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Juanse: Lo más simple siempre es difícil de entender

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¿Cuál es el germen de tu carrera solista?
A veces con Ratones no hay posibilidades de ir con la banda a ciudades que no son las capitales de las provincias. Y hay muchos lugares en el interior de cada provincia. En esas ciudades se hace muy cuesta arriba cuando no hay armado un tour. Hay un montón de elementos que limitan al tipo que quiere llevar a la banda a esos puntos del país, eso pasa hace mucho, más allá de la situación económica del país, aunque el tema de movilizarnos hasta ese lugar es siempre un tema que pasa por lo económico. Entonces con el Carpo empezamos a finales de los ’80 a usar el sistema de Chuck Berry: ir al lugar y usar la banda local para poder tocar en lugares donde de otra manera sería imposible. Ese sistema [el inicio de la Juanse Pappo Blues Band] fue cobrando forma.
Saqué un disco solista en el 97 [Expreso Bongo] y en el 2005, después de haber grabado Girando con Ratones, un disco con mucho éxito y una enorme cantidad de shows, empecé a trabajar con una banda de chicos muy chicos. Leo Arrube, el bajista, es asistente de Ratones; Heber Vicente, el batero, es amigo de Leo... así se fue armando la banda. Y nos metimos todos en un estudio de Belgrano y empezamos a grabar ensayos. Fuimos acumulando material e invitando gente a tocar. Con Ratones yo ya tenía una gran cantidad de material de material acumulado, entonces empecé a componer pensando en que todo eso alguna vez se pudiera transformar en un disco. Y, siempre con la ayuda de Alfredo Toth y Pablo Guyot, empecé a grabar.

¿Ya sabés en el momento de la composición si son canciones para el grupo o para tu proyecto solista?
Sí, salvo uno, el resto son temas que siempre fueron para mi disco. Uno ya tiene el sonido en la cabeza del resultado final de cada tema, al menos en la intención.
No lo tuve claro desde el principio cómo iban a sonar los temas, pero sí hacia dónde quería ir con la estructura. Luego hay una estructura técnica que se necesita para que cada cosa quede como uno quiere.
Hicimos las bases en El Pie, overdubs en el estudio Quark, la mezcla en parte se hizo en el estudio de Facu Rodríguez, que produjo conmigo el álbum, y en Panda. Masterizamos en Londres, con Neil Pickles por recomendación de Facundo.
Neil es un amigo de Facu muy bueno. Y la verdad que cuando mandó su laburo no nos quedó dudas. Y también tuve en cuenta diferenciar el mastering de este disco del mastering habitual de Ratones.

¿Por qué elegiste trabajar con Facundo Rodríguez?
Facu es un tipo con el cual me llevo muy bien. Pensamos prácticamente lo mismo cuando trabajamos juntos. Tiene un gran criterio. Aunque este sea su primer trabajo como producto, él ya es un productor completo. Además es un tipo con aptitudes musicales, eso ayuda bastante.

¿Tuviste algunas referencias de sonidos antes de entrar a grabar?
No, nunca tengo referencias concretas. A mí me gusta mucho la forma de grabar de Ronnie Wood, las mezclas de Glyn Johns, pero lo uso como una bitácora. En general soy muy abierto, me gusta mucho el criterio de mezcla de Spinetta, por ejemplo, y también mucho de lo que hicimos nosotros en la primera época. Y luego los clásicos: Muddy Waters, Chuck Berry, Buddy Guy, Pappo. Pero creo que Ronnie Wood es el artista que más me gusta escuchar. Sobre todo algunos discos en que fue medio productor de Ian McLagan. Hay algunas insinuaciones de esos momentos, y sin dejar de lado los New York Dolls o Pescado Rabioso o las influencias que uno lleve adentro sin meditarlas.

¿Qué guitarras usaste en el disco?
Toqué de todo. Por suerte tengo los instrumentos con los sonidos que me interesan.
Usé de todo: Gibson ‘74 Rosewood Sunburst, Martin 1917 y una Yamaha de finales de los 70, todo eso en acústicas. Y en eléctricas: Jaguar ’68, Gibson Standard y Custom, mi SG, que fue la primera guitarra que tuve. También usé la Telecaster Deluxe. En este disco invertí las guitarras para los slides. Por lo general se usa la Gibson para los slides pero esta vez invertí los roles: le di a la Fender la función de la Gibson. Usé una Jaguar en Re abierta para el slide, por ejemplo. Y en el tema “Busco mi destino” usé una Les Paul Custom ’90 con un Ampeg para acordeón para hacer los solos. Es un equipo muy usado en los ’50 y ’60. Albert King, que usaba Peavy, a veces usaba este tipo de Ampeg. Buddy Guy también lo usaba. Y el que tengo yo es una versión sintética de aquellos equipos. Y desde hace dos años estoy usando amplificación Fender para grabar, modelo Deluxe.

