuar en relación a la banda o el grupo que acompañás. Si tu actitud es un poco salvaje porque no tuviste orientación o no la encontraste por vos mismo, ahí está el peligro de actuar salvajemente. Podés tapar a otros instrumentos, contribuir a una pérdida terrible de groove... se arma una pelota de sonidos donde no se entiende un cuerno de nada, se pierde la funcionalidad. Ahora, en el momento en que te toca hacer el pequeño, mediano o gran solo o el fill, bueno ahí está bárbaro en que saques todo afuera... Esto está relacionado con que hace unos cuantos se hacen festivales relacionados con la batería: Zildjian Day, Sabian Day, etc. Y aparecen unos nenes impresionantes que tocan fenómeno, incluso muchos argentinos. Entonces todos lo chicos que recién empiezan y van a ver eso -yo me incluyo entre los espectadores porque me divierto a lo loco viendo lo que hace esa gente-, salen del teatro y si tienen que ir a tocar con un dúo o acompañar a una cantante es muy probable que hagan un quilombo espectacular. El estudiar el instrumento te ayuda a cumplir con la funcionalidad en el momento oportuno”.

“Mi función desde hace muchos años está relacionada con la educación del baterista. Hay una cuestión que hay que tener clara: el baterista tiene que ser sinónimo de tempo. Eso no significa que sea sinónimo de metrónomo, mecánico. Cuando vos como baterista mantenés bien el tempo, corrés varios peligros, principalmente en la República Argentina. Eso lo he vivido y lo he sentido con mucha frecuencia. Ocurre muchas veces que los demás músicos adelantan o atrasan. Si el baterista está bien adiestrado, principalmente desde el ride o desde el hi-hat, debe mantener a latigazos el tempo para que no apure o no caiga. Pero a veces los demás músicos no pueden mantener el tempo aunque el baterista insista desde su puesto de trabajo. Entonces ocurre que quien queda cruzado es el batero. Cuando un baterista vive muchas veces esa experiencia al final es muy probable que se deje vencer y cuando el grupo empieza a decaer o a aumentar exageradamente la velocidad en un tema, él también lo hace, cosa que no debería ocurrir. La cosa es así: el baterista tiene que ser un muy buen tempista pero los demás músicos también. La única diferencia es que el baterista tiene que liberar el tempo de la banda. Por ejemplo: hay temas que siempre suenan fenómeno en el ensayo, ponele ‘negra = 60’. Llega el momento de ir a grabar, están todos nerviosos, ya sabemos lo que pasa. Entonces el baterista por ahí marca ‘negra = 80’. Todo sale muy distinto al ensayo y lógicamente en determinado momento a cualquiera de los músicos no le dan los dedos para poder cumplir y las cosas no salen tan bien como salían en el ensayo. Es muy importante que, como mínimo, el baterista sea el músico que sepa que tal tema el promedio se toca a 60. Todas esas cosas se tratan acá, en mi laboratorio, como vos dijiste. Yo le digo a los muchachos que vienen acá que hagan todos los quilombos habidos y por haber. Yo no utilizo el criterio de estudiar una lección por clase. Eso no sirve para nada, es una acumulación de boludeces, perdoname el término. El alumno me deja la plata pero yo con el tiempo no recibo absolutamente nada en compensación. En cambio si hay una compensación desde el punto de vista musical, será el mejor dinero ganado, te sentís bárbaro. Y siempre estoy atento a aprender algo más de los alumnos”.

“Yo estudié piano, flauta traversa y percusión en el conservatorio. Con el tiempo me di cuenta que nunca estuve conforme con los profesores que tuve, aunque tuve muy buenos músicos como profesores. Pero por ejemplo yo le preguntaba a un excelente percusionista que era profesor en el conservatorio: ‘Maestro, tal pasaje yo lo hago con la mano pero creo que no es así’. Entonces él me decía ‘eso se así y así’ y la verdad es que no entendía nada aunque el maestro lo hacía a la perfección pero no tenían ninguna intención pedagógica. Por eso aprendí a hacer las cosas despacio para que la vista del alumno pueda observar cómo se realiza y luego poder realizarlo. Es muy probable que toda esa experiencia como alumno en cualquiera de los instrumentos que estudié hizo que yo entendiera qué es lo que le está pasando al alumno, cuál es la dificultad que tiene y poder solucionársela casi sobre el pucho. Por ejemplo: toda la gente que yo preparé para las universidades para el exterior, para los exámenes de niveles, en todos los años que yo preparé gente para la Berklee y otras, los alumnos entraron, siempre, al segundo nivel. Eso fue bárbaro, me dio un impulso fenómeno”.

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“Yo me junto cada quince días a hacer jazz con un grupo de amigos. Ahí me saco las ganas, pero esencialmente me fui especializando en la docencia. Fue una manera muy natural. Muchos bateristas argentinos pasaron por acá, viene gente del exterior también, me han ocurrido muchas cosas muy lindas. Yo nunca me creí nada ni sentí que tocaba fenómeno la batería, todo esto lo tomo con un cariño bárbaro. Fui buscando los buenos resultados a través de la idea de ser el maestro que yo hubiese querido tener. Esa idea fue funcionando ¿no? Vienen de países latinos, hay un muchacho de Australia que desde hace muchos años viene a tomar clases cuando puede, de España también”.