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¿Cómo estás viviendo el regreso a la formación original de los Ratones?
Con mucha alegría porque Pablo [Memi] es un tipo que su condición personal lo hace dedicarse a la banda las 24 horas del día, en ensayar, en todo lo referente al grupo. El siempre fue uno de los más comprometidos. El ponía la casa para ensayar, iba a buscar los discos a la estación, porque salían los discos pero nunca llegaban a la disquería de nuestro barrio. Toda esa energía que él entrega ayuda a hacer lo que nos gusta hacer. Lo nuestro no fue una separación traumática.
Se fue porque tenía un estado de stress muy grande. Creo que él se saturó del medio, no de la banda. Estar metidos en esta jaula que es esta historia. Algunos la disfrutan, otros la sufren. Yo creo que Pablo sufrió los últimos dos años. Lo bueno fue que lo expresó y siempre tuvo las puertas abiertas.
Ahora recargó su energía y está de nuevo en la banda. Consideramos que éste era el momento de hacerlo. Por otro lado, él se dedicó mucho al contrabajo, estudió mucho, tiene su estudio en su casa. Son cosas que le dan a la banda un up terrible. El también se encontró con músicos diferentes.
Estamos todos sorprendidos en realidad.

¿El disco con Andrew Loog Oldham anunciado para este año está confirmado?
Sí Andrew es el productor que nos dio una vuelta de rosca y reconozco que con el regreso de Pablo es la condición ideal para el futuro disco. La verdad es que hicimos un gran trabajo con Alfredo [Toth] y Pablo [Guyot], yo trabajaría toda mi vida con ellos. Pero Andrew es como un familiar para mí.

¿Por qué vos no producís a otros artistas?
Yo produje los primeros discos de Ratones, junto con Gustavo Gauvry, que me iba enseñando absolutamente todo porque yo no entendía nada. En el segundo disco empecé a tener más decisiones con peso. Y la única producción que hice destacada fue Caso cerrado, el volumen 9 de Pappo’s Blues. Pero se tienen que dar determinadas circunstancias, es muy complejo producir. Me gustaría producir a Charly, por ejemplo. Pero hay que tener en cuenta que del otro lado hay un tipo que produce desde los 18 años. Son ilusiones, ¿no?.
Yo creo que me sentiría cómodo ahí. También produciría a Gabriel Carámbula, un gran guitarrista que, en mi opinión, nunca encontró un productor para él. Pero no haría mucho más que eso.

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¿Qué tiene que tener un disco de rock para que funcione?
Tiene que tener canciones. No hits, yo detesto la palabra hit. Tiene que haber canciones con cosas concretas. Y luego viene el trabajo sobre esas canciones. Hay que desarmarlas y volverlas a armar y ver qué otras cosas se le pueden agregar o quitar. Y en qué momento hay que transformarlas. La grabación de “Rollin’ Stone” de Muddy Waters. Eso no es el resultado de una casualidad. Cada uno de los elementos, que son muy básicos tal vez, encierran una complejidad muy grande para entenderlo. Siempre me guío por eso. Me vuelco a lo más simple porque es lo más difícil de entender. Estamos hablando de dejar cosas que no se van a poder alterar en el futuro. Lo que hacés queda registrado y ya está. Tal vez en el futuro se logre que el artista pueda modificar su obra mientras alguien la está escuchando, con telepatía o algo por el estilo. Pero por ahora lo que grabás es inalterable.

Con cada vez más alternativas y variantes a la hora de grabar, ¿te cuesta más decidir para dónde ir?
Supongo que es lo mismo que le pasa a un escritor. Escribe la novela y la larga. Con lo que ya hice yo tengo la posibilidad de seguir buscando lo que me interesa. Cuando uno es pendejo está detrás del éxito y la repercusión masiva. Ahora yo voy tranquilo por donde me gusta ir. Nos gusta tocar en el Luna Park pero somos conscientes que en un gran estadio el tipo que está en la tribuna al fondo no escucha nada.
Por eso yo estoy cada vez más identificado con lo que hace Charly porque pudiendo tocar en lugares grandes sigue concentrado en tocar en lugares donde la gente puede escuchar y entender lo que él toca. Tal vez luego no seas tan feliz desde el punto de vista económico, pero la plata te la gastás y podés terminar con panza en un restaurante de Cancún, y no creo que eso sea lo nuestro.

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