“El piano para mí no tuvo mayor dificultad, la flauta traversa tampoco, pero a la batería la sentí como un desafío. Estoy seguro que fue eso y me subyugó la amplitud de colores, la relación con esa cosa primitiva que tiene el hombre que es la acción de golpear, que probablemente haya sido lo primero que hizo, buscar sonidos golpeando. Me encontré que me sentía feliz con un par de palillos en la mano e intentando arrancar sonidos de un tambor. No fui de los más talentosos de mis amigos y conocidos, en el sentido de sacar y tocar cualquier cosa con facilidad. Me costó mucho trabajo, algo que veo en mis amigos o en mis alumnos, que tal vez no tengan mucha técnica pero tienen esa cosa natural que es bárbara. Yo cuido mucho eso, entrego elementos técnicos pero sin destruir esa cosa natural de cada uno. Una de las cosas más importantes para mí es no hacer bolsa la personalidad musical de cada alumno. No le doy a todos siempre los mismos libros, cada uno necesita determinadas cosas. Eso lo analizo muchísimo y me da muy buen resultado. Pero la batería es un desafío. La batería es una serie de tambores, platillos y accesorios que si vos no la tomás con determinada intención y asesoramiento, te caga a trompadas. Es algo que está fuera de vos. Cuando empezás a sentir que el instrumento es una continuación tuya, recién ahí la cosa tiene valor y el instrumento forma parte de tu cuerpo y de tu alma. Sentí que ahí estaba el desafío”.

“Yo no tuve una batería completa de entrada. Se fue armando de a poco. Lo primero que tuve fue un redoblante piccollo Ludwig que lo compré usado junto con otro elemento en un lugar de compra-venta que ya no existe más. No tenía ni la menor idea de lo que compraba pero lamento haberlo vendido, son esas estupideces que uno comete. Sabía que era una marca importante y cuando el vendedor me lo ofreció y yo lo podía comprar, ok, macanudo, lo compré. Era la época en que yo empecé a estudiar en el conservatorio. Tocaba en una banda que tocaba estilo New Orleans. Ese estilo podía usar o no el bombo. Las bandas solían usar tuba en vez de bajo y yo me arreglaba con el redoblante, un platillo y una cajita de madera similar a los woodblocks actuales. Después llegué a tener mi primer batería, que también fue una Ludwig. Empecé a tocar con jazz con músicos importantes que hoy en día son famosos. Pero siempre hubo mejores músicos que yo, gente a la cual he admirado y sigo admirando. Lamentablemente algunos han fallecido como Pichi Mazzei, Norberto Minichillo, grandes músicos”.

“Las marcas son muy relativas. No discuto que en cada marca hay instrumentos muy buenos pero también cada marca tiene instrumentos regulares. Lo que puedo decir es que a través de algún viajecito que hice alguna vez, he visto que bateristas muy importantes tienen en la casa un instrumento marca pirulo hecha por un luthier italiano o tailandés que suena de una manera extraordinaria. Yo tengo un instrumento de colección que ya no se fabrica más, es de maple, no digo que sea el mejor instrumento, pero para mi extraordinaria. Hay un montón de mitos con respecto a todo eso. La mejor batería tal vez todavía no la haya encontrado. Así debe ocurrir en todos los casos. También está el mito incomprensible de los parches que dice que en una grabación hay que cambiarlos luego de uno o dos temas. Los parches deben asentarse como debe asentarse el motor de un auto. Tengo amigos bateristas que usan los mismos parches desde hace un montón de años; están impecables y suenan perfectamente bien. Lógicamente, si los golpes están mal ejecutados los parches se hacen pelota. Otro mito: que los platillos deben ser todos de la misma marca; o sos de Zildjian y sos de Sabian o sos de Istanbul o de Paiste... Absolutamente nada que ver”.

“Hay gente que viene acá por primera vez, no sabe nada de técnica y hace sonar la cosa. Son tipos que tienen algo y ese algo es un misterio pero está relacionado con la relajación con la forma en que tiran los golpes. Hay gente que tiene condiciones, toca con poca relajación y hasta cierto punto hace sonar bien las cosas. Pero cuando tiene tocar a mayor velocidad o tirar mayor cantidad de golpes, no tener buena relajación es un inconveniente. Lo que trato de transmitir es que toda la técnica adquirida se haga en función a buen manejo de cada una de las extremidades. Si tenés tres extremidades que andan bien y la cuarta tiene un problema se estropea el resto, la totalidad no va a funcionar. La postura es el 99,99% del manejo del instrumento. Tiene que haber una columna vertebral a 90o con respecto al piso, en los golpes a los toms el cuerpo no se debe mover, los golpes deben salir de los hombros; esas son algunas de las miles de las cosas que hay que tener en cuenta. Cuando estas cosas no están bien trabajadas, terminás hecho pelota, no llegás a tener la técnica que podrías tener en un tiempo determinado, se necesita eliminar ese defecto de cualquier modo”.

